Conceptualización de la depresión desde la Terapia Focalizada en Emociones
La Terapia Focalizada en Emociones (TFE) es un desarrollo terapéutico que elabora las bases de la Gestalt con axiomas humanistas y argumentaciones de la investigación cognitivista y constructivista.
La depresión se entiende como un trastorno emocional del self e incluye la pérdida por parte de éste del sentido de la vitalidad y de la capacidad de organizarse de manera resiliente. La experiencia depresiva es de debilidad, sentirse dañado, y sentirse culpable, y reacciona a la adversidad con una importante pérdida de autoestima. El self se organiza como incompetente, desesperanzado e indefenso, e inseguro a causa de la activación emocional de memorias esquemáticas emocionales desarrolladas a partir de pérdidas cruciales, fracasos, humillaciones o negligencia, generalmente en los primeros años de vida o en los años formativos del self.
La depresión actúa como una adaptación ante la activación de estados afectivos dolorosos que la persona no siente que pueda regular; con frecuencia estos estados surgen en el contexto de relaciones interpersonales, sobre todo cuando se generan sentimientos de desvalorización basada en la vergüenza, e inseguridad basada en la ansiedad. Esto se relaciona con la distinción clásica cognitivista de las depresiones basada en la autoexigencia perfeccionista y depresión basada en la dependencia emocional. Cuando estos estados afectivos no pueden ser aceptados, procesados o regulados, aparece el sentimiento de indefensión depresiva.
Durante los episodios depresivos, las personas con frecuencia no tienen acceso a sus núcleos afectivos en torno al dolor: no contactan con la vergüenza, ansiedad, tristeza o ira nucleares, y no pueden tampoco acceder a sus voces internas que descartan y evitan su experiencia interna. Más bien, se sienten globalmente en distrés, carecen de motivación, y sienten que no pueden llevar nada a cabo. No se dan cuenta de que su enfermedad se alimenta de su incapacidad para discriminar y procesar esas emociones nucleares.
La depresión adulta se relaciona con tres tipos de estresores vitales: pérdida, humillación y el sentimiento de estar atrapado.
Aunque los sentimientos de pérdida de valía y de fracaso son centrales en la mayor parte de depresiones, no están presentes en todos los clientes con depresión. La sensación de falta de poder procedente de la pérdida de control sobre ciertos recursos importantes, incluso sin sentimientos de falta de valía personal y percepción negativa de uno mismo, puede ser suficiente en algunos casos a la hora de precipitar un estado depresivo.
Las experiencias de falta de poder, rechazo, pérdida, y falta de apoyo, especialmente en fases tempranas de la vida, suelen derivar en emociones que desbordan, y que a su vez se configuran en esquemas emocionales. Los trastornos depresivos mayores generalmente co-ocurren con los trastornos de ansiedad, haciendo que ésta y que la indefensión, junto a la vergüenza y la desesperanza, conformen aspectos esquemáticos emocionales fundamentales en el self inseguro que está en la base de la depresión.
La depresión, pues, se pone en marcha cuando la persona se ve dominada por un sentido emocional que combina sentimientos de no ser amado, humillación, estar atrapado, y falta de poder, y de ahí la incapacidad percibida de movilizar respuestas alternativas.
Gustavo Pérez Psicólogo
Especialista en psicología clínica: Muro 1, 2º, 35002 Las Palmas de Gran Canaria
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