El Ermitaño, entre el tarot egipcio y el tarot gitano
El arcano mayor IX del tarot, el Ermita o Ermitaño, encausa la más alta energía espiritual. Sus enseñanzas hablan de la necesidad de cultivar la vida interior, de alejarse del ruido y atender sólo lo esencial. Pero lo que se entiende por reflexión y evolución espiritual ha ido cambiando con el correr de los siglos, por lo que es interesante examinar las diferencias en la interpretación de este arcano que median entre el tarot egipcio y el tarot gitano.
El tarot egipcio era un tarot, esencialmente, para iniciados en la tradición filosófica hermética. El tarot actual, de hecho, conserva numerosos símbolos que remiten a ella, símbolos que agregan riqueza de significado a la interpretación tal y como se realiza en nuestros días. Para comprenderla, ya no hace falta ser un iniciado en una determinada corriente filosófica: el tarot gitano brinda guía y consejo a todos aquellos que lo necesiten.
Cada arcano, en el tarot egipcio, guarda un mensaje particular para cada uno de los 3 planos de la existencia: el espiritual, el físico y el mental. En este tarot, el Ermita o Ermitaño es aquel que ha logrado una intensa elevación en el plano espiritual, consiguiendo alejarse de las tentaciones del mundo. Esta sabiduría adquirida a nivel espiritual le permite una gran evolución también a nivel mental, una comunión absoluta que le permite convertirse en uno solo con sus ideas. De este modo, logra que pensamiento y acción se vuelvan la misma cosa.
La mayoría de las personas no tienen el objetivo, a pesar de estar interesadas en su evolución y crecimiento espiritual de este estado del ser, el ideal y el más alto al que podía aspirarse dentro de la tradición hermétical. El Ermitaño adquiere entonces en el tarot gitano connotaciones distintas. El progreso material ha ido en menoscabo, sobre todo en las naciones más desarrolladas, de la vida espiritual. Por esto muchas personas sienten un vacío en su interior y buscan algo diferente, sin saber qué es. El Ermitaño en el tarot gitano nos enseña que la respuesta está dentro nuestro. Pero que debemos bucear profundamente en nuestro interior para encontrarla, desprendiéndonos de todo lo superfluo. Solamente quien se aleja del ruido logra escuchar su propia voz. Y sólo quien descubre su propia voz, y es capaz de hablar con ella, encuentra el camino de la verdadera felicidad.
Juan Carlos Montillo
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