La belleza está dentro de tí

En estos convulsos tiempos puede parecer anticuado regalar o escribir poesía sin detenernos en esa caricia que un poema puede brindar al alma. Pero se ha puesto a pensar cuántos poemas hay guardados en algún baúl por temor al rechazo. Cada minuto está pintado de belleza que solo necesita ser descubierta para convertirse en un bálsamo de paz y amor. Regalarnos esos momentos vale la pena. Aquí un ejemplo. ANTICUADO Dicen que soy anticuado porque me visto sin brillos, porque sigo siendo niño aun cuando peino canas; porque saludo si llego y si me voy me despido, porque considero amigo al que me aprieta la mano. Me dicen fuera de moda porque un libro me acompaña y mi ojos nunca engañan cuando te miran de frente. Aunque no haya mucha gante que se aventure a buscar la aguja está en el pajar pero tienes que encontrarla. Sigo mis añejas mañas de dar una flor a las damas, de no matar esa llama que alguien ha llamado amor. Soy del verso y la canción, de atardeceres y estrellas, de caminar con la lluvia, del llanto y de la sonrisa. Soy el quien anda sin prisas para sentir el camino, el que prefiere un buen vino y una suave melodía; el que vive cada día porque el después no ha llegado. Yo quiero dejar de legado mis anticuadas costumbres; dejar una luz que alumbre el camino que he seguido para el andar de mis hijos, de los de aquel, de los tuyos porque siento tanto orgullo de seguir siendo anticuado y amar como siempre he amado sin mentiras asesinas que van matando verdades. Si por todas estas cosas me dicen que soy anticuado será porque se han marcado las huellas de mi destino. Tú que caminas conmigo abriendo puertas de amores, que sueñas por los rincones con la mágica sonrisa, ven y ponte mi camisa de hombre feliz y anticuado.