Los celos, normales o patológicos
Los celos son una emoción que podemos sentir de un gran cúmulo de emociones que llevamos impresas en nuestros genes y que nos ayudan a sobrevivir y relacionarnos en nuestra sociedad.
Los celos afloran cuando nos sentimos amenazados y tememos perder un amor ante la presencia de un tercero al que vemos como un rival. Podemos sentirlos en las relaciones de pareja, relaciones fraternales o filiales, etc.
Tiene que haber tres participantes para que aparezcan los celos, aunque el tercero, en algunas ocasiones, puede ser imaginario. Los celos se diferencian de la envidia en que esta no requiere la presencia de un tercero ni existe la pérdida de un amor. La envidia aparece cuando vemos en alguien algo que deseamos y de lo que carecemos. Esto nos genera una mezcla de frustración y rabia que en ocasiones puede enfocarse hacia esa persona envidiada.
Los celos puede que sean una manifestación del amor o afecto que sentimos hacia el otro y por lo tanto un indicador de lo mucho que nos importa, y que pueden ser percibidos, por este, como un halago ya que nos hacen sentir como alguien importante y querido.
En relaciones de pareja los celos normales aparecen frecuentemente al principio de la relación. En el inicio de las relaciones, la confianza en el otro es más un acto de fe ya que no ha transcurrido el tiempo necesario para construir un vinculo de confianza que va apareciendo a través de las vivencias compartidas.
Los celos en una pequeña dosis pueden considerarse normales siempre y cuando el que los siente no pierda el control de sus actos ni mantenga actitudes que sean posesivas y controladoras con el otro y que afecten a su libertad. También pueden ser adaptativos cuando al sentirlos nos hacen sentir lo importante que es la persona querida y lo importante que es proteger y cuidar ese vínculo sin que aparezca la apatía, abandono o desidia; desde esta perspectiva son emocionalmente positivos y reavivan las relaciones haciendo que aumente el esfuerzo por conservar los vínculos que nos importan.
Los celos también pueden ser enfermizos o patológicos y por consiguiente destructivos para la relación, especialmente cuando son muy fuertes, exagerados y especialmente cuando aparecen sin fundamentos. Esto producirá el deterioro de la relación y probablemente causando que la persona afectada se sienta prisionera o que bien se someta a las exigencias del otro para apaciguar los celos o quizás rebelarse y vivir en continuo conflicto o quizás opte por callar u ocultar información y así evitar el conflicto.
Los celos enfermizos causados por el miedo a perder a la otra persona hacen más probable el deterioro de la relación y la pérdida de la persona querida. Ya sea por cansancio ante exigencias nada racionales o por la autoafirmación identidad ante la dominación de la otra persona. La persona celada se siente cuestionada y perseguida constantemente coartando su libertad y que lo llevará a dejar la relación para poder recuperar su identidad.
Una baja autoestima suele ser la causa de los celos patológicos. Esto le hace creer que cualquier persona puede ser mejor que ella y por lo tanto puede ser una amenaza. El miedo a ser abandonado se vuelve algo persecutorio. En los celos patológicos es necesario la intervención de un profesional para ayudar a mejorar la confianza y autoestima en sí misma para que sea capaz de respetar la libertad de la otra persona, o incluso decidir si quiere seguir o abandonar la relación sin que esto deteriore su autoestima.
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