Estudio lanzado por CogniFit determina que las mujeres presentan mayor destreza cognitiva interpretando un mapa
- CogniFit continúa apostando por las aplicaciones científicas de evaluación neuropsicológica y estimulación cognitiva y lanza un análisis donde evalúa las diferencias en percepción espacial entre hombres y mujeres.
- Los datos cognitivos prueban que el mito de que los hombres son mejores interpretando mapas puede ser falso. El estudio revela que no existen diferencias significativas entre hombres y mujeres en tareas de interpretación espacial sobre planos en dos dimensiones. E, incluso, sitúa las capacidades de las mujeres de 18-34 años ligeramente (1.6%) por encima de ellos.
- Los hombres demuestran mayor destreza cognitiva (7.5%) interpretando y procesando información espacial tridimensional. Estos datos cognitivos podrían confirmar el mito de que los hombres presentan una mayor eficacia de ejecución en tareas que requieren manipular mentalmente información tridimensional, como podría ser aparcar un vehículo o conducir sin pisar la línea blanca del carril.
- El óptimo desarrollo de la percepción espacial se encuentra en el rango de edad de los 25 a 34 años. A partir del cual, la capacidad de integrar la percepción el entorno decae de forma progresiva.
Madrid, 31 de Marzo de 2016. Con el objetivo de conocer más a fondo el funcionamiento del cerebro, CogniFit ha publicado un análisis que evalúa la capacidad espacial en hombres y mujeres de los principales países de Europa (España, Francia, Alemania e Inglaterra) y los Estados Unidos.
Los datos se han recogido mediante diferentes tareas de evaluación neuropsicológica en la plataforma CogniFit. Las pruebas científicas han permitido medir dos tipos de percepción espacial (bidimensional y tridimensional) y evaluar las diferencias cognitivas entre ambos sexos. En el rendimiento de los test realizados pueden influir variables como la motivación, interés, etc… Estas pruebas permiten valorar la “potencialidad” y predecir el rendimiento de los diferentes individuos en actividades relacionadas con la resolución de problemas espaciales.
La inteligencia espacial es reconocida como una de las 8 inteligencias múltiples. Aunque no seamos conscientes, de ella depende nuestro nivel de éxito realizando multitud de tareas cotidianas. La percepción espacial es la habilidad cognitiva que nos permite a crear una representación mental del medio que nos rodea, identificar el entorno, percibir el espacio y orientar y dirigir nuestros movimientos. Dentro de los tipos de percepción espacial, este estudio se ha centrado en dos categorizaciones básicas:
PERCEPCIÓN ESPACIAL BIDIMENSIONAL:Los datos recogidos en el análisis llevado a cabo por CogniFit prueban que no existen diferencias significativas entre hombres y mujeres en la ejecución de tareas que requieren manipular mentalmente objetos y sus partes en un espacio bidimensional. Este análisis, sitúa incluso, la ejecución de las mujeres de 18-34 años ligeramente (1.6%) por encima de ellos.
Según Cristina Nafría, neuropsicóloga en CogniFit, “Estos datos podrían ayudar a desmentir el mito de que las mujeres son menos eficientes que los hombres interpretando un mapa.
En la percepción espacial bidimensional solamente existen dos dimensiones: ancho y alto, es decir, no hay volumen.
¿Eres capaz de interpretar bien un mapa?, ¿Se te da bien resolver rápidamente los laberintos en un pasatiempos?, ¿Mantienes buena organización espacial cuando pintas o dibujas? Si la respuesta a estas preguntas ha sido afirmativa, los niveles de percepción espacial bidimensional serán adecuados.”
PERCEPCIÓN ESPACIAL TRIDIMENSIONAL:Los datos recogidos en el análisis llevado a cabo por CogniFit prueban que los hombres demuestran mayor destreza cognitiva (7.5%) interpretando y procesando información espacial en clave de profundidad.
Como explica Cristina Nafría, “Estos datos cognitivos podrían confirmar el mito de que los hombres presentan una mayor eficacia de ejecución en tareas que requieren manipular mentalmente información tridimensional, como podría ser aparcar un vehículo o conducir sin pisar la línea blanca del carril.
Un espacio tridimensional vendría dado por una dimensión de proximidad o alejamiento respecto a nosotros. Las actividades que realizamos en interacción con nuestro entorno se dan en este espacio tridimensional. En tu día a día, ¿Te cuesta encontrar ese bar en el que has quedado si no te envían la ubicación por GoogleMaps aunque conozcas la zona?, ¿Eres de los que para aparcar tienes que hacer mil maniobras o chocas contra el bordillo o con el coche de atrás aun mirando por el retrovisor?, ¿Te has fijado si al conducir sueles pisar la línea blanca del medio? Si te pasa alguna de estas cosas de forma habitual, puede ser que tu percepción espacial en el espacio tridimensional no sea tan buena como creías.
En cuanto a las diferencias que se dan entre hombres y mujeres, investigaciones recientes ponen de manifiesto que, en parte, son debidas a los diferentes estilos o estrategias cognitivas que utilizan hombres y mujeres a la hora de orientarse. Por ejemplo, piensa cuando vas de excursión a la montaña y quieres volver al coche, ¿te es fácil recordar (y volver) dónde has aparcado? ¿Sabrías decir dónde te encuentras? ¿O eres de los que necesitan fijarse en algunos puntos de referencia para encontrar el camino de regreso? (Como por ejemplo, un árbol peculiar en una curva, una señal, una piedra con una forma especial…) Si eres de los primeros es probable que utilices un sistema de orientación cartesiano, basado en el uso de los puntos cardinales (norte, sur, este y oeste), y, según la investigación más propio de los hombres; si, en cambio eres de los segundos utilizas un sistema basado en puntos de referencia (que es el que suelen utilizar siempre las mujeres).”
Según la evaluación llevada a cabo por CogniFit, el óptimo desarrollo de la percepción espacial se encuentra en el rango de edad de los 25 a 34 años. A partir del cual, la capacidad de integrar la percepción del entorno decae de forma progresiva.
Para la neuropsicóloga Cristina Nafría, “estos datos se corresponden con el cénit cognitivo. A partir de esta edad, a medida que envejecemos algunas capacidades cognitivas pueden irse deteriorando poco a poco de forma natural.”
La buena noticia es que nuestro cerebro tiene lo que llamamos plasticidad cerebral, que no es más que la capacidad del cerebro para cambiar su estructura y funcionamiento, de crear nuevas conexiones, de mejorar y aprender. Así, aunque existan estas diferencias en la percepción espacial entre hombres y mujeres y a partir de una edad tendamos al declive cognitivo, es posible mejorar nuestras funciones cerebrales y ayudar a ralentizar su envejecimiento con un entrenamiento y ejercicios adecuados.
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