¿Cómo se puede amar a la distancia?

Puede el ser humano vivir por algún tiempo sin alimentos, aunque el hecho de hacerlo (por fuerza mayor) haga mella en la salud y el organismo se vea lamentablemente resquebrajado; pero luego de ello, el deceso es inminente. Claro que antes de este último momento de existencia el sufrimiento físico será terrible y muchas veces insoportable.

Haciendo un leve paralelo con lo descrito líneas arriba, el sentimiento que une a la pareja que se ama no puede menos que buscar que ambos se acerquen, que mantengan una relación de estrecha identidad, en la que ambos ya no sean dos sino tan sólo uno, y esto se logra cuando existe entrega verdadera, una donación por entero del ser hacia el amado o la amada. Pero es difícil entenderlo para quienes no lo viven realmente.

Intentar dar explicación de la relación amorosa entre un hombre y una mujer, cuando es verdadera la relación, es sencilllamente dar muestras a través de actitudes y posturas que no solamente la otra parte interesa e importa mucho, sino que más allá de la afinidad encontrada se de todo el tiempo una muestra permanente de muchos factores que hacen posible la verdadera relación amorosa: cuidado, atención, consideración, respeto, sensibilidad, entendimiento, gusto por el otro, identificación en lo que es y realiza la pareja, ayuda y soporte incondicional, fidelidad, y otras muchas más que se dan de manera libre y espontánea, claro y siempre que se ame de verdad.

Por lo tanto, amar no es una mera interrelación de miradas, gestos, besos o abrazos. Va más allá de todo ello, aunque esto último sea importante como necesario. La cercanía del ser amado en nuestra vida produce mucha energía positiva que es capaz de percibirla, como una brisa fresca en un día de sol. Se hace necesario tener al ser que uno ama para vivir realmente. Quien ama no deja de sentir esa dulce y suave necesidad. En un intercambio de miradas, de cariños, se puede descubrir la esencia del amar.

Se dice que el amor verdadero es difícil de encontrar y aún de mantener. Si es así, entonces, cuando uno lo encuentra y lo tiene, no lo puede dejar de atender como lo merece. Pero más aún, el ser amado se hace parte del otro, volviéndose un sólo ser indisoluble, inseparable. Entonces cabe preguntarse si se puede amar a la distancia, cuando no se ve, siente, escucha, ni tiene el calor del ser amado. Es como querer mantener una vela prendida al filo de un acantilado.

Para dos personas que se aman real y profundamente, la distancia es más que un obstáculo, es un decreto peligroso para el término de la relación. No por gusto se dice que la distancia entre dos seres que se aman, apaga el fuego del amor existente.