Cómo problematizar los contenidos programáticos de las asignaturas escolares
Primeras consideraciones
A fin de propiciar un trabajo de reflexión respecto de los contenidos programáticos que constituyen la base de nuestro sistema educativo actual, creemos que estamos en la necesidad de establecer como punto de partida ciertos conceptos que nos permitirán ahondar la tarea propuesta.
Estos conceptos demarcan todo el proceso de producción de contenidos de los programas actuales. Tenemos entonces cuatro criterios principales que son: selección de temas que constituirán los contenidos programáticos, su elaboración, la consiguiente revisión de los contenidos elaborados y por último la problematización de dichos contenidos.
Sin embargo, hoy en día aquellos que nos desarrollamos dentro de las instituciones educativas somos testigos de numerosas dificultades a la hora de trabajar los contenidos propuestos por los programas educativos oficiales. Esta situación nos lleva a reflexionar acerca de las características de los contenidos programáticos, y bien sabemos que todo proceso de reflexión implica cuestionamientos, replanteos, revisiones de lo ya conocido.
En este proceso reflexivo surgen cuestiones bastante claras, algunas de ellas son: ¿Cuáles son las concepciones que sustentan el desarrollo del programa en cuestión?,¿Cuáles son sus propósitos?, ¿Qué objetivos tiene?, ¿Cómo se entiende al proceso de enseñanza - aprendizaje?, ¿A quién está dirigido?, ¿Qué lugar ocupan los estudiantes en dicho proceso?, ¿Cómo es entendida la escuela dentro de este proceso?, ¿Qué rol cumple?, ¿Cuál es el rol de los docentes en este proceso?, ¿Fueron los docentes partícipes de la creación de estos contenidos?, ¿Existe correlación entre lo estipulado en la documentación oficial y la realidad de las instituciones educativas, o los documentos curriculares son meramente expresiones de deseo que no operan sobre la realidad de manera concreta?, etc.
Estos cuestionamientos nos llevan entonces a mirar al proceso de creación de contenidos programáticos con nuevos ojos y buscar indefectiblemente respuestas que nos permitan comenzar a comprender en cierta medida en que lugar nos encontramos, que posicionamiento hemos de tomar, y qué herramientas de cambio tenemos a mano para revertir las dificultades que tenemos al trabajar con los contenidos dentro de las aulas.
A simple vista, y basándonos en la historia de nuestro sistema educativo podemos asegurar que los contenidos programáticos y su propuesta de trabajo están orientados a la reproducción de un orden establecido de antemano, su naturaleza nace en el seno del enciclopedismo, en un saber definido en documentos oficiales previos que rigen la tarea docente, como lo describen los documentos curriculares de la provincia de Buenos Aires:
“( ...) Es imprescindible, entonces, que el diseño curricular ofrezca a las instituciones escolares y a los/las docentes una base y un horizonte para plantear condiciones de enseñanza y contenidos de aprendizaje que favorezcan el progreso de los alumnos/as(...) El diseño tiene, en consecuencia, que expresar una propuesta curricular respetuosa de la tradición curricular bonaerense y tomar en cuenta ambos antecedentes -el documental escrito y la tradición oral curricular(...)”.
Est a situación determina una verticalidad que presupone a los contenidos como rectores de la actividad docente, desplazando a los educadores de un rol activo, que integre a los educandos, que contemple sus inquietudes, sus vivencias, sus intereses.
Teniendo en cuenta esta realidad verticalista, enciclopedista, reproductivista de los contenidos programáticos es necesario que como educadores tomemos un rol activo en la recreación de los contenidos con los que vamos a trabajar. Puesto que no fuimos incluidos en el proceso de elaboración de la documentación oficial debemos encontrar la manera de revertir el enciclopedismo que nos aleja de un trabajo creativo, estimulante, que tenga sentido tanto para nosotros como para nuestros estudiantes.
Se dice que se enseña con el ejemplo, entonces, si nosotros tenemos como objetivo despertar en nuestros educandos su espíritu crítico, promover en ellos actitudes que les permitan transitar sus vidas creativamente, reflexivamente, con valentía para tomar posiciones, para expresar sus ideas, sus emociones, sus inquietudes, sus dudas, sus convicciones, debemos encarnar tales dimensiones en nuestra propia vida.
Siendo docentes con una clara posición filosófica abierta, que permita trabajar los contenidos propuestos de manera que podamos recrearlos, problematizarlos, transformarlos para permitir a nuestros estudiantes acceder a un proceso educativo fuertemente creativo, que los transforme y que nos transforme.
Tomamos esta posición dada nuestra experiencia como docentes, entendiendo que este es un trabajo que debemos dar a diario sin esperar que los contenidos cambien y que todo el sistema se vuelque hacia una mirada crítica y problematizada de sí mismo, ya que como dijo Paulo Freire las clases dominantes no se suicidan. Y son justamente las clases dominantes, sus intereses corporativos, económicos, políticos, religiosos, los que rigen las estructuras de nuestra sociedad, y definen las guías que dan forma a los documentos curriculares sin intervención de las clases que componen el resto del entramado social.
Son las clases dominantes y sus especialistas en educación los que carecen de una mirada crítica y definen los documentos tal y como los conocemos. Este proceso se lleva a cabo silenciando las voces de profesionales universitarios, especialistas en educación, docentes, padres y madres, estudiantes, educadores no formales, etc. que son parte del sistema educativo de nuestro país pero que, sin embargo, no son tenidos en cuenta por el simple hecho de no ser parte del sector dominante.
Los contenidos en la actualidad
Hoy en día los contenidos curriculares presentan ciertas características que hacen a la falta de interés de los niños, niñas, adolescentes que trabajan con las temáticas propuestas. Sabemos que los documentos oficiales se centran en la reproducción del sistema establecido, negando casi por completo las inquietudes de los estudiantes, y sus docentes. Los contenidos con los que trabajamos hoy son universalistas, no están definidos por nosotros, son “neutros”, apolíticos, se encuentran descontextualizados, objetivan la información, no buscan la relación con las realidades de quienes estudian esos contenidos, no apuntan a la recreación del conocimiento. Por estas cuestiones los docentes podemos abordar nuestro trabajo con los contenidos desde la investigación temática propuesta por el Prof. Paulo Freire en su libro “Pedagogía del oprimido”.
La investigación temática es una investigación respecto de los temas que interesan a los educandos, vinculada a contenidos que son relevantes y determinados por los docentes. Estos últimos son conocidos como contenidos “bisagra” y tienen como finalidad ser el complemento a los contenidos propuestos por los estudiantes para brindar un proceso que integre ambas visiones, la que estimula y comprende las inquietudes de los educandos y la que desarrolla el docente basándose en su lectura de las necesidades que el proceso de enseñanza-aprendizaje refleja.
Respecto de las investigaciones temáticas podemos describir dos aspectos principales. El primero es su aspecto general que implica el conocer los temas, problemáticas, intereses que tiene el grupo. Para conocer estas cuestiones podemos charlarlo abiertamente, generar cuestionarios, etc.
El segundo aspecto, de las investigaciones temáticas específicas, está orientado a las áreas de conocimiento en las que trabajaremos y también el proceder será similar al mencionado anteriormente.
El realizar estas investigaciones temáticas nos permitirá tener un conocimiento más acabado del grupo y de cada uno de los integrantes del mismo, nos permitirá establecer un punto de partida para nuestro trabajo, una mirada más fiel del lugar en que nos encontramos como docentes, favoreciendo mejores planificaciones y selecciones de temáticas de trabajo y su posterior problematización.
Pr oblematización de los contenidos
Continuando lo propuesto anteriormente llegamos a la problematización de los contenidos por parte de los docentes. Esto es vital, debemos problematizar los contenidos a trabajar para darle a los educandos las herramientas necesarias para abordar los temas con entusiasmo, promoviendo el pensamiento reflexivo, crítico, construyendo sus propias hipótesis, vinculando lo estudiado a sus propias experiencias, al mundo que lo rodea.
Sabemos que los contenidos actuales no son críticos, no desafían a los estudiantes, sino todo lo contrario. No se vinculan a ellos, no son problematizadores, no tienen asidero en las experiencias de los educandos, por ende no generan interés.
Algunas de las propuestas que podemos llevar adelante para trabajar los contenidos y reformular el proceso educativo es realizar materiales complementarios que propicien la mirada crítica de las temáticas tratadas. Esto puede ser altamente enriquecedor para el docente puesto que trabajará alternativas, nutriéndose de perspectivas críticas de diversos autores, y recreándolas en su práctica docente.
Otra práctica importante para llevar adelante con los estudiantes es la lectura crítica de los contenidos oficiales, problematizarlos, analizarlos, leer entre líneas sus textos. Pensarlos, investigar sus autores, los contextos en los que fueron producidos dichos textos, las corrientes que sostienen esas producciones, etc. Y la propuesta docente no debe obviar el trabajo de producción de obras que desarrollen las miradas críticas por parte de los educandos, ya sea reformulando los contenidos explorados o generando producciones propias.
Últimas consideraciones
A modo de conclusión de este breve artículo queremos destacar que la labor del docente que vela por una educación crítica, de calidad, contextualizada, relevante debe tener por guía una mirada crítica de la realidad y la problematización de esa realidad para ser trabajada con los estudiantes en las aulas, de manera que esos minutos que cada día comparten los docentes y los estudiantes en el aula sirvan para enriquecer sus vidas en múltiples aspectos, para que se conviertan en sujetos de cambio, que sean seres críticos de su realidad, creativos, sensibles.
Entendemos que el trabajo del docente es vital para que los educandos pongan en juego su inteligencia partiendo de la base que no existe “status quo” si nosotros somos protagonistas de nuestra realidad, si son ellos quienes toman decisiones a diario, si miran su realidad diaria como un campo de trabajo en el que su labor, sus relaciones, vivencias son el reflejo de su toma de posición filosófica frente a la vida, siendo nosotros los docentes los que encarnemos de la mejor manera ese ejemplo integrando nuestras ideas y nuestras contradicciones, mostrándoles a diario la lucha que damos contra la opresión del sistema de las clases dominantes.
Somos nosotros los docentes, quienes tenemos en nuestras manos la posibilidad de darle a nuestros estudiantes un lugar para que ellos crezcan de la mejor manera posible, como sujetos críticos, diversos, ricos en experiencias y fundamentalmente en seres que transforman su realidad a conciencia.
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