A dónde van los muertos
Ir a un cementerio es experimentar cambios en el estado de ánimo. Los pasillos largos y estrechos nos aprisionan; el silencio nos abruma; la soledad nos conmueve y las fechas inscritas en las tumbas nos ponen a pensar en la edad de la persona u en las circunstancias en que pudo haberse dado su viaje a la eternidad. Cuando el año de nacimiento y muerte nos indica que se trata de un anciano pensamos en sus hijos y nietos; cuando se trata de un joven pensamos en sus padres y sus niños pequeños; cuando es una tumba pequeña, pensamos en todos los niños del mundo y en la edad que tendría hoy de no haber sido por su prematura partida...es inevitable hacerse una ideas de los juegos en los que no estuvieron, de las navidades en que no recibieron sus regalos y de sus hermanitos hoy en edad adulta y con el recuerdo vivo del hermanito con quien no pudieron seguir en los juegos de la infancia.
Cada tumba tiene una historia. Suelo imaginarme el día del funeral y, al retroceder en el tiempo, veo a la esposa adolorida con un niño tomado de cada mano y decenas de personas en la tarea infructuosa de brindarles consuelo. En esos lugares hoy vacíos, en donde sobreviven algunas flores mustias, del último día de difuntos o del cumpleaños de quien ahora no está, hubo una vez mucha gente congregada para la despedida final. Después solo llega la familia y dentro de un tiempo no llegará nadie. Sin embargo, las tumbas estarán ahí, en el callejón desolado y triste, de un cementerio a donde cada día llegarán nuevos huéspedes y más y más recuerdos para elaborar la historia de quienes se ganaron el derecho a vivir en el recuerdo.
Los cementerios más llamativos son los de los pueblos más pequeños porque todos los ciudadanos tienen en ellos parte de su pasado: abuelos amorosos, padres trabajadores, hermanos cuya ausencia pesa todos los días, hijos arrancados abruptamente por la enfermedad irreversible o por la fatalidad infame, amigos a quienes Dios llamó a su lado antes de que tuvieran tiempo para despedirse y recibir los homenajes y las declaraciones de afecto que no se le dieron durante su existencia...
Las tumbas hablan de su silencio. Algunas tienen inscripciones sencillas como la fecha de nacimiento y muerte de una persona pero otras tienen leyendas sobre cogedoras como la de la familia que se despide de su padre en términos sencillos y significativos "Recuerdos de tu esposa e hijos, nada llenará el vacío que nos dejas. Siempre vivirás en nuestros corazones". O el de quienes a través de la leyenda breve escribe un mundo de significados: "Hasta luego, papá. No te decimos adiós porque algún día nos reuniremos de nuevo.
Los cementerios hacen recordar de esta manera la esperanza en la resurrección de los justos. Antes de que fuera sembrada en nuestros corazones la fe en un retorno maravilloso y definitivo a la vida, los lugares en donde se enterraba a los muertos eran denominados "necrópolis" (ciudad de los muertos). Cementerio, en cambio, viene del griego koimeterion ó "dormitorio" en español. En el dormitorio reposa en cuerpo (solo el cuerpo) de quienes algún día, a voluntad del Padre, regresarán de su largo sueño y se reintegrarán al reino de quienes jamás conocerán la muerte.
Ahora, con la madurez de quien ha explorado la enseñanza del mayor de los sabios, podemos decir que los muertos no van a una ciudad solo habitada por ellos, ni siquiera al dormitorio en donde los cuerpos reposan plácido a pesar de los ímpetus de la historia. Los muertos, realmente irán a la presencia de Dios, en un retorno ineludible a la verdadera casa paterna.
Por: Alejandro Rutto Martínez
Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso escritor y periodista ítalo-colombiano quien además ejerce la docencia en varias universidades. Es autor de cuatro libros sobre ética y liderazgo y figura en tres antologías de autores colombianos. Contáctelo al cel. 300 8055526 o al correo alejandrorutto@gmail.com. Lea sus escritos en MAICAO AL DÍA, página en la cual usted encontrará escritos, crónicas y piezas hermosas de la literatura colombiana.
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perdi a mi esposo hace dos meses y quiero saber donde esta? si hay algo despues de la muerte? si va a volver o ya no ? quiero encontrar una oportunidad de comunicarme con el por lo menos una vez mas
que hay despues de la muerte
Es indudablemente cierto desafortunadamente entre la vida y la muerte existe espacio mismo que no se llena mismo que no se ve, existe algo después de la muerte? considero que nadie sabe esa respuesta lo único que nos fortalece es la esperanza de un nuevo amanecer fortalecido por la presencia de nuestros seres amados y amigos. Demosle tiempo al poeta de pensar y tendremos nuevas e inigualables riquezas de conocimiento.
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