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El peine de oro de Shirackampa ( tercera parte )

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Llegó el día en que todos los Sinchis de todas las comunidades y naciones del Tawantisuyu se prepararan para desplazarse a la Marka de Caxamarca y ver en persona a los Barbudos color de agua que se habían atrevido a ingresar al territorio que gobernaba el Gran Apu Sapa Inka. Los porteadores del anda del Gran Apu estaban muy descansados pues tenían que correr de prisa llevando a su señor. En ese mismo momento todos los chasquis salieron a los cuatro suyus a dar la noticia que el Sapa Inka se trasladaría a la Marka de los Caxamarcas a entrevistarse con los hombres raros que tenían mucho pelo en la cara.

Así lo hicieron llevando los quipus reales de colores donde estaba inscrita la noticia y otras órdenes para los Tucricuts de los suyus respectivos con órdenes para las diferentes faenas de aynis que tenían que hacerse según lo planificado para ese año en que posiblemente la gran Mama Cocha se desbordase por toda la gran chala. A la Cañada, donde estaban las aguas termales, donde se quedaba el Gran Sapa Inka, fueron llegando el día anterior centenares de acllas venidas de varias naciones con muchas ofrendas de plantas aromáticas y así como también para servir al gran Apu Inka y a sus esposas.

Llegaron las hermosas acllas de la región de Coronguimarka conocidas como las pallas, las de la región de mollepatas conocidas como las Quiyayas. Eran las más jóvenes, muchas de ellas no sobrepasarían los doce años y eran escogidas entre las más hermosas de los acllahuasis y que precisamente existían en esas Markas . Las llevaban para desempeñarse en muchos oficios, como ayudar a las Coyas en sus quehaceres del día o a contarles las tradiciones de sus pueblos, pues en los acllahuasis aprendían muchas cosas que después desempeñarían cuando llegasen a la edad adulta, como también el de ser dadas como esposas a algún Sinchi que se había destacado en alguna batalla o proyecto del sapa Inka. Sobre todo a los Sinchis solteros, ya que el único que podía tener varias esposas solo era el Villac Humu y el Sapa Apu Inka, los dos únicos gobernantes del Tawantisuyu. Ellas llegaron y fueron recibidas por la gran Mamacona , la que había criado desde niño a Atawalpa, ya que su Madre se había hecho cargo de dirigir el Tawantisuyu, por la muerte repentina del Gran Apu Sapa Inka Huaynac Kapak debido a unas fiebres que ningún chaman ni Kuraka había podido descifrar ni curar. Ella gobernó por muchos años hasta que re reunieron todos los ancianos y determinaran la sucesoria del gobierno.

La Mamacona iba dando ordenes a cada niña, que es lo que tenían que hacer, a algunas los mando preparar los baños del Inka, a otras como asistentes de las dos Coyas, que eran muy presumidas y que se peleaban el amor del Inka. Las dos eran de diferente linaje, la una pertenecía a la Panaka de Inka Pachakuti Yupanqui y la otra de Tupak Yupanqui. Esa rivalidad era reciente pues desde la muerte de Huaynac Kapak, quien había escogido como esposas a hermanas de su misma Panaka, en cambio Atawalpa eran de diferentes Panakas.

Cada una siempre se ufanaba de sus ancestros, como los mas importantes en la historia de su gran nación y se pasaban los días en discusiones interminables que a veces terminaban en peleas de ellas, en presencia inclusive del gran sapa Inka, que se detenía a admirar la destrezas en las luchas de sus esposas y en la que ganaba Qikyusisa de la panaka de Túpac Yupanqui y que según decían en la princesa que había traído el gran navegante de tierras mas allá del Mar, ella se destacaba por la blancura de su piel y su cabellera de color del cobre muy diferente a la bella Yanacoya que era descendiente de la Panaka mas tradicional y antigua de el Gran Sapa Inka Pachakuti.

Pero Atawalpa amaba a la bella Qikyusisa y según los oráculos de Catequil y del Gran Pachakamac le decían que seria la Madre de uno de los más grandes guerreros que libertaria a sus pueblos. Pero el pensaba de que va a libertarlos si no estaban esclavos de ningún Gran sinchi, ni de ningún Gran Apu Sapa que existiese a la fecha, mas que el como Gobernante de todas las naciones del Mundo tal como lo había destinado su Padre el Tata Wilka . Pero le bullía semejante idea que le habían clavado los amautas servidores de tales Huacas, pero además le temía, pues todo los oráculos que decían tales huacas se convertían en realidad, por ello al asalto de sus temores mando destruís la huaca de Catequil en Icchal que queda en la Nación de los Huamanchucos, antiguos tributarios de los Sinchis Waris. El Amauta de esa huaca le echo una maldición: “Morirás en manos indignas, la de Yanas y delincuentes por haber destruido un lugar Sagrado, que lo tuvieron nuestros antepasados y tu pueblo sufrirá quinientos años el oprobio de gentes salvajes que destruirán la Pacha mama, convertirán en desiertos sin agua todos los bosques. Abrirán huecos en todas partes y derramaran líquidos que mataran a todos los runas de a pocos sin que ellos lo sientan. Los días serán nublados y Tata Wilka desaparecerá por siempre hasta que venga el Nuevo cóndor a ordenar y a luchar por sus naciones, trataran de asesinarlo y lo meterán en unas casa de horror, donde casi su vida se extinguirá, pero asi casi sin aliento renacerá para destruir a los salvajes que por quinientos años destruyeron nuestras naciones por la ofensa de Atawalipa hacia Catequil nuestro Protector.”

Sentencia que no le había comentado a ninguna de las Coyas, para que no se preocuparan y le dijeran de las advertencia que le habían hecho de no atentar contra el Oráculo de Catequil. El odiaba que le recriminaran sus acciones, pues en eso ellas si se ponían de acuerdo. Pero esa idea le fastidiaba de sobremanera y con ella empezó a alistarse para ir a ver a los Runas con pelo en la cara, que apestaban muy horrible, como si su cuerpo despidiera los mas nauseabundos olores, pero por consejo de los Sinchis del ejercito no los temía, pues andaban en unos animales que daban pena por la carga que llevaban en sus lomos. Y en sus cuerpos los Runas Barbones, llevaban unos metales muy pesados que daba risa el verlos caminar. Si que era muy gracioso, como si estuvieran mal de sus testículos y de su trasero; así como los guaguas cuando no son bien cuidados por su madre. Esto les comentaba a sus sinchis y ellos se reían a mandíbula batiente, mofándose de esos barbaros. Por ello le aconsejaron a no temerles, pues eran unos runas muy salvajes, que no tenían modales ni siquiera conocían las cosas de la buena comida y la buena alimentación, pues les veía muy malos de salud.

Por ello la hermosa Qikyusisa no quiso ir la Marka de Caxamarca y prefirió quedarse en la Encañada y se quedo con las Pallas para que conversen de su nación y de las comunidades de donde provenían. Pero la astuta Yanacoya si se alisto para viajar con el sapa Inka y se alisto con sus mejores vestidos, sobre todo para impresionar al Inka y la curiosidad de conocer a los Salvajes Barbudos, ya que el que vino en una bestia montado le había impresionado sobremanera. Tenía su vestido color de las orquídeas que se cultivan en la nación de los Chachapoyas en donde una de las hijas del Sinchi de esa nación era su amiga y conversaban de las curiosidades de sus pueblos.

Amaneció el nuevo día en que el Sapa Inka ingresaría a la Marka. Todos estaban preparados y ya habían tomado su papakashqui con sus ñuñas tostadas en Callana . Las Akllas seguían a la Coya que acompañaría al Sapa Inka, lo mismo que iba el representante del Villac Humu. Todas las naciones con sus Sinchis y jefes de guarniciones que acompañaban a estos, todos estaban listos y sin armas. Lo mismo que el sequito de seguridad del sapa Inka. Todos se pusieron en formación para esperar a que subiesen a las andas todos los principales personajes conjuntamente con el Sapa Inka y avanzar en el camino. En eso apareció Atawalpa, con lo mejor de sus vestidos y arreglos de oro. Lo que sobresalía era la Mascaikpacha y la vara de mando que se habían relevado cada gobernante del Tawantisuyu desde la instauración de la gran confederación de naciones. Tomo asiento en su litera y dio señal que avancen, a lo cual todos los porteadores como una sola voluntad pusieron se en marcha. Iban por el Gran Capak Ñam o camino de los Justos, diseñado como vía de comunicación principal, pero también en ella estaba contenido todos los conocimientos de astronomía, ciencias exactas, ingeniería agrícola, hidráulica etc., de los muchísimos años y miles de años que tenía el hombre andino. Estaba todo empedrado; algunos yanas limpiaban el camino por donde había pasado el Inka, era su costumbre y su deber para pagar la afrenta que habían hecho en el pasado sus antepasados y por el cual se les había quitado el nombre propio y no sabían a que nación pertenecían.

El Sapa Inka se solaza con las siembras que se avistaban en la campiña de esa nación, ya estaban todas para ser cosechadas y guardadas en los Tambos. Seguía el camino en la que los Runas se detenían a ver a la comitiva pasar; algunos se ponían de rodillas mirando hacia el suelo en señal de respeto y admiración hacia el gobernante, los niños permanecían con la mirada fija, como preguntándose quien pasará que los mayores le deben tanto respeto. A lo lejos ya se podía distinguir las construcciones de piedra de la Marka y el completo silencio que en el reinaba. Al seguir avanzando la muchedumbre iba cantando sus canciones de inicio de las festividades a Tata Wilka en el Cuzco y al cual presuntamente deberían ir muy próximamente. Todos danzaban e inclusive quienes llevaban las andas del Sapa Inka, de la coya, así como la de los Sinchis de las diferentes nacionalidades, especialmente el sinchi de Chincha, quien era reconocido como un eximio navegante y comerciante de las fronteras del Tawantisuyu. En la puerta se distinguía la figura desgarbada de uno de los Runas barbones…

Sigue…

Túpac Isaac II

Juan Esteban Yupanqui Villalobos

http://juanestebanyupanqui.blogspot.com

ACLLAHUASI: ES LA CASA de las escogidas, lo eran para el Culto al Sol o a otras Huacas, para el servicio de los Sapas Inkas Fallecidos, de allí se escogían para las esposas secundarias del Sapa Inka.

MARKAS: es semejante a pueblo, como también lo es bamba y otros sinónimos del runa simi. El runa Simi se refiere al habla del pueblo.

MAMACONA: La mayor de las mujeres y sabia que enseñaba en los acllahuasis como también estaba al servicio de las Coyas o del Sapa Inka.

QIKYUSISA: FLOR BLANCA.

YANACOYA: PRINCESA Negra.

TATA WILKA: Padre Sol.

YANAS: Runas sin nombre, sin nación.

PAPAKASHQUI: Sopa de papa amarilla con huevos de codorniz y hierba buena, que es una planta aromática.

Ñuñas: frejol especial que se sirve para degustar las sopas.

Callana: tiesto.

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