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Intolerancia.14

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-Perdona, es que las dos estamos envidiosas de tu felicidad y queremos disfrazarla con bromas - le dijo Gladys riéndose mas fuerte aún que Natasha.- Lo que espero es que no te vayas a creer ahora, que de verdad estamos envidiosas? Es que hoy estás más susceptible que nunca. Era otra broma que también teníamos preparada de antemano, por eso me apure en aclararlo-.

-Estáis las dos muy, pero muy graciosa a costa mía. Ya llegará el día en que me desquitaré cuando seáis vosotras las que estéis en mi situación-.

-Ojala sea pronto -dijo Natasha en un suspiro, mientras entornaba los ojos pensando en alguna escena amorosa que llenara el vacío de su vida sentimental.

-Cualquiera diría que estás necesitada -dijo Gladys en tono de enojo

-Yo creo que las dos lo estamos- le objetó poniendo un rostro muy serio Natasha.

-No me incluyas a mí en tus emociones. Yo no lo estoy. No niego que me gustaría encontrar mi pareja pero no estoy deseándolo con vehemencia como lo estas haciendo tú- le refutó Gladys.

-De acuerdo- le dijo Natasha en tono tranquilizador. - Ahora eres tú la susceptible. Hoy me parece que estáis las dos alteradas. No se puede decir nada sin que en seguida queráis retrucarlo o que lo toméis en doble sentido.  Me parece que voy a permanecer callada el resto de la tarde- dijo a la vez que hacía un gesto de cerrar la boca, como si le pusiera una cremallera.

-Que niñas sois las tres juntas - rió con ganas mientras decía estas palabras Isaac.- Como no tienen nada importante por lo que pelearse, inventan situaciones ridículas-.

-Tienes razón, amor,- dijo como disculpándose Ruth.- Estamos muy susceptibles y hoy tendría que ser un hermoso día para compartir entre cuatro amigos que se quieren, sin que dobles sentidos o tonterías de interpretación lo alteren.

-Estamos de acuerdo en todo lo que han dicho los dos. Nos damos un beso en señal de reconciliación - le dijo Gladys a sus amigas mientras las besaba a ambas en las mejillas.

-De acuerdo- dijo Natasha haciendo lo mismo.

-También yo estoy de acuerdo - dijo Ruth, mientras devolvía el beso a sus amigas. -Vengan, vamos a sentarnos en el diván mientras esperamos las pizzas, no creo que tarden en llegar-.

En efecto, pocos minutos mas tarde sonaba el timbre con el encargo.

Se sentaron todos alrededor de la mesa y comieron y bebieron con apetito y sed. Ruth había encargado una botella de vino, una gaseosa y una botella de champagne para acompañar el almuerzo y para brindar por la primera comida realizada en el “hogar”.

Luego pasaron la tarde mirando las fotos, mientras escuchaban todos los detalles con que acompañaba Ruth cada imagen que mostraba. Por la tarde fueron al video club para alquilar una película y compraron facturas* y café para la merienda.

Después Isaac las llevo en el pequeño fiat 600 que sus padres le habían comprado, con motivo de la finalización de su carrera.

Cuando se quedaron solos, volvieron a dedicarse a hacer el amor en forma interminable, como lo hacen la mayoría de los recién casados.

-Mañana comenzaré a estudiar para el ingreso a la residencia,- le dijo a su esposa con mucha seriedad, en el momento de respiro que solían tomar para recuperar energías.-He abandonado demasiado tiempo los estudios y tengo miedo que no me alcance el tiempo, aunque la causa justificó mi abandono. No cambiaria por nada del mundo, estos lquince días que hemos pasado en nuestra luna de miel, dijo con un suspiro prolongado. -Pero a partir de ahora, me vas a ver muy poco tiempo por día. Iré a la biblioteca apenas abra y me quedaré allí hasta que cierre. Será la única manera de recuperar el tiempo. Si me quedo a estudiar en casa no voy a avanzar-le dijo picaronamente mientras le indicaba con señas que se pasarían más tiempo en la cama, que en la mesa de estudio.

-Tienes razón, creo que lo que has elegido será la mejor opción. Estamos recién casados y es natural que deseemos hacer el amor a todas horas. Te prometo no ir a visitarte a la biblioteca, -le dijo Ruth en tono de broma.

-Promesa aceptada. Por el bien de mi carrera. -le dijo socarronamente mientras la besaba en los labios.

Y  para que no nos echen de la biblioteca, dijo más socarronamente Ruth.

En los días siguientes cumplió con su promesa de ir a la biblioteca durante todo el tiempo que ésta permanecía abierta, por lo que Ruth invitaba con frecuencia a sus amigas a pasar el tiempo. Quedaban pocos días para que comenzaran las clases y querían aprovechar este tiempo de vacaciones, disfrutando del ocio y de no tener obligaciones. Cuando se reiniciaran, todo volvería a ser como siempre. Sólo se reunirían para estudiar y algún fin de semana para salir todos juntos, aunque para esto último tendrían que esperar a que Isaac presentara su examen. Durante ese período en dos oportunidades Ruth preparó un almuerzo elaborado por ella, el resto de las veces solían encargar comida en la rotisería próxima a su casa o alguna de ellas traía comida preparada por sus respectivas madres, a las que no le gustaba mucho la idea que estuvieran comiendo comida comprada.

Durante todo ese período, en una sola oportunidad vino su madre a visitarla. Se quedó menos de dos horas y todo lo que hizo fue criticar cada adorno o arreglo que habían puesto en la casa.

Cansada de escuchar lo que le decía, Ruth inventó una excusa y logró que su madre se marchara, lo que le produjo una gran tranquilidad y en el fondo de su corazón, aún sintiendo que era muy triste lo que estaba pensando, un inmenso deseo de que su madre, no volviese a visitarla nunca más.

Poco después de un mes que comenzara con sus clases, llegó el día en que Isaac se debía presentar para su examen. Estaba tan nervioso que casi no se le podía hablar. Ruth estuvo a su lado toda la noche haciéndole preguntas y corroborando en el manual, las respuestas. Cuando se equivocaba en la mismas, Isaac daba golpes de puños sobre la mesa mientras vociferaba:- No voy a aprobar. No voy a aprobar-.

Ruth ya no sabía que palabras encontrar para tranquilizarlo. Las había ensayado todas y ninguna le había dado resultado.  Por fin se hizo la hora que partiera. Ruth dio un profundo suspiro de alivio. Ella tenía que concurrir a clase y se sentía terriblemente cansada, no sólo por haber pasado toda la noche despierta, cosa a la que estaba acostumbrada, sino por la tensión que le había hecho vivir su marido.

Le dio un apasionado beso de amor y le deseo mucha suerte, antes de bajar del coche  cuando  llegaron a la puerta del hospital.- Estaré esperando tu llamada todo el día, aunque ya se que no sabrás como te ha ido hasta dentro de un tiempo, cuando te den la nota, pero por lo menos tendrás una mínima impresión de cómo te resultó el examen, si las preguntas fueron demasiado difíciles o si te encontraste con algunos de las cuales no estabas muy seguro de la respuesta. Por lo que me han contado otros que lo han rendido, no tienes la menor idea de cómo te va. Son tantas preguntas, acompañadas de tantas posibles respuestas verdaderas, que cuando al salir intentas recordar algo no lo logras. Espero que a tí no te pase lo mismo, mi amor. Vuelvo a desearte mucha pero mucha suerte.- Y volvió a besarlo con pasión. Se bajó del coche corriendo, pues llegaba tarde a su clase.

Pasaron casi quince días hasta que Isaac se enteró de la nota que había sacado. Durante ese tiempo había estado “imbancable” según las palabras de su esposa. En dos oportunidades se despertó por la noche gritando: -te dije que no lo iba a aprobar y tú me asegurabas que si. Ya viste que no fue así.-

Ruth tenía que zamarrearlo para lograrlo despertar y cuando lo hacía, continuaba jadeante y por supuesto, se convencía ya despierto, que no lo había aprobado.

Cuando en la pizarra vio que había quedado entre los diez primeros promedios no podía creerlo. Intimamente se había convencido tanto que no lo lograría, que ahora que estaba despierto se creía que estaba dormido y que lo que estaba frente a sus ojos no era realidad. Se restregaba los ojos para asegurarse que estaba despierto y que lo que estaba viendo era real.

Cuando por fin aceptó que lo estaba y le había ido muy bien, se dijo internamente con cierta lacónica tristeza. -Ahora hay que pasar esas entrevistas famosas que no logro entenderlas para que sirven. Que importancia puede tener para el desarrollo de mi profesión, qué libros he leído, qué autores me habían gustado mas, etc. etc.? Y si se da la casualidad que mi respuesta, no fuere del agrado de quien me entrevista, sólo porque tiene un punto de vista totalmente distinto al mío?  podría llegar a perder la posibilidad de ingresar a la residencia?-

En ese momento en que ya tenía asegurado el examen, en lugar de disfrutarlo, empezó a hacerse todas estas preguntas que nadie podía responderle. Debido a eso, la cara que tenía al regresar a su casa, no demostraba alegría, sino una profunda tristeza y desasosiego

Cuando Ruth lo vio, pensó que le había ido mal y no sabia que hacer, si saludarlo, abrazarlo, consolarlo. El seguía tan enfrascado en el tema, que sólo se limitó a decirle “hola” a la esposa cuando la vio.

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