La Justicia. La diferencia entre el tarot egipcio y el tarot gitano
El tarot gitano fusiona la antigua sabiduría egipcia, el origen más aceptado del tarot, con la vital filosofía de un pueblo nómade y perseguido. Con el correr de los siglos, esta mancia ha ido transformándose, gracias a la influencia de una nación que la hizo suya. Numerosas evidencias históricas apuntan a un período de cautiverio del pueblo gitano en Egipto como su primer punto de contacto con la sabiduría del tarot. Una sabiduría que no sólo ha ido enriqueciéndose con el paso del tiempo, sino que también ha ido readaptándose y redefiniéndose. La misión del tarot permanece idéntica desde su origen: ofrecer la guía y el consejo que permitan emprender un camino de liberación y realización a través del autoconocimiento. Pero los tiempos, las sociedades y las necesidades del hombre no son los mismos, de la civilización egipcia hasta el misticismo de la Edad Media, de la Revolución Industrial hasta la búsqueda de un nuevo rumbo espiritual de la actualidad. Y por eso, para que su misión no cambie, el tarot ha tenido que cambiar.
Esto se nota en particular en la forma de interpretar los arcanos. Tomemos por caso la lectura que el tarot egipcio y el tarot gitano hacen de un mismo arcano mayor, la Justicia. La lectura egipcia se centra en los alcances del concepto de justicia y equidad en los distintos planos de la existencia. La distribución equitativa en todos los órdenes de la vida nos lleva a la moderación en el obrar, el sentir y el pensar. Y esta moderación es la que permite lograr la felicidad. Este concepto se ve resumido en la siguiente enseñanza: debemos elevar un santuario en nuestro corazón, pero no hacer de ese santuario un culto. El tarot egipcio indaga también, a través de este arcano, en la dualidad representada por la balanza, y la necesidad de encontrar el equilibrio en nuestras vidas.
El tarot gitano retoma esta noción de equilibrio y de justa retribución. La Justicia es en él el arcano de los pleitos judiciales que llegan o no a buen puerto, pero también de la justicia e injusticia de las situaciones en todos los órdenes de la vida. Es una carta con muchas correspondencias con el arcano de la Templanza, ya que juntos brindan pistas sobre cómo se conduce el consultante ante este tipo de situaciones, por qué se producen y, fundamentalmente, como encauzarlas a su favor.
Juan Carlos Montillo
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