Cuando la memoria olvida, libro de Noelia Amarillo

En la vida de Ruth no hay sitio para nadie más… de hecho, ni siquiera hay sitio para ella misma. Cuida su casa, a sus hermanos (ya adultos) y a su padre, que no tiene las ideas muy claras. La mayor parte del día se le escapa en un centro para mayores, donde no sólo hace su trabajo sino también el de la arpía de su jefa. Su única vía de escape son las contadas reuniones con sus amigas y pasar algún sábado que otro con un amigo especial que le hace hermosos “diseños de interiores”. La vida de Marcos es un cúmulo de experiencias y viajes. Imprevisible, impaciente y visceral hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere (así le va). Tras varios años vagando sin rumbo fijo, decide volver a España, su país natal. La falta de previsión y la búsqueda de la comodidad se confabulan para que acabe viviendo en la casa de su madre, una mujer obsesionada con las telenovelas que vive por y para la ficción. De niños eran los mejores amigos y los más fieros enemigos. Pero el destino los separó. Ahora vuelven a encontrarse, todo sigue igual y a la vez todo ha cambiado… Opinión personal: Ruth es una mujer guapa, pero no se saca partido, siempre va vestida con aburridos trajes y un típico moño de bibliotecaria. Tiene un trabajo que la apasiona pero que se le hace algo cuesta arriba por culpa de una arpía siliconada. Nuestra protagonista tiene una forma de ser independiente, recta y controladora, suele perder los nervios si algo se sale fuera de sus planes, digamos que es una sargento; así que cuando el apasionado, impulsivo y celoso Marcos vuelve a entrar en su vida por tercera vez, todo se vuelve un caos y se ve arrastrada por sus sentimientos y deseos. Una historia que el curioso destino y la bocaza de Marcos les jugarán muy malas pasadas. Me han encantado todos los personajes de esta novela desde que son niños hasta que maduran. Te enamoras de cada uno de ellos, aunque la historia se centra más en Marcos y Ruth también tienes la oportunidad de asomarte a la vida de los demás. La escritora tiene una forma de narrar muy buena con buen vocabulario, bueno al menos en el caso de Ruth (toda una Marisabidilla) Los demás usan un vocabulario más coloquial y Marcos usa una barbaridad de tacos que por supuesto no voy a reproducir. Un libro que me ha gustado mucho, me ha envuelto en la historia y una vez que lo he empezado no lo he dejado. No creo que sea una buena comparación, pero es como uno de esos culebrones de sobremesa que decimos “ni de coña lo veo” y al final acabamos picadísimos. La novela se hace ligera y adictiva y no tienes que esperar un año para que suceda algo ya que la trama del libro está perfectamente hilvanada y nunca te aburres.