Montjuïc: Paraíso Natural en el centro de Barcelona
Barcelona es una ciudad efervescente con una animada agenda cultural y una arquitectura donde lo real y lo maravilloso se funden en un abrazo inextricable. Esta es la faceta que el visitante común apreciará de Barcelona pero los amantes de los espacios naturales conocen que esta urbe esconde sitios maravillosos donde el pasado se redimensiona.
El Castillo de Montjuïc
A más de 170 metros de altura, sobre la montaña de Montjuïc, se erige esta fortaleza homónima que regala vistas espectaculares sobre la zona marítima de la ciudad. Para degustar lentamente sus encantos lo ideal es subir a pie por los senderos tortuosos de la montaña. Cuando sientas una brisa de aire puro estarás a punto de entrever un muro de dimensiones avasallantes. Entonces comienza el descubrimiento. Cual si de un laberinto se tratase, este muro es el hilo conductor que permite desvelar una serie de fosos y fortines. Finalmente se apreciará un precioso jardín florecido justo debajo del puente que da paso a la entrada principal.
En todo el mundo son pocos los castillos que pueden vanagloriarse de tener una historia poco convulsa y el Castillo de Montjuïc no es una excepción. Creado en el siglo XVII con fines defensivos, cien años más tarde el castillo se remodeló y adquirió las proporciones actuales con sus más de 100 cañones. Posteriormente, este espacio se hizo tristemente célebre por las torturas anarquistas de finales del 1800 y por los asesinatos durante la Guerra Civil.
Hoy el castillo se ha despojado de este halo fatídico y, además de albergar el Museo Militar, acoge todo tipo de exposiciones, muchas de ellas dedicadas a exaltar la paz. Tanto es así que en un futuro sus muros atesorarán el Centro Internacional por la Paz. En las noches el castillo reafirma su presente radiante al convertirse en el epicentro de numerosos conciertos y espectáculos.
El Jardín Botánico
Un serpenteante entramado de caminos que se deslizan por suaves pendientes dan lugar al Jardín Botánico de Barcelona, unas 14 hectáreas que acogen plantas endémicas provenientes de cuatro continentes. Acacias, eucaliptos, secoyas y cactus serán los compañeros de viaje que conducen a pequeños estanques y zonas ajardinadas de encanto exótico.
Absolutamente imperdible es el área destinada a Sudáfrica que, si bien es la más pequeña de todas las zonas del parque, presenta la mayor cantidad de endemismos. En invierno esta franja es verdaderamente excepcional: un follaje exuberante en medio del cual parecen estallar flores enormes de colores resplandecientes.
Música, agua y colores
Los alrededores del castillo son espacios mágicos rodeados por jardines donde se erigen numerosas fuentes de agua y cascadas de caídas dóciles que incitan al relax. Las notas de los más diversos géneros musicales provenientes de los artistas callejeros recorren el aire para contribuir a ensimismarnos por completo en este remanso de paz.
En las noches la Fuente Mágica es el centro de un increíble espectáculo que desde el año 1929 atrae a quienes visitan Barcelona: el agua baila al ritmo de la música vistiéndose con todas las tonalidades del arco iris para embriagar los sentidos.
Actualmente Barcelona es una ciudad perfectamente conectada con la mayoría de las capitales del mundo por lo que es posible encontrar opciones económicas para trasladarse. Particularmente recomendables son los vuelos baratos Madrid – Barcelona de las compañías low cost, pero también existen otras ofertas interesantes de las compañías aéreas tradicionales. Solo tienes que estar atento durante los puentes y fechas importantes del calendario festivo anual.
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