Un recuerdo fantasmal de mi infancia
El viento soplaba suavemente moviendo también suavemente el pasto y las hojas de los arboles, faltaban algunas horas para que el sol se ocultase y yo me encontraba jugando con varios amigos y un primo menor llamado Mauricio al futbol en la hacienda de mi tía durante las vacaciones. Aunque me encontraba muy distraído por un momento paso por mi mente el recuerdo de un mandado muy importante que tenia que hacer, que era el de ir a buscar agua al rio debido a que la hacienda de mi tío no tenia aun un sistema de tuberías y aunque era algo que hacia casi todos los días tenia que hacer el ponerme a jugar con mis amigos hiso que se me olvidara aunque me estaba divirtiendo tanto que pensé que si me tardaba un poco mas se haría ya demasiado tarde y oscuro como para ir yo solo y aunque mi tía se enfadaría no me obligaría a ir y me quedaría en casa mientras ella tendría que ir junto con un primo mayor llamado Iván que trabajaba hay en la hacienda, pero como mas adelante me daría cuenta el pensar en esa idea fue uno de los mayores errores que he cometido.
Nada de lo que me había imaginado sucedió ya para cuando había de terminar de jugar con mis amigos y me disponía a entrar en la casa y decirle a mi tía lo ocurrido esté abrió la puerta justo antes de que yo entrara, le mire fijamente a esa mujer de aspecto fuerte y carácter igual y cuando me propuse a darle mis excusas ella puso un entre cejo y me dijo que había sido irresponsable al cumplir con mi tarea encomendada y me dijo que aunque ya el sol se estaba ocultando tras las montañas y las noche estaba por caer de igual manera tendría que ir al rio en busca del agua con mi ambos primos.
El río quedaba a un poco mas de medio kilómetro, no muy lejos en realidad pero con el miedo que tenia a salir de noche y mas en un campo, sabia que iba hacer la caminata mas larga de mi vida. Bueno partimos yo y mi primo Mauricio con un galón cada uno galones y mi primo mayor Iván con una lata de esas de aceite casi mas grade que él. Empezamos a caminar con pasos apresurados para terminar pronto nuestra tarea, soplaba una brisa leve y ni un grillo cantaba, era noche de luna, y la claridad de esta pasaba a través de las hojas, por lo que no estaba muy oscura la noche, pero eso hacia el ambiente mas tenebroso, parecía una típica escena de una película te terror, de pronto Iván me empezó a buscar conversación a mi y mi primo, quizás porque noto en nuestras caras, el miedo, me pregunto que quería estudiar, que de que equipo de pelota era y de cómo andaba la temporada, después de cruzar unas cuantas palabras y caminar un poco, vimos un grupo de señoras vestidas de negros, eran cuatro, en ese momento Mauricio se paro de golpe ya dispuesto a correr, Iván le miro enojado y le dijo muchacho tan pendejo , yo trataba de mostrarme fuerte aunque en el fondo también tenia esas ganas de correr, pero Iván nos dijo- “que esas señoras viven mas arriba todos los días pasan por aquí, porque vienen de vender sus cosas en el mercado, vienen solas y a pies desde tan lejos”. Bueno ella estaban de frente a nosotros y poco a poco se acercaban mas, cuando por fin nos cruzamos, nos miraron y con un tono agradable dijeron, “buenas noches”, después de eso me alivie un poco, al fin después de caminar un rato y para no hacer mi historia muy larga, llegamos al rio, llenamos los galones y lata rápidamente y empezamos a caminar otra vez.
En nuestro regreso ya no soplaba aquella brisa leve, ahora era un poco mas fuerte y fría como cuando va llover, pero no estaba nublado tampoco, yo caminaba y miraba de un lado a otro aquellos montes como esperando ver algo que saliera de ahí, para echarme a correr. De pronto Iván se paro de golpe y al principio no entendí bien lo que pasaba y Mauricio que quizás estaba mas asustado que yo tampoco entendió lo que pasaba, cuando mire hacia al frente se veía una anciana a lo lejos que venia cojeando y con un vestido blanco que le llegaba hasta los pies, apenas se veía estaba muy lejos aun. Mi primo menor Mauricio rápidamente me dijo- “vámonos de aquí”, mi primo mayor Iván propuso irnos por otro camino que le daba la vuelta a la propiedad por atrás pero había mucha grama y era un poco mas lejos, yo con tal de que aquella anciana no llegara donde nosotros no me importa que el camino fuera el triple de largo. Nos fuimos por el nuevo camino pero esta vez casi corríamos ya yo casi tenia lágrimas en los ojos y estaba a punto de empezar a gritar, sentía esa sensación que muchos de ustedes han sentido de que los miran, además veía mucha desesperación en Iván.
Muchas veces cuando somos jóvenes y estamos con un adulto si este esta sereno eso nos tranquiliza, pero al yo ver la desesperación de aquel de mi primo mayor que en un momento atrás me estaba ayudando a no tener miedo me asuste como nunca y mis ojos se llenaron de lagrimas.
Aquello para mi era una persecución aunque no puedo asegurar si en eso momento venia alguien detrás de nosotros, tenia esa sensación y por nada del mundo me atrevía a mirar atrás. Luego de pocos minutos de casi correr se veía a los lejos las velas encendidas de la casa de mi tía pero aun faltaba un buen poco, no se como aguante las ganas de vocear. Cuando en ese momento mire a primo mayor, vi que estaba con los ojos llenos de asombro, y su rostro uno de desesperación como ningún otro al que he visto. En ese momento iba abrir la boca para dar un grito que se oyera a kilómetros, cuando de repente… vi, la misma anciana que habíamos visto, estaba al frente de nosotros a pocos menos de diez metros mas o menos, recostada de una mata grande, y con las dos manos en la espalda con la vista fija en nosotros en ese momento todo se detuvo para mi y aunque quizás lo mas normal hubiese sido correr, no corrimos, caminamos, creo que el miedo era tal que nos congelo, cuando por fin estábamos pasando por su lado, vi la imagen mas horrible que creo que una persona puede ver la anciana tenia de rostro, la cara de un chivo, con unos ojos negros y bastante grandes, y su mirada fija en mi como diciendo… “¿te doy mucho miedo verdad?” esos fueron tan solo unos segundos pero para mi pareció una eternidad, fue lo peor que he visto en mi vida, hoy en día soy adulto y cuando pienso en eso me da un terrible miedo. Nunca pensé que algo así pudiera pasar en la vida real, pero si, y yo estaba ahí, un ser humano como todos ustedes, mirándolo y paralizado por el mas profundo miedo, mirando aquello sin poder creerlo, caminando pero sin apartar la vista de eso, como esperando a que hiciera algún movimiento, pero muertos de miedo, cuando dimos algunos pasos mas, que para mi eran aun mas lentos que en cámara lenta por el miedo que tenia, y ya no podíamos seguir observándola porque ya le comenzábamos a dar la espalda; Nos echamos a correr sin voltear atrás, fue como algo natural, ya que al mismo tiempo lo hicimos, yo empecé a vocear y a llorar como un niño de un año.
Llegamos por fin a la casa y mi tía salió rápidamente para ver que pasaba nos abrazo y me pregunto que pasaba, yo no podía hablar eran tantas mis lagrimas y mi miedo que tomaba a mi tía de la mano y hacia fuerza como para que entraran a la casa. Mi tía le pregunto a primo que había pasado y él con las dos manos en la cabeza respondió “un demonio que nos salió”, mi tía nunca han creído en esas cosas pero en ese momentos al vernos con todo ese miedo y desesperación cerraron la casa, todos dormimos en la sala aunque yo a los quince años sentía el deseo de dormí en la cama de mi tía. Empezamos a orar y así pasaron las horas. Nadie pudo durmió esa noche. Al día siguiente cuando salió el sol nos fuimos muy temprano, con la experiencia mas mala de mi vida, les suplique a mis padres que no volviéramos mas nunca al campo y francamente duramos casi un año sin ir, hoy en día aun continuamos yendo pero nunca, nunca, pasamos la noche en el campo. A Iván mi tía le permitió que se fuera del trabajo, ya que así lo deseaba, se negó a seguir trabajando allá, además de ser un muchacho mayor que desde hacia tiempo quería salir a trabajar a ciudad en ese entonces, francamente creo que nadie seguiría trabajando en un lugar luego de haber tenido una experiencia tan horrible como esa, hoy en día ya tengo veintitrés años y esa imagen me sigue siempre y aun me da tanto miedo como aquella vez, no quisiera que nunca, pero nunca tener que repetir algo así en mi vida. Durante mi adolescencia nunca volví a desobedecer a mi tía ni a ningún adulto de mi familia después de aquel día, quizás si hubiese buscado el agua cuando ella me lo pidió no tendría que vivir con esto.
Actualmente es más fácil para mí vivir con ese recuerdo porque a veces hablaba con Iván y Mauricio sobre esa noche, y nos poníamos a conversar sobre las cosas sobrenaturales que hay en esta vida y ese tipo de cosas, y a reflexionar que quizás solo quizás nuestro miedo enormemente exagerado izo que quizás viéramos algo que no estaba hay y a medida que e ido creciendo veo ese recuerdo mas como una aventura que me enseño aunque de mala manera a ser mas responsable.
CHRIS
Registro automático