Un abogado alemán discriminado por criticar al Papa

La agencia alemana de noticias «news aktuell» ha discriminado al prestigioso abogado Cristian Sailer por criticar al Papa.  El pasado día 21 el letrado dio a la citada agencia de noticias el encargo de difundir una nota de prensa crítica sobre el Papa,poco después este encargo fue rechazado por «circunstancias particulares». La pregunta posterior sobre los pormenores de estas «circunstancias particulares» en relación con el caso en cuestión, hasta el momento no ha tenido respuesta.

El abogado Dr. Sailer se ha preguntado entonces: «¿Será que la agencia de noticias «news aktuell» está financiada por la Iglesia o quizá esta empresa tiene miedo a la presión que pueda ejercer la Iglesia?». El abogado, que lleva ejerciendo 45 años su profesión, ha trabajado en el pasado en procesos que han llamado poderosamente la atención pública, por lo que ya tenía un buen contacto con los medios de comunicación, y por lo tanto dice no haber vivido antes nunca algo parecido.

Permitir hablar al Papa en el Parlamento alemán parece a todas luces una decisión errónea, de hecho son muchas las voces políticas y sociales que así lo demuestran. No obstante los políticos defensores de que esto pueda producirse justifican el hecho alegando que el Papa es un “jefe de estado”, mientras que Cristian Sailer como «abogado, ciudadano alemán y cristiano libre» –tal y como él mismo escribe–,  ha resumido en una carta al presidente del Estado alemán los motivos que hablan en contra de la visita oficial de Benedicto y en contra de un discurso papal ante el Parlamento alemán, que se puede leer enwww.kanzlei-sailer.de

Los temas principales de la carta presentada por el citado abogado contra la posible participación del representante católico en el parlamento alemán fueron los siguientes: El 70 % de los ciudadanos de Alemania no tienen nada que ver con la Iglesia católica /  La posición del Papa como jefe de Estado es muy cuestionable. El Estado papal tiene su base y origen en el «Concordato Constantiniano», que más tarde se demostró que era una falsificación. Con Napoleón quedó anulado provisionalmente y con el Rey Manuel I la anulación fue definitiva. Volvió a resurgir gracias a Benito Mussolini, quien en los Pactos de Letrán otorgó de nuevo al Vaticano un carácter estatal.

La Constitución del Estado Vaticano es la Constitución de la «dictadura de un solo hombre». En el artículo primero de la misma se lee: «El Papa, como jefe de Estado del Estado Vaticano, posee la plenitud del poder legislativo, ejecutivo y judicial». «Y en el preámbulo se dice que el Estado del Vaticano tiene la finalidad de proporcionar al Papa la independencia exterior para su misión mundial. Todo el Estado existe sólo como vehículo para el jefe de la Iglesia, para posibilitarle que se presente ante el mundo como jefe de Estado».

Quien invita al Papa como jefe de Estado, está invitando al jefe de la Iglesia. El hecho de que se autodenomine «representante de Cristo», se convierte por tanto en un tema político, lo mismo que su sistema eclesial de coacción y su sangrienta historia eclesial, que perdura hasta el pasado más reciente / Una organización que se gana a sus miembros siendo bebés, mediante un bautizo obligatorio, y que los mantiene forzosamente dentro de su área de influencia con la amenaza de la condenación eterna en el infierno, está actuando en contra de la dignidad humana.

Sailer escribe literalmente lo siguiente al presidente del Estado alemán: «Quisiera preguntarle ¿cómo se va a responsabilizar Usted por dar la posibilidad al Papa de hacer publicidad de su régimen eclesial en el Parlamento alemán. Un régimen que tanto en Alemania como en todo el mundo, tiene en sus filas a miles de pederastas, y que sistemáticamente ha encubierto los crímenes de éstos, también con la decisiva colaboración del Papa actual; un régimen que a través de los llamados encargados de sectas margina y discrimina a las minorías religiosas en Alemania, lo que ha sido censurado expresamente por la ministra americana de asuntos exteriores en su informe anual sobre la libertad religiosa recientemente publicado; un régimen que mantiene a 3000 “Expulsadores de demonios” profesionales (exorcistas) y que con ello nos trasporta de la Edad Media al siglo XXI?».

Matthias Holzbauer

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