De cómo los suelos de parquet llegaron para quedarse
Ya lo decía el filósofo griego Heráclito allá por el 500 a.C.: “todo fluye, nada permanece”. Esta máxima, al hablar de las casas del siglo XXI, cobra más sentido que nunca. Y es que cada vez encontramos más opciones para reformar y decorar nuestros hogares, lo que ha hecho que cambiemos nuestras prioridades y le demos mayor importancia a ciertos aspectos antes más abandonados, como es el caso de los suelos. Sin embargo, ¿qué tendrán los suelos de parquet que llegaron para permanecer en nuestras vidas? El parquet fluye, y mucho, ya que cada vez encontramos más variantes que nos dan la posibilidad de personalizar al máximo nuestras casas, llegando así a convertirlas en verdaderos hogares, uno de los objetivos que buscamos cuando nos lanzamos a una reforma. Los suelos laminados y las tarimas flotantes son los más instalados a día de hoy por todas las ventajas que nos aportan, tanto a nivel práctico como estético. Además, tenemos la posibilidad de elegir la forma qué queremos en nuestros suelos, ¡máxima personalización! "Los suelos de parquet con motivos geométricos están más a la orden del día que nunca." Si hablamos de suelos de parquet, no obstante, tenemos que contradecir al gran Heráclito, aunque sea solo por esta vez. Estos suelos permanecen, ¡y mucho! Gran parte de su éxito y de que cada vez los veamos en un número mayor de propiedades se debe a su gran resistencia y durabilidad. Siempre que llevemos a cabo unas tareas de mantenimiento concretas, para eliminar posibles imperfecciones y desgastes que se hayan creado a causa de su uso, disfrutaremos de nuestros suelos durante mucho, mucho tiempo. Dicho esto, a nadie le parece raro ya a estas alturas que los suelos de parquet sean a día de hoy unos de los más buscados cuando reformamos nuestros hogares, ¿verdad? Han conseguido que les demos a los suelos la importancia que merecen y que sea una de nuestras principales prioridades en el momento en que hacemos un cambio. Por no hablar de que han contradicho al filósofo griego al demostrar, con el paso de los años, de que es posible fluir y permanecer al mismo tiempo.
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