Consejos para evitar y solucionar atascos en las tuberías

Una cañería atascada siempre es un problema de lo más molesto y engorroso. El problema no solo se limita a la incapacidad obvia de la tubería para evacuar el agua que salga del grifo, sino que también trae consigo malos olores e incluso inundaciones y la escorrentía de aguas residuales si lo que se ha atascado ha sido el inodoro.

Para evitar que esto suceda a continuación os damos una serie de consejos muy útiles y sencillos que cualquiera puede seguir. El primero de ellos es, por supuesto, no arrojar ningún objeto que pueda terminar provocando un atasco: bastoncillos, compresas, chicles, palillos, pañales, preservativos, etc. El segundo consiste en colocar unas rejillas especiales sobre los sumideros para evitar que cualquier tipo de resto orgánico (cabellos, comida, etc.) se cuele por el desagüe y forme un tapón que dificulte cada vez más la evacuación del agua. El tercero nos ayudará a arrastrar cualquier resto que pueda haber en las cañerías, se trata de lanzar por el sumidero los posos del café. Estos granitos minúsculos no solo no se atascarán, sino que arrancarán a su paso la suciedad de las tuberías, manteniéndolas limpias y libres de atascos.

Si el atasco ya se ha producido o advertimos que la evacuación del agua es menor de la habitual deberemos pasar a la ofensiva y desatascar. Arrojar coca-cola, bicarbonato de sodio mezclado con vinagre o salfumán por el sumidero y dejar que la opción escogida actúe durante unas horas puede liberarnos del problema. Del mismo modo, y si tenemos esa alternativa, podemos proceder a retirar el sifón de la tubería y, habiendo colocado previamente una palangana o un cubo debajo para recoger el agua y los residuos, eliminar la causa del atasco ayudándonos de algún instrumento delgado y alargado.

Lamentablemente, hay ocasiones en las que no podemos acceder al sifón. O aún peor, ocasiones en las que el origen de un atasco no es la acumulación de restos que nosotros mismos hemos ido arrojando al desagüe, sino que se trata de raíces, lodo, ratas e incluso defectos estructurales como la falta de inclinación, una arqueta mal construida o un codo mal hecho. En estos casos, por desgracia, no nos quedará más remedio que llamar a un profesional.

En este sentido nuestro consejo es acudir a una empresa comprometida que dé resultados definitivos a la primera en lugar de parches que, además de salirnos muy caros, a la larga terminarán fallando.

Sin embargo, la acción de prevenir los atascos está siempre en nuestra mano siguiendo los consejos que hemos ido dando a lo largo de esta entrada. Haciéndolo no solo disminuiremos la posibilidad de sufrir una obturación en las cañerías, sino que alargaremos la vida útil de las mismas, ahorrándonos de paso mucho dinero y molestias.