3 funciones de las neuronas espejo
Lo que hay detrás del vagabundeo tiene muchas caras. A menudo es un ser multiforme, un complejo laberinto de sentimientos, emociones y pensamientos contradictorios que no siempre somos capaces de proteger. Pero los rumores sobre el abismo, sobre la desmotivación que consume deseo y energía, son el hecho de que nuestro cerebro entiende bien, porque es el que crea la inmovilidad física. Hay quienes dicen que el vagabundeo es una afirmación como si estuviera atrapado en un regalo congelado donde hay una sensación de que es imposible cumplir con cualquiera de los compromisos enumerados en la agenda. Por otro lado, el sentimiento de cansancio y profunda frustración también nos decepciona, y esta rabia sobre nosotros mismos nos bloquea aún más y nos sumerge en una situación que es tan incómoda como molesta. Pero esta dimensión tiene su propio significado y explicación. Tanto es así que no nos hace cambiar de opinión o dañar nuestra autoestima cuando la experimentamos, e incluso si no deberíamos evitar el frívolo etiquetado de un adolescente joven o perezoso sin saber primero qué hay detrás. A menudo hay miedo, indecisión, tristeza e incluso un sentimiento de inutilidad. Veamos ahora más datos. Lo que hay detrás de la pereza: un futuro que asfixia. Normalmente, lo que está detrás del vagabundeo es la dimensión residual de nuestros antepasados internos. Esta es al menos una de las explicaciones que nos dan en el campo de la antropología. Los antepasados homosexuales con quienes compartimos nuestra ascendencia genética tenían una necesidad básica en su vida diaria: para ahorrar energía. Los recursos son muy escasos. El apetito era un enemigo general, como los depredadores, y que el clima era a menudo desfavorable, donde el sol podía soportar heladas extremas y nocturnas. Nuestros antepasados también eran nómadas y deberían haber tratado de salvar la mayor cantidad posible de recursos materiales para que sus víctimas fueran mínimas y precisas. Por lo tanto, su realidad se limita a satisfacer las necesidades más básicas a corto plazo. Kalman Glanz, psicoterapeuta de la Universidad de Cambridge y coautor de Edilie of Eden, señala que la dimensión del vagabundeo se originó en las personas cuando empezamos a ver el futuro. Esta necesidad de planificar a largo plazo, de hacer sacrificios para obtener beneficios en el futuro, causó repentinamente fatiga psicológica y costes razonables. De repente nos comprometimos a gastar más energía de la esperada. Además, la realidad parecía un "sabotaje", como la presión de todo el equipo y, por lo tanto, el miedo a que nos volviéramos efectivos o no. Por lo tanto, la vagabundeabilidad no es sólo inercia, pereza o inercia. Es una colección de materiales sobre muchos aspectos en los que la asfixia suele crecer en un futuro próximo. Ablación cerebral y fatiga A la edad de dos mil quince años, el Dr. Masood Hussein de la Universidad de Oxford intentó algo interesante que nos permitió entender mejor qué había detrás del vagabundeo. Gracias a la investigación de la resonancia magnética, pudo ver lo que distingue a la persona más activa de la que cayó en la trampa de una pereza tan decepcionante. En primer lugar, es interesante asegurarse de que se necesita mucha energía para planificar y aplicar el objetivo. El cerebro libera incontables cantidades de dopamina y luego activa la corteza motora para facilitar el movimiento, la actividad y el rendimiento. Bueno, lo siguiente que se puede probar es que la mayoría de las personas que experimentan vagabundeo en realidad están ablandando lo que hay en su cerebro. Los niveles de dopamina suelen ser bajos. La activación de la corteza cerebral tampoco es muy intensa porque el cerebro "apático" se siente inútil para trabajar demasiado. ¿Qué hay detrás de la Abulia que acompaña al vagabundeo? Detrás del vagabundeo hay una dimensión que el cerebro trata muy a menudo como ablación. Pero, ¿cuál es la razón de este sentimiento que tenemos de permitir que esta sustancia, que nos aclara y nos deprime, se aprisione a sí misma? Desde un cierto punto de vista psicológico, es importante destacar las siguientes dimensiones: Bajo un sentido de autoeficacia. Falta de apoyo sensible. No hay un interés real en el trabajo que tenemos que hacer. La sensación de que lo que tenemos que hacer no vale la pena. Miedo al fracaso, a no hacer lo que otros esperan que hagamos. Discusión, un sentimiento de inutilidad, baja autoestima. Como podemos ver, las consecuencias psicológicas y sensibles del vagabundeo hacen de esta dimensión una realidad que debemos tener en cuenta. Por lo tanto, no tiene sentido estar enfadado con nosotros por falta de motivación. Tenemos que ser capaces de explorar la situación, profundizar en ella y entender por qué pensamos de esa manera. Para el cristianismo, el vagabundeo era el último pecado. Siempre ha sido una actitud muy despectiva hacia esta imagen, pero es hora de verla como lo que es: una máscara. Hechos específicos que merecen nuestra atención y sobre los que debemos trabajar.
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