Respeto ambiental y eficiencia energética
Somos conscientes de que el planeta se está desmoronando, la naturaleza se revela contra la degradación impuesta por el ser humano, el único con capacidad suficiente para intervenir y modificar la evolución natural.
Cada día tenemos noticias de huracanes devastadores, inundaciones, incendios,… y lo que antes nos parecía una catástrofe, nos es hoy casi indiferente o lo vemos desde casa en el televisor como si fuese la escena de una película de ficción.
Ya es hora, más vale tarde que nunca, de tomar conciencia y despertar de nuestro letargo. Hay que actuar, dejar de lamentarnos y buscar las mejoras que nos lleven a un equilibrio natural. Solo debemos recordar que cada minuto que pasa se convierte en un nuevo escenario de desolación en algún lugar de nuestro planeta.
Ante tan contundente afirmación, sólo cabe pensar en aquellos que aquellos que disponen del arte de gobernar deben moverse por el bienestar común, poniendo los medios, el conocimiento y la voluntad. Pero también es cierto que todos formamos parte de este escenario y debemos tomar consciencia de que el conjunto de pequeñas acciones en común, por pequeñas que sean, nos hacen también protagonistas del cambio.
La educación es esencial en cualquier aspecto social y económico, pero no hacemos suficiente hincapié en la necesidad de educar a los países desarrollados en una cultura medioambiental y un consumo energético eficiente que evite el despilfarro de los recursos naturales. Debemos enseñar y formar a aquellos que desconocen cómo gestionar los recursos disponibles de una forma respetuosa, y cómo obtener el mismo resultado con un menor consumo de energía.
Mucho se habla actualmente del respeto al medioambiente, pero son pocos los que buscan en sus prácticas mantener una economía ambiental sostenible.
Es de sentido común que busquemos fórmulas para reducir los consumos de aquellas energías más contaminantes y perecederas, ya que de momento no podemos dejar de utilizarlas, y que al mismo tiempo aprendamos que hay otras energías que nos darían la misma calidad y confort de forma respetuosa y mucho menos agresiva para el medioambiente.
Una forma sencilla de reducir los consumos en cualquier ámbito es la gestión energética. Ésta permite obtener un perfil de consumo, y a partir de éste, realizar acciones de mejora, con o sin inversión, que permiten casi de forma inmediata la reducción de consumo de energía y de emisiones de CO2. Es una forma sencilla y económica de empezar a realizar acciones que nos den resultados factibles.
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