Réquiem por España y toda nuestra civilización global
QUÉ ES UNA SOCIEDAD Y QUÉ ES UN PAÍS, UNA NACIÓN, una región, un pueblo o aquello a lo que algunos hipócritas, ignorantes o aberrantemente llaman “patria”.
Para mí, una sociedad, aún reconociendo mi condición utópica y aspiración y ambición de mundos idílicos, es un gran hogar, una gran familia, un colectivo de seres adecuadamente organizado que se rige por la ética y la moral, los grandes principios y valores clásicos de siempre, en donde rigen, mandan y estructuran vívidamente el afecto, la empatía, la comunicación y el altruismo, la solidaridad, la ayuda, la fraternidad, EL SUMO RESPETO y por supuesto la simbiosis justa.
¿Cuántos países, Naciones, regiones, pueblos, ciudades existen así en el mundo o se aproximan a ello? Lo desconozco; que realmente se ajusten a todo ello seguro que ninguno y que tengan unas características lo suficientemente parecidas quiero por lo menos imaginarme, que algunos, aunque tengan que ser muy, muy poquitos.
Todo lo demás, lo distinto, lo antagónico profundamente abundante es sencillamente una amalgama caótica y lamentable de INDIVIDUOS, muchedumbre, multitudes sin cohesión, apelotonadas, en donde la gente se apila, una encima de la otra, sin mayor control que el que ejercen los más poderosos y que aunque así ha sido siempre, en esta “maravillosa” GLOBALIZACIÓN CAPITALISTA ACTUAL está regida por las desafortunadísimas grandes acumulaciones de capital y la avaricia y las psicopatías y misantropía de quienes las poseen.
En los últimos 40 años de la historia de España y de su cacareada “democracia”, disputada solamente a nivel de conceptos que se intentan monopolizar por todos los medios ilícitos e ilegítimos, este país jamás ha sido en modo alguno una sociedad, sino un carrero junglático de paulatinas, progresiva y profunda decadencia y corrupción que nos han llevado a una lamentable y tristísima catástrofe y tragedia manifiesta, por lo menos a nivel de sufrimiento para muchos millones de las personas y para los que vivimos, por nuestro carácter y mentalidad, en otra NACIÓN y en otra “PATRIA”.
En estas dos últimas décadas la decadencia y el incivismo han sido fomentados y organizado conscientemente y desalmadamente desde arriba y perfectamente aceptados y adoptado de diversas formas, pero muy comunes, por las personas que vivimos en este país. En estos 10 últimos años la tragedia, el dolor, el sufrimiento, el enfrentamiento, el individualismo y la confrontación se han manifestado como base, orden, estructura y síntoma extremo desde el individualismo y la disgregación, de un extremo sufrimiento y caos en el sentimiento de la mayor partir de las personas que se aglutinan formando nuestro pueblo , por lo menos o mayormente, por una parte de los más sensibles, nobles, cultos e inteligentes y por otra parte de muchos millones de personas que han experimentado en sus vidas las consecuencias de la injusticia, la corrupción generalizada, y situaciones vivenciales enormemente dolorosas, tristísimas y lamentables.
En los últimos cinco años hasta el momento presente y sin que se vislumbre ningún tipo de luz al final de ningún túnel hemos sobrepasado todos los límites imaginables e inimaginables y se han superado todos los extremos, se han batido todos los récords que estaban al alcance y también que parecían no estar al alcance de nuestras manos y estamos en el fondo de un putrefacto pozo negro en el que mientras unos lloran, algunos, o tal vez muchos otros también lloran o parecen que lloran pero al mismo tiempo se recrean y regocijan en el sinsentido, la aberración, la basura, la desesperación y la barbarie.
Les pido una cosa a los españoles y se lo pido a todos los habitantes de todos los países, regiones y pueblos del mundo, más aún que reflexionar, por encima de todo ello que sientan, vivan, desaletarguense, salgan del coma etílico, desnarcoticense, busquen mínimamente la razón, la verdad y la lógica e intenten sentir y experimentar la dignidad, el mínimo afecto, la bondad, la honestidad, la nobleza, la parte más positiva del sentir y el sentimiento humano, no se sientan islas, sino miembros de un colectivo social, formen parte coherentemente y consecuentemente de lo que yo he definido justo al principio como algo mínimamente semejante a una SOCIEDAD; en sus manos está la destrucción, llegar al final de un abominable camino sin retorno o recuperarse como personas. No esperen que nada les venga dado desde arriba. En su sentir, en su coherencia y en su comportamiento de cada uno de todos los momentos de cada día está avanzar, o por lo menos regresar a un mundo colectivo individual, que nunca fue bueno pero que ha habido ciertos momentos y etapas en los que ha sido mucho menos malo y bastante más agradable de sufrir y de vivir. Todo esto lo dejo en la conciencia de cada uno, que dicen que es el conocimiento del bien que se debe de hacer y del mal que se debe de evitar; pero apelar a la conciencia es apelar al sentimiento, y despierten con las lágrimas el llanto, la esperanza y el propósito de la enmienda la ilusión hacia un mundo personal y global sencillamente y tan solo menos malo pues es justo y necesario ¡imprescindible!
Un señor, que es una eminencia y que es ya muy mayor, llamado Jesús Alonso Montero dijo muchas veces hace ya muchos años: “dentro de cien años todos seremos mejores o simplemente no seremos” pero a mí este período o plazo de tiempo se me antoja ya excesivamente optimista y largo.
Si no lo hacen por ustedes háganlo por quienes estaban destinados a llegar después porque de lo contrario, sencillamente no llegarán.
José Ángel Graña Abad
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