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miércoles 24 de abril del 2024
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tarde para volver capitulo tres

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Jesús, el medio hermano de Antonio, se había quedado a vivir en España en la casa de su padre, cuando Antonio huyó a Inglaterra.

Él jamás permitió que los hermanos se conocieran o supieran de la existencia el uno del otro.

Aunque en la partida de nacimiento figuraba como su hijo, nunca se había ocupado mucho de él.

Venia a visitarlo muy de vez en cuando. Nunca lo sintió un padre de verdad. Jamás habían tenido una conversación prolongada.

El mayor gesto de cariño que había conocido era cuando le preguntaba -¿Cómo estás?- mientras le tocaba con la punta de sus dedos, el cabello. Ese era todo el recuerdo que Jesús tenía de su padre. Había dejado de verlo cuando era muy pequeño aún, porque un día decidió no venir y ya no lo hizo nunca más.

Supo de la existencia de Antonio a través de su madre.

Cuando María Jesusa se enteró lo que le había pasado a José y a su esposa, y que Antonio se había marchado a Inglaterra por temor a que le sucediera lo mismo que a sus padres, decidió forzar la cerradura de la casa e irse a vivir con su hijo.

La pobreza era bastante común en esos tiempos en España y no era justamente ella la que había logrado escapar de la misma.

Siempre había vivido en esa miserable habitación que su patrón le había cedido, donde compartía su existencia con la de Jesús.

Consideraba que tenía derecho. -De alguna forma –pensó - si ésta es la casa del padre de mi hijo, él tiene derecho a estar aquí. Y yo con él-.

No sabía si esto tenía una base legal pero lo hizo sin dudar.

Fue en ese momento cuando se animó a hablarle de Antonio. Le contó toda la verdad. José ya no estaba y no podía oponerse.

Se encargaron de pagar los impuestos regularmente. Nunca le hicieron ningún reclamo.

Jesús nunca se había casado ni había tenido hijos, así que cuando supo que estaba enfermo y solo, por primera vez en tantos años, pensó en su hermano.

En un primer momento pensó en ir a buscarlo. No tenía la menor idea de donde podía estar viviendo, aunque pensaba que probablemente seguiría en Inglaterra.

Se le ocurrió encargarle a un investigador privado que lo ubicara.

Le dijo que la única información que podía darle era que suponía que estaba viviendo en algún lugar de Inglaterra, y que tendría aproximadamente su misma edad.

-Su nombre es Antonio Gudez Herraz. Lo lamento mucho- le dijo al investigador - pero no dispongo de ningún dato más-.

-No se preocupe- le había contestado. -Si está en algún lugar de Inglaterra lo encontraré. No puedo asegurarle lo mismo si ha elegido otro país para vivir. En ese caso, la búsqueda es más compleja y se escapa a los medios de los que disponemos en esta agencia-.

Cuando por fin tuvo la dirección en sus manos se sintió muy enfermo para viajar. También le tuvo miedo a la emoción que podría ocasionarle el encuentro.

-No vale la pena. Es demasiado tarde. De que serviría que nos conozcamos si mi tiempo ya expira- se había dicho un poco con resignación y un poco como excusa.

Por eso prefirió encargarle a un abogado que, a su muerte, se encargara de todo lo necesario para que Antonio recuperara la posesión de esa casa.

Era su dueño por derecho natural, y él no quería que la propiedad pasara al municipio. Era lo único que lo unía a su padre y a su hermano.

La vida se había encargado por distintos motivos de despojarlo de ambos.

Ya España, o el régimen de ese momento habían despojado bastante a su padre el día que se apropiaron de su vida como para permitir que ahora se quedaran con esa casa.

Hacia tiempo que Jesús había perdonado el abandono de su padre.

Desde que había aprendido que la carne era débil y que era fácil sucumbir en algunas ocasiones, por lo que llegó a justificarlo, entenderlo y perdonarlo. Él también había cometido infinidad de errores en su vida. Ni siquiera se le ocurriría ponerse a contarlos.

Con recordar solamente cómo había perdido a su novia de la juventud y cómos lo había sumido en una tristeza tan profunda que nunca más le permitió tener una relación estable, se sintió abatido. Y todo había sido por haber tenido una estúpida aventura con una bailarina!., Hasta los trabajos que había dejado en el camino por su falta de energía o responsabilidad, superaba ampliamente el error de su padre. Por lo tanto, con que valor moral podría juzgarlo?

Sabía que no era una propiedad costosa, aunque Jesús se había encargado de mantenerla en buen estado y había reformado casi todo su interior, suponía que a Antonio le iba a agradar recibir la noticia de su posesión.

Y no se equivocó.

Antonio lloró el día que recibió la carta de los abogados contándole sobre su hermano y su deseo.

Lamentó tanto no haberlo conocido!. Cómo le hubiera gustado intercambiar opiniones. Enterarse cómo había sobrevivido en esa España que él había dejado. Poder compararla con la vida que había encontrado en Inglaterra. Le hubiese gustado mucho conocerlo aunque el tiempo que pudieran haber compartido hubiese sido extremadamente corto.

El abogado le había comentado en la carta que Jesús había pensado ir a conocerlo, pero que se sintió sin fuerzas para hacerlo.- Porqué no me habrá pedido que fuera yo el que viajara a España. Lo hubiese hecho con muchísimo gusto- pensó tristemente.

Sintió que con esa casa de alguna manera recuperaba algo de su historia, de la que había sido despojado en parte por miedo, en parte por lógica.

Decidió que iría con su esposa. Quería verla. Recorrer sus habitaciones. Encontrarse con sus recuerdos. Stelle estuvo totalmente de acuerdo.

Cuando entró a la casa, toda su juventud se apareció de repente en su mente. Encontró algunos retratos de sus padres y hermanos en el viejo desván que no había visto cuando se fue. Jesús no había tirado nada.

Juntó todo lo que había de ellos. Esta vez no quería dejar nada en España. En su maleta podía ahora llevar todo lo que antes tuvo que dejar.

Recordaba cómo había seleccionado sólo algunas fotos para que lo acompañaran en sus recuerdos. Ahora se llevaba álbumes completos, porque incluía a sus abuelos y tíos muertos en la guerra, además de bastantes adornos caseros.

No quería que quedase en la casa ningún recuerdo de su vida allí. Quería que por el resto de tiempo que tuviera por vivir estuvieran junto a él.

Cuando se recuperó del impacto de su reencuentro pensó que lo mejor que podía hacer era traspasarla a nombre de sus tres nietos. -Ellos podrán conservarla por más tiempo que yo. Ya estoy al final de mi existencia- se dijo a si mismo.- Si es que no quieren venderla, claro- pensó al tiempo que rogó interiormente que quisieran conservarla.

Después fueron a Barcelona a visitar a John y ponerlo al tanto de su decisión. A él le pareció una magnífica idea.

-Joao no querrá venderla estoy seguro- le había dicho. -Estoy absolutamente seguro que cuando le cuente toda la historia querrá ir a conocerla y probablemente cada vez que viaje con su pareja a Valencia para dar una conferencia, irán a hospedarse allí. Sabes que es muy especial con este tipo de sentimientos-.

Cuando regresaron, Antonio sentía una inmensa paz. Le agradeció interiormente a Jesús la decisión que había tomado antes de morir, aunque volvió a lamentar profundamente no haberlo podido conocer. Pensó que la vida le había dado tres hermanos y él no había podido conocer a ninguno de ellos, y eso lo entristeció. Nunca antes había pensado en eso. Stelle lo sacó de su ensimismamiento con un tierno beso en la mejilla. Imaginaba lo que estaba pensando. Lo conocía desde hacía mucho tiempo como para no saberlo.

-Que te parece si vamos a decirles a Cleve y a Kelly lo del traspaso de la casa?- le dijo con dulzura tratando de poner punto final a esa tristeza que mostraba su mirada.

-Me parece que es lo más lógico. No quisiera que hablara con John y se enterara por él. Quiero que seamos nosotros quienes se lo comuniquemos-le contestó.

Cuando se lo comentaron, ambos estuvieron de acuerdo en que esa casa llena de recuerdos pasara a nombre de los nietos.- A lo mejor a partir de ahora elegiremos ese lugar para ir de vacaciones, que te parece?-

-Me encantaría compartir con mis hijos y mis nietos unos días en esa casa. Haría que muchos de los recuerdos tristes que me atan a ella se transformaran con la alegría de la presencia de todos. Las voces de todos ustedes podrían acallar para siempre aquellas que recuerdo y me hieren- esbozó Antonio con tristeza.

-Pues entonces decidamos hacerlo próximamente. Se lo diré a John. Estoy seguro que le encantará la idea. Supongo que a Joao también, aunque últimamente lo noto tan raro a ese chico que no podría asegurártelo-, dijo Cleve.

-También yo lo ví muy raro la última vez, pero no me animé a preguntar nada- le respondió su padre.

Antonio le pidió a Cleve antes de irse que por favor se ocupara de todos los trámites, ya no tenía ni fuerza ni voluntad para enfrentarse al papeleo.

Le dijo que había averiguado que Alex y Bob tenían que solicitar la actualización de sus pasaportes españoles para poder iniciarlos y que los abogados españoles que había elegido Jesús trabajaban con un buffete que tenía su sede en Londres.

Cleve no tenía tiempo libre, por eso pensó en aprovechar el tiempo del que disponía Alex. -Supongo que no tendrás inconveniente de ir a Londres- le preguntó. -Te he hecho un poder ante escribano para que pudieras representar a tu abuelo. Apenas tengamos los pasaportes actualizados podrás ir. No creo que te insuma mucho tiempo. Supongo que dos o tres días alcanzarán-.

Alex estaba encantado de ir, no lo hacía con mucha frecuencia y como todos los chicos de su edad ya saboreaba el placer de una aventurilla en la ciudad. -Por supuesto que iré, papá. Y lo haré con mucho gusto-.

Esperaba que Sophie no se enojara con él. Era un adolescente y pensaba como tal. Y aunque quería mucho a su novia, la idea de una aventura sin consecuencias lo seducía.

Un par de semanas más tarde y con todo el papeleo necesario partió en su Mini cooper, muy temprano. Quería llegar apenas abrieran la oficina. No sabía que tipo de trámites tendría que hacer ni cuanto le insumirían y quería terminar todo lo antes posible para ir a Picadilly Circus. Ese lugar tan especial de Londres, que de día era igual que cualquier otro, pero de noche se transformaba como por arte de magia, y todo era algarabía, música, luces, diversión. Nunca había estado allí solo, puesto que ninguno de sus amigos iban a Londres con frecuencia. Las dos o tres veces que había estado había sido en compañía de sus padres. Pero había oído tantas anécdotas de ese lugar que ya se imaginaba disfrutando del espectáculo de sus calles.

Desayunó apenas llegó a Londres, en el primer bar que encontró. Había pedido un par de huevos revueltos con bacon, pero sintió que quería comer algo más, por lo que, aunque no era una hora muy apropiada, pidió una hamburguesa.

Se dirigió después a la oficina de los abogados.

Almorzó una hamburguesa con papas fritas en un Mac Donald, lugar de su preferencia desde siempre. Comparó las dos hamburguesas que había comido en ese día y se dijo a si mismo: -No hay como las de este lugar! - También en esto era un adolescente más.

Terminó esa primera jornada antes de las cinco de la tarde.

Se sentía cansado, pero la idea de ir a Picadilly lo reanimó.

Sabía que los hoteles de la ciudad no eran baratos y aunque su padre le había dado suficiente dinero, él no pensaba gastarlo en hoteles, tenía planeado divertirse lo más que pudiese y allí era donde tenía planeado invertirlo.

Pensó si sería mala idea ir a uno de esos hoteles-albergues donde una habitación es compartida por varias personas. Se trató de imaginar durmiendo con desconocidos, esperando su turno para poder ir al baño o ducharse, y llegó a la conclusión que era bastante mala.

-Trataré de encontrar un hotel alejado del centro- se dijo. -Supongo que debe haber muchos económicos y donde pueda tener mi propia habitación y baño individual-. -Aunque a lo mejor- pensó con picardía- después de todo ni siquiera paso la noche allí. Debí haberme fijado en Internet antes de salir- se retó a si mismo, pero su inexperiencia le había hecho obviar esta idea hasta ese momento.

-Preguntaré en algún bar. Alguien debe saber de alguno-. Pero en ninguno de los dos bares que entró encontró la respuesta. Casi todos conocían los que estaban en los alrededores.

Desalentado no intentó preguntar en ningún otro bar. -Iré a buscar mi auto al estacionamiento y me alejaré un poco de aquí y probablemente así conseguiré que alguien me de una dirección. Tengo que cargar combustible, tal vez allí sepan- se dijo y se marchó en busca de su Mini Cooper.

Al salir se le ocurrió preguntar al que estaba en la ventanilla si conocía algún lugar recomendable. Tampoco quería ir a un hotel que en cuando se despertara descubriera que le habían robado todo lo que tenía.

-Por supuesto que conozco uno donde puedes ir tranquilo. Está ubicado a media cuadra de donde yo vivo y conozco a sus empleados. Son todos amables y decentes, no temas- le dijo en sorna- no van a robarte. Puedes dormir tranquilo que al despertar encontrarás tus pertenencias. El precio es bastante razonable. Te anotaré la dirección y como llegar. Está a poco más de media hora de aquí-.

Alex le agradeció diciéndole que si le robaban vendría a ajustar cuentas al día siguiente. Se fue con una sonrisa.

Se dirigió sin perder tiempo al hotel mientras escuchaba música a todo volumen. Le encantaba el rap.

Cuando llegó no le causó mala impresión la fachada ni la recepción del hotel y encontró su habitación razonablemente agradable. Tenía un pequeño baño privado con ducha. Se dirigió a hacer el chek in sin dudarlo.

Volvió a la habitación y se tiró sobre la cama. Se quedó profundamente dormido.

Despertó una hora más tarde.

Tomó una ducha caliente, preguntó si podían alcanzarle un sándwich y una gaseosa a su habitación, se quedó esperándolos.

-Y ahora- se dijo cuando terminó- directo a Picadilly y a la diversión-.

Se levantó y se marchó. Estaba realmente excitado.

Aparcó lo más cerca que pudo del lugar elegido y como todavía quedaban algunos rayos de luz se decidió a dar vueltas por los alrededores.

La noche era bastante agradable aunque ventosa, no obstante le pareció apropiada para estar caminando.

Estuvo mirando hasta decidir en que bar entraría a tomar una cerveza. Vió uno repleto de chicos y chicas de su edad que se mostraban muy alegres y decidió que era un buen lugar.

No conocía a nadie cuando entró pero antes de media hora estaba conversando con todos. A Alex se le daba muy bien contar chistes, y había empezado bromeando con el camarero, luego con el que estaba a su lado y al final con todo el resto.

Pasó bastante tiempo compartiendo cervezas y risas. Cuando todos empezaron a irse, lo hizo él también.

Al levantarse para dirigirse a la salida notó que estaba realmente mareado. Hasta ese momento no había tomado conciencia. Con pasos tambaleantes salió y se dirigió sin saber a donde ir. No sabía que estaba haciendo allí, ni adonde quería o tenía que ir. No recordaba donde había dejado el coche y mucho menos la dirección del hotel. -Porque me registré en un hotel, o no?- No estaba muy seguro, pero si lo había hecho no tenía la menor idea de donde estaba ubicado.

Empezó a dar vueltas tratando de poner en orden sus ideas pero no lo logró. Siguió caminando hasta que se dio cuenta que no iba a ningún lugar. Preguntó por el estacionamiento más cercano y se dirigió a él. Buscó inútilmente su coche. No estaba allí. -Adonde voy ahora? -se preguntó. -Donde habré dejado mi Mini? -Preguntó en la ventanilla por otro estacionamiento cercano. Le pasó lo mismo que en el anterior su Mini tampoco estaba allí.

Se sintió desconcertado y algo atemorizado. Volvió a preguntar en la ventanilla por otro estacionamiento cercano. No estaba muy próximo pero el empleado le aseguró que era el más cercano que había si exceptuaba el anterior.

Caminó bastante pero al fin lo encontró. Y esta vez no encontró sólo el estacionamiento sino también su coche.

Al tratar de salir rozó el paragolpes del lado izquierdo con la columna. No le importó bajarse para ver que había pasado. Giró el volante y salió.

Como no sabía donde estaba ubicado el hotel ni tampoco el nombre se dirigió sin rumbo determinado.

No sabía a quien preguntar puesto que no sabía qué preguntar.

Comenzó a dar vueltas con el coche. Su cabeza también le daba vueltas.

De pronto, alguien se cruzó en su camino. Quiso frenar pero sus piernas no le respondieron. Quiso esquivar al transeúnte pero tampoco sus brazos le respondieron. Terminó atropellándolo.

Alex se bajó del auto asustado. Su pulso estaba acelerado.

Se acercó al hombre que estaba tendido en el suelo. Trató de encontrar sus latidos pero fue inútil. Pese a su borrachera no tardó en darse cuenta que el hombre estaba muerto.

-Y ahora, ¿que hago?- pensó. Miró hacia todos los lados. Un frío intenso corría por todo su cuerpo. La cabeza le parecía que podía estallar en cualquier momento.

Vió que una luz estaba encendida en la ventana de un edificio justo frente a él.

El miedo se apoderó con fuerzas de Alex.

Subió al coche y partió a toda velocidad. Esta vez sí, sabía a donde se dirigía. A su casa.

Paró en la primera gasolinera. Hurgó en sus bolsillos en busca de paracetamol. El siempre solía llevar un blister. Se tomó dos juntos acompañándolo con una coca helada que bebió casi sin respirar.

Descansó unos minutos. Sintió que su mente podía pensar mejor. Se sentía menos mareado y menos nauseoso aunque seguía teniendo cefaleas.

Manejó sin parar hasta llegar a su casa a las 3 de la madrugada.

Cuando llegó a su casa, bajó del auto y entró gritando:

-Papá! Papá! Despierta por favor, tengo que hablar contigo-

Su padre se asomó por la escalera.

Estaba todavía bajo los efectos del sueño, pero eso no le impidió gritar con furia a su hijo

-Te has vuelto loco!! Son las 3 de la madrugada. Que estas haciendo aquí? Y en ese estado-.

-Papá, baja por favor. Me ha sucedido algo terrible!-

La madre ya se había asomado por la escalera y comenzó a bajar detrás del padre. Su hermano en tercer lugar.

Alex tenía un aspecto lamentable. La ropa desordenada. Despeinado. Los ojos brillantes y fuera de su órbita.

-Que diablos te pasa? Has perdido la razón?- Le preguntó su padre totalmente fuera de si.

-Hijo, que te ha ocurrido- pregunto Kelly asustada, pero sin gritar.

-Hermano, habla por favor. Estamos todos asustados-.

-He atropellado a un hombre,- grito Alex desaforado.

-Está muerto. Fue cerca de Londres, pero no sabría decirte donde-.

-Dios mío Alex- le gritó su padre al tiempo que cruzaba su cara con una bofetada.

-Estas completamente borracho!. Sabes lo que significa eso, verdad? Sabes que manejar borracho esta prohibido, pero atropellar a alguien en estado de embriaguez esta penado con la cárcel? Lo sabes verdad?- le gritó su padre.

-Papá- dijo Alex sollozando. -Que voy a hacer ahora?-

-Sabes si alguien te vio?- le preguntó su padre.

-No, no lo sé, pero había una luz encendida en una ventana del edificio, justo donde ocurrió el accidente-.

-Con lo cual podemos pensar que alguien puede haber tomado el número de la patente de tu coche, verdad?-

-No lo sé papá, supongo que si que es posible-.

Bob, su hermano estaba llorando. Se abrazaba a Alex, y lloraba con desesperación,

No quería volver a perder a su hermano por segunda vez.

-Que vamos a hacer, Cleve?- pregunto Kelly también entre sollozos

-Cómo quieres que sepa que vamos a hacer- le contesto fuera de si Cleve. -No tengo la menor idea.- Se sentó en el diván.

Quería pensar con claridad pero no era fácil. Su hijo estaba a punto de ir a la cárcel y él no tenía la menor idea de cómo ayudarlo.

Estaban los cuatros en un silencio absoluto desde hacía aproximadamente media hora, totalmente ensimismados en sus pensamientos.

Bob seguía llorando pero en silencio. No podía parar las lágrimas que rodaban por sus mejillas y había decidido que las iba a dejar caer sin importarle.

No podía soportar la idea que a su hermano, su héroe, su mejor amigo, le pasara algo tan terrible. No quería perder a su hermano nuevamente.

De pronto, Cleve dio un respingo, se levantó de un salto del diván.- Acabo de tener una idea que tal vez pueda funcionar-.

-He llegado a la conclusión que la única salida que puedo vislumbrar es la de que te vayas a otro país-.

-A otro país?- dijeron los tres a la vez como si se hubiesen puesto de acuerdo.

-Si, creo que debe irse de Inglaterra. Por lo menos por un tiempo hasta que podamos saber en que condiciones se encuentra legalmente-.

-A que te refieres, exactamente- le preguntó Kelly, -con que tiene que irse a otro país-.

-No creo que sea tan difícil de entender, a otro país que no sea Inglaterra. Creo que es bastante simple lo que estoy diciendo- contestó enojado.

-No, no lo es- le contestó. -Quieres decir que se vaya a vivir a otro país?-

-Por supuesto, a eso me refiero. Que se vaya a cualquier lugar que no sea Inglaterra. Donde a él le parezca, Alemania, Francia, España, no se, al lugar que considere más apropiado.-

-Pero que haré en otro país? Solo y sin conocer a nadie?-

-Buscarte un trabajo, un lugar para vivir y esperar noticias nuestras.-

-Estás seguro de lo que estás proponiendo?- le preguntó muy asustada Kelly.

-No estoy seguro de nada. Como puedes pensar que puedo estar seguro de algo? Es que alguno de nosotros, alguna vez, imagino una situación semejante y estudió y determinó las medidas más aconsejables a tomar? Simplemente es la única idea que se me ocurrió, pero estoy completamente abierto a otros planes. Tienen alguno?-

-No- dijo Kelly con tristeza, -no se me ocurre nada.-

-Entonces- dijo resueltamente Cleve,- permitidme que os explique todo lo que he estado pensando-.

-Creo que tiene que salir de la isla lo antes posible. Sin dejar huellas de su salida para que no puedan seguir sus pasos. Esta es la parte que todavía no he resuelto. Lo primero que voy a hacer es analizar las distintas formas de dejarla pero antes, quiero saber si todos están de acuerdo. Lo están?-

Los tres se miraron alternativamente como esperando cada uno una respuesta del otro pero ninguno dijo una palabra.

-Yo no logro entender donde estaría la ventaja si sale de este país- le dijo Kelly.

-Supongamos que pongan a Alex, como dicen los diarios o alguna serie de TV, en búsqueda y captura- Aquí se paró para tomar aliento, no podía creer lo que estaba diciendo. Su hijo en búsqueda y captura! Pero pensaba que era lo que iba a ocurrir en cuanto tuvieran sus datos. –Continúo- dijo- supongamos esa premisa ¿estarían buscando a Alexander Gudez, verdad?-

-Si,- dijo lacónicamente Kelly, -y entonces?-

-Déjame continuar, -respondió. -Si él sale del país y en lugar de usar su documentación inglesa comienza a usar la española, se transforma en Alejandro Gudez Hunt, puesto que así lo anotaron en el consulado cuando nació. Estamos todos de acuerdo hasta aquí?-

-Creo que voy entendiendo lo que quieres decir. Los nombres parecen pertenecer a dos personas distintas-.

-En efecto- contestó- y si a eso agregamos que ambos números de sus documentos no coinciden en absoluto no creéis que tendremos alguna chance?-

-Probablemente- aceptó Kelly,- tu idea no sea tan descabellada como me pareció en un principio-.

-Quiero creer- dijo Cleve- que la Interpol no estará tras sus pasos. No creo que lo consideren un criminal internacional. Les parece que voy razonando correctamente?

Por lo tanto si no queda ninguna huella de su salida del país, no creo que salgan a buscarlo por toda Europa. Seguirán buscando a Alexander, mientras Alejandro puede vivir sin temor en otro país-.

-Les parece tan irracional mis pensamientos?-

-No, planteado de esta forma no lo parece- le contestó Kelly. -En realidad parecen bastantes plausibles-.

-De todas maneras yo le aconsejaría por las dudas que viviera como inmigrante ilegal. Europa está plagada de inmigrantes sin papeles que consiguen trabajar y vivir, sin que los persigan. La diferencia es que él si los tendrá si se le presenta algún problema. Pero a mi me parece mejor que los use lo menos posible. Con esto me refiero a que no tenga cuentas bancarias ni tarjetas de crédito ni ninguna cosa que pueda rastrearse.-

-Creo que como no tenemos ninguno de nosotros la más mínima idea de cómo son las leyes de este país, y por supuesto mucho menos las internacionales, cualquier tipo de precaución que tomemos siempre me parecerá poca-.

-No sabemos cuándo puede prescribir el delito. Ni siquiera sabemos si habiendo una muerte pueda prescribir alguna vez. Tampoco sabemos nada sobre como es la actuación policial. Supongo que manejaran los datos con rapidez para que la persona que buscan no se escape. Pero todo es eso, Supongo. Supongo. Por eso insisto que hasta que el panorama sea más claro y sepamos con precisión la situación legal, cuanto más lejos esté de Inglaterra mejor-.

-Yo también usaré mi documentación española para hacer todo el viaje. Claro que yo no tengo tanta suerte como Alex pues mi nombre no cambia y solo se agrega el segundo apellido de mi padre, pero el número es distinto y creo que vale la pena sumar otra precaución-.

-Estamos hasta este punto todos de acuerdo? Quiero que lo piensen bien. La respuesta que tenga de vosotros, determinará el futuro de Alex-.

Alex miraba a su padre con los ojos totalmente fuera de sus órbitas. Había oído decirle a su padre que probablemente estaría en Búsqueda y Captura! Por Dios que estaba pasando con su vida, se preguntaba. -Búsqueda y Captura- se repetía.

También escuchaba repetir en su mente la palabra Cárcel, Cárcel. Todo parecía aterrador. Quedarse, irse. Que tenía que hacer?

-Hijo, dijo Kelly - estoy pensando mucho en todo lo que ha estado hablando tu padre y creo que tiene mucha razón. Que hasta que sepamos que pasa realmente con tu situación legal debes partir. Eres un joven fuerte pese a tu escasa edad,- le dijo con ternura. Se que vas a saber desenvolverte y tengo el presentimiento que todo saldrá bien y que regresarás pronto-.

-Si todos estamos de acuerdo iré a estudiar como sacarlo. No temas hijo- dijo tratando de poner una nota alegre en esa situación tan tirante- no te voy a poner un traje de buzo y hacerte nadar el canal-. Todos rieron con esta observación y esto sirvió para distender bastante la situación.

Se retiró unos minutos del living. Quería pensar a solas en total silencio, cuantas maneras había de salir de Inglaterra. Que él pudiera recordar había tres formas : por avión, por ferry o a través del eurotúnel.

La de avión la descartó. Temía que en la aduana pudieran hacer relación con los nombres. Hacerlo en ferry, le insumiría mucho tiempo puesto que el viaje duraba un día, además no había ferry todos los días y la hora no era apropiada para llamar y preguntar. Por otro lado si venían por Alex y él no se encontraba podría despertar sospechas, así que optó por el eurotúnel. Sabía que los viajes eran bastante frecuentes y sobre todo que eran diarios.

Buscó en la guía telefónica la dirección para ver desde donde partía. Era de Folkestone. Luego fue en busca de un mapa carretero para ver la distancia que había hasta el lugar. Calculó que podría llevarle más de cuatro horas llegar. Cuando ya tuvo todo el proyecto analizado en su mente volvió y se lo comentó a todos.

-Y que harás cuando estén en Francia? -le preguntó Kelly.

-Todavía no lo se. En el camino tendremos tiempo para hablar. Decidiremos cual será el mejor destino para que se marche. Y si todo sale bien, ya en Francia lo llevaré al aeropuerto o la estación de trenes o buses. Lo dejaré allí y trataré de volver lo antes posible. No es bueno que la policía no me encuentre en mi domicilio-.

-Y que les diré a la policía si vienen durante tu ausencia?-

-Buena pregunta - le contestó - lástima que no tengo respuesta. Déjame pensar que le diremos no sólo a la policía sino a todo el mundo. Todavía no he tenido tiempo de pensar en esto-.

-No hace mucho- dijo Kelly,- leí en el diario que un hombre mantuvo a su hija encerrada por muchísimos años porque había tenido un brote de esquizofrenia y le daba vergüenza que sus familiares y amigos lo supieran, y que les había hecho creer a todos que se había unido a una secta religiosa y se había marchado sin dar más explicaciones. El diario decía que todos habían creído que era cierto. No recuerdo como fue que lo descubrieron. Y si aplicamos esta misma estratagema.?-

-Que les dirás a todos que me uní a una secta? Y qué le dirás a Sophie?-

-Hijo, si queremos que la gente nos crea tenemos que preparar un libreto y cumplirlo al pie de la letra. No te olvides que con ese mismo libreto iremos a la policía si nos llaman a declarar. No podemos hacer excepciones. Ninguna! Entiendes eso Alex, y ninguna incluye a Sophie. Lo siento hijo se cuánto la quieres y cuánto te quiere ella a ti, pero no podemos decirle la verdad. Cuánto tiempo crees que tardaría en ir a buscarte? O llamarte? Supongo que la policía en estos casos, intervienen los teléfonos. Cuánto tardarían después en estar sobre tu pista? Alex piénsalo tratando de razonar y de dejar de lado tus sentimientos. Nos estamos jugando en esto. No podemos cometer errores. Si fueras a la cárcel que crees que pasaría con vuestro amor? Crees que ella esperaría tu regreso como una monja de clausura? y perdona si estoy siendo algo grosero. Y si te esperara, crees que al salir tú serías la misma persona que eres hoy? Sabes lo que es estar en la cárcel? No es que estás impedido sólo de tu libertad. Probablemente eso no sería tan grave. Por lo que se puede leer en cualquier lado, está plagada de violaciones, todo tipo de vejámenes, sojuzgamientos, golpizas y vaya a saber cuántas cosas más que nadie cuenta. Crees que serías la misma persona de la que está enamorada?-

-Tienes razón papá, toda la razón, es que estoy tan aturdido que no puedo pensar

con claridad. Perdóname-.

-No tengo nada que perdonarte. Yo también estoy confundido y a lo mejor todo esto que estamos haciendo es un error del que nos arrepentiremos más adelante, pero hoy es lo único que se nos ocurre-.

-Te parece bien la idea de tu madre, tomando en cuenta todo lo que hemos hablado?-

-Supongo que sí. Qué puedo decirte papá. No tengo opción.-, dijo sin poder contener que algunas lágrimas aparecieran por sus ojos pese al esfuerzo que hacía mucho tiempo estaba haciendo por evitarlas.

-Entonces, Kelly, tu moción ha sido aceptada, si viene la policía cuando yo esté ausente, es eso lo que dirás. Y agregarás que yo al enterarme he salido a buscarlo. Que no sabes donde fui ni cuando volveré. Por favor sube a prepararle una maleta con lo más elemental.-

-Tienes a manos el pasaporte- le preguntó dirigiéndose a su hijo.

Alex fue a buscar su billetera. Sabía que lo había llevado porque lo necesitaba para hacer los trámites, pero no recordaba si lo había dejado en el hotel. Por suerte seguía en el mismo lugar que lo había puesto luego de terminar los trámites de ese diía en Londres.

Kelly bajó con la maleta en la mano, pocos minutos después de haber subido a hacerla. No quería pensar que ropa elegirle a su hijo, prefería tomar la que se encontraba a mano y guardarla. Traía consigo una manta y una almohada.

Se dirigió a la cocina para preparar unos sándwiches. Sacó del refrigerador varios jugos para el viaje.

Cuando todo estuvo listo se abrazaron muy fuerte unos con otros. Todos intentaban no llorar pero las lágrimas colgaban por las mejillas de los cuatro.

Bob se abrazó fuertemente a su hermano.

-Vuelve pronto, hermano- le dijo. -Te estaré esperando. Sigo necesitando de tus consejos y tu compañía. No lo olvides-.

No lo haré- le respondió, -sabes bien que no lo haré-.

-Cuídate mucho hermanito,- le dijo con cariño. Lo abrazó muy fuerte mientras intentaba contener las lágrimas para que su hermano no viera todo su dolor.

-Durante mi ausencia debes ser fuerte y ayudar a nuestros padres. Lo harás?-

-Por supuesto que lo haré,- respondió Bob.

-Por favor Kelly, no te olvides de avisar mañana en mi trabajo que me siento indispuesto y que no puedo concurrir- le dijo dando un último beso.

-Vamos hijo, sube a tu auto y yo subiré al mío. Iremos cada uno de nosotros en nuestros respectivos coches- le dijo Cleve- porque vamos a hundir tu Mini. Supongo que esto también va a dolerte mucho, pero creo que es importante que nadie lo vea. Hagamos esto lo más pronto posible. Iremos por camino interiores para no exponernos a que nos paren-.

Se dirigieron a una playa alejada y empujaron el coche. Ambos se quedaron hasta verlo como se hundía completamente.

Cleve se dirigió después a la parte posterior de su coche a aflojar uno de los faroles traseros. Lo iba a soltar lo suficiente para que Alex pudiera abrirlo si empezaba a sentir claustrofobia en algún momento del viaje, pero no demasiado como para que se cayera y la policía lo parara para cobrarle una multa.

-Qué estás haciendo, -le preguntó Alex.

-Todavía no te he explicado todo mi plan, voy a cruzar el eurotúnel llevándote en el baúl-.

-Que vas a llevarme donde?- Le preguntó con total incredulidad.

-No quise mencionarlo delante de tu madre para no preocuparla más. Ya tendré tiempo de explicárselo cuando vuelva-.

-Déjame volver a preguntarte. Dónde me vas a llevar?

-Te llevaré en la parte posterior del coche. Irás acostado sobre el piso y te taparé con unas bolsas de plástico como si transportara mercadería. No creo que nadie vaya a pararme en el camino a Folkestone, pero te reitero que prefiero excederme en las precauciones. Ostento con orgullo no tener casi infracciones en mi haber, pero a lo mejor los nervios me traicionan y cometo una. Imagínate que estupidez sería que me pararan por una cosa así ¡.Cuando estemos por llegar te pondré dentro del baúl. Por eso he aflojado el farol. Si sientes que te falta el aire, ábrelo, pero te recomiendo que sólo lo hagas si es realmente necesario. El trayecto del eurotúnel dura solo 35 minutos así que no creo que en total, estés ahí adentro, mucho más de una hora. Creo que si

sientes claustrofobia será sólo por temor, no porque realmente vaya a faltarte el aire, por eso te recomiendo que evalúes bien antes si tienes que abrirlo o no-.

-No temas, no te pasará nada. El baúl es bastante espacioso. Vamos, acuéstate ya en el piso-. Se acostó sobre el piso de la parte posterior del coche. Apoyó su cabeza en la almohada y se cubrió con la manta. El padre le colocó unas bolsas plásticas por encima.

Cleve se sentó al volante. Corroboró una vez más el mapa para llegar a Folkestone.

El viaje duro casi 4 horas y media. La ruta había estado bastante despejada hasta entrar a la ciudad.

Durante el viaje Cleve no dejaba de darle consejos a su hijo repitiéndole una y otra vez las indicaciones.

-A partir de ahora, jamás llamarás por teléfono a casa. Jamás!, entiendes Alex- le había dicho, gritando Cleve. -Jamás!.Tampoco se te ocurra escribir ningún mail.

Nuestra comunicación tendrá de intermediario a tu tío John-.

-Le explicare en una carta todo lo sucedido. No me atrevo a hacerlo por teléfono, pues puede que lo intervengan. Además sería complicado tratar de hacerlo por teléfono. Es mejor una carta. No creo que él se niegue a ayudarnos-.

-A través de él, tú te enteraras de nosotros y nosotros de ti-.

-No usaremos nombres. Nunca pronunciaremos nombres. De ninguno. Probablemente pienses que estoy exagerando, pero voy a insistir hasta el cansancio que jamás estuve en una situación como ésta, y prefiero exagerar a que algo falle-.

-Tu serás el perro y nosotros la familia gatuna.-

Alex no pudo evitar sonreír. Pese a lo terrible de la situación le resultó sumamente graciosa la idea de su padre con referencia a los nombres.

-Lo he estado pensando mucho y creo que los mejores destinos serían cualquiera de las islas Canarias o Baleares. Allí hay mucho turismo inglés y te resultará más fácil adaptarte y a no sentirte tan lejos de casa. Te parece bien?-

-Papá en este momento nada me parece bien o mal. No tengo capacidad para pensar. Pero ahora que mencionaste las islas Baleares, un compañero del instituto estuvo este verano allí. Sus padres le pagaron el viaje como regalo por haber finalizado sus estudios. Fue a Ibiza. Me contó con mucho detalle como es la vida allá. Me dijo, tal como tu dijiste, que la mayor parte del turismo es inglés. Como no tengo otra referencia para comparar, decido que ese puede ser mi próximo lugar de residencia.-

-Será Ibiza entonces, le respondió. Cuando desembarquemos te llevaré directo al aeropuerto Charles de Gaulle. De ahí en adelante tendrás que seguir solo. Yo tengo que volver lo antes posible-.

-No se te ocurra manejar un coche!!! No olvides que allí el volante va del otro lado, y aunque esto no fuera así, tampoco te conviene manejar por el momento. Si vuelves a tener otro accidente aunque no sea de la intensidad de éste, todo podría complicarse-.

-Si de algo puedes estar absolutamente seguro es que no voy a manejar un coche por mucho tiempo! Eso está garantizado- le contestó.

-No alquiles nada a tu nombre y recuerda mostrar lo menos posible tudocumentación.- En España se acostumbra a alquilar compartido, así que trata de conseguir alguien que te alquile sin preguntar mucho sobre tu identidad-.

-Harás lo mismo que tu abuelo. Comprarás un curso de español y te dedicaras de pleno a estudiarlo-.

Ahora, Cleve se arrepentía de no haber querido que sus hijos aprendieran el idioma. Tal vez la vida se estaba tomando una revancha!

-Que estupidez- se dijo para si, Cleve.-la vida está demasiado ocupada para pensar en estas idioteces. Que le puede importar si yo quería o no que mis hijos hablaran la lengua de mi padre-.

-De todas maneras, si mi padre pudo salir adelante él también tiene que poder.

Es joven, así que no le costará mucho aprenderlo. Su abuelo muchas veces le hablaba en ese idioma, así que el oído ya lo tiene preparado-.

No obstante Cleve volvió a sentirse arrepentido de no haberles permitido a sus hijos aprender el español.

Papá - dijo Alex- nunca te lo había dicho, puesto que no querías oír hablar del tema, pero tengo un conocimiento elemental del idioma -.

-Mi abuelo me enseñaba bastante cuando tú no estabas. A Bob también intentó enseñarle, pero él nunca lo escuchaba, en cambio yo le prestaba mucha atención.

Me gustaba como sonaban las palabras. Además me gustaba tener esa complicidad con mi abuelo-.

-El siempre me guiñaba un ojo cuando quería que empezáramos a hablar en español. Cuando íbamos de paseo siempre lo hacíamos-.

-Claro que igual no se mucho. Una vez que crecí, ya no salíamos a pasear juntos y no tenía tantas oportunidades de practicarlo-.

-De todas maneras, compraré un curso y lo practicaré todos los días, tal como lo hizo mi abuelo. Te lo prometo, papá- dijo Alex con entusiasmo.

-También te prometo que tendré mucho cuidado. Trataré de pasar inadvertido.

Crees que tendré que estar mucho tiempo alejado de ustedes?- preguntó con tristeza .

-No tengo la menor idea, hijo-.

-Te repito que jamás me planteé una situación semejante y ya te expliqué que mi conocimiento sobre leyes es nulo-.

-No se cuanto tiempo puede pasar si te abren un expediente, hasta que el delito prescriba. Tampoco sé si éste prescribe si hubo una muerte. En una palabra no se absolutamente nada ni de pena ni de prescripciones-.

-Pero hijo, aunque tengas que vivir el resto de tu vida fuera de Inglaterra, creo que es mejor que ir a la cárcel-

-Por supuesto papá, no tengo dudas de eso- le dijo mientras pensaba en su interior si realmente lo creía.

-Si las cosas se ponen mal, vete de España. Vete a América-.

-Yo le diré a tu tío que el perro que tenía en casa se escapó y ya no volví a verlo. Te parece? Eso significará que debes partir de España-

Otra vez, Alex no pudo evitar sonreír. Le causaban mucha gracia los inventos de su padre.

Lo consideraba una exageración, pero a su vez, pensaba que a lo mejor nada era exagerado. Estaba lo bastante desorientado con toda la situación como para comprender que había de cierto o de irreal en todo esto.

-Está bien papá, y yo te contestaré que a lo mejor pueden encontrarlo lejos de la casa, con lo que te daré a entender que he entendido el mensaje y que me marcho inmediatamente. Te parece bien?- dijo, tratando de seguir con la misma tesitura de su padre y en un mismo plano de pensamientos.

Aunque le causara gracia, estaba lo suficientemente asustado, para poner en cuestionamiento la palabra de su padre.

Siguieron hablando durante el viaje. Trataban de serenar la tensión que ambos tenían.

Ambos pensaban que a lo mejor pasaría mucho tiempo hasta que volvieran a tener otra conversación. Entonces era mejor hablar ahora que podían

Y hablaron como hacía mucho tiempo no lo hacían.

Eso los tranquilizó un poco a ambos.

Cleve abrió una de las botellas de jugo que Kelly le había preparado y se la pasó a su hijo. Se abrió otra para él.

Alex la bebió con avidez, tenía calor bajo las bolsas y había hablado demasiado.

Poco antes de llegar a Folkestone, Cleve se desvió de la ruta por un camino poco transitado.

Ya era de día así que le costó encontrar un lugar donde no hubiera nadie.

Se bajó del coche, abrió el maletero y le hizo señas a Alex para que entrara en él.

Le alcanzó la manta, la almohada y una botella de jugo.

Le recordó lo del farol. Cleve estaba tan repetitivo con sus indicaciones que Alex se empezó a sentir molesto.- Lo recuerdo papá, cómo puedes pensar que pude olvidarlo en el corto tiempo que pasó entre que me lo dijiste y ahora?-

-Perdona hijo, se que estoy repitiendo demasiado. Es que tengo tanto miedo que olvides algo importante y eso se transforme en un error sin solución-.

-Te entiendo papá, no debí molestarme, perdóname tú.-

Alex se acomodó lo mejor que pudo en él. Aunque decir “se acomodó”, era una ironía pues le resultaba absolutamente incómoda la posición.

Por suerte, su madre, con ese instinto que tienen todas las madres, había pensado en prepararle una almohada. Eso lo hacía algo más confortable.

Sentía frío. Se cubrió con la manta.

Tuvo una extraña sensación que no iba a poder respirar por mucho tiempo.

Pensó que el aire se acabaría y que él quedaría encerrado allí, sin recordar el farol flojo. Trató de no pensar en nada aunque era imposible.

Cleve volvió a sentarse frente al volante y se dirigió a la estación de partida Se preparó para pasar la aduana.

Un frío helado le recorrió su espalda. No veía que le abrieran el maletero a nadie, pero…. y si se lo hacían abrir a él?

El trámite fue sencillo y no hubo ningún inconveniente, aunque tomó más tiempo del que había pensado. O sólo le había parecido que fue asÏ?

Cleve encaminó su coche hacia el Shuttle. Todo estaba muy bien organizado.

Tomo su lugar en él y recostó la butaca de su asiento.

Seria bueno descansar un poco- pensó, pero no era tarea fácil debido a la excitación que tenía. Se preguntaba si su hijo estaría bien, si podría respirar sin dificultad.

El Shuttle iba cargado, le pareció a Cleve hasta el tope. No entendía con la cantidad de trenes que circulaban diariamente, como podían decir que el eurotúnel no daba la rentabilidad esperada.

No pudo reprimir la angustia de no saber cómo se encontraba Alex.

Bajó del coche y se acercó a la parte posterior. Hizo como si estuviera observando el lugar, pero en realidad miraba si alguien podía verlo.

Cuando tuvo la certeza que no lo veían le preguntó a su hijo, al tiempo que golpeaba suavemente el baúl y hacía gestos como si estuviera limpiando el farol, si se encontraba bien.

-Estoy bien, papá. Tranquilízate- le contestó.

Cleve, volvió algo más tranquilo a sentarse frente al volante.

Tardaron 35 minutos exactos en llegar. Por suerte, no hubo necesidad de pasar otra aduana.

Nuevamente Cleve volvió a buscar un lugar apartado para poder sacar a su hijo del maletero. Alex estaba rojo, parecía sofocado pero no había tocado el farol.

Se bajo del coche y se estiró por unos minutos, tratando de acomodar su cuerpo entumecido por la posición.

Cleve mientras tanto fue a ajustar el faro trasero del auto.

Se sentó al lado de su padre Eran las 10,30 de la mañana de un día extrañamente soleado y cálido. Generalmente tampoco por estos lares, el sol solía ser muy generoso. Abrió el paquete con los sándwiches que había preparado Kelly antes de que partieran, le dio uno a su padre y comió el suyo con avidez. También Cleve lo comió hambriento.

-No perdamos más tiempo. Todavía queda mucho camino por recorrer- dijo.

Se dirigieron al aeropuerto. Estaba a 270 km del lugar. En el camino paró para extraer todo el dinero posible desde un cajero automático. Cleve se sentía agotado pero no pensaba pasarle el volante a su hijo. -Tienes hambre?, porque yo estoy realmente hambriento-.

-Por supuesto que si, papá. Los sándwiches que preparó mamá estaban exquisitos pero no alcanzaron a calmarla. Es raro que mamá haya preparado tan poca comida, generalmente suele hacerlo para un batallón-.

-No estaba en condiciones de razonar mucho, pobrecita, capaz que ni siquiera se dio cuenta la cantidad que preparó. Debe haberlo hecho todo automáticamente-.

-Si pobre mamá, le he dado el disgusto más grande de su vida.-

Nos lo has dado a todos, incluyéndote. Pero ahora tenemos que mirar hacia delante si no queremos que la depresión nos haga estragos. Mira!, dijo mostrándole un restaurant al costado de la ruta. Te gusta ese?

Por supuesto papá. No vamos a darnos un banquete. Un almuerzo sencillo será suficiente y para eso, cualquier lugar estará bien.

Pidieron variedad de quesos de entrada y luego un salmón rosado a la plancha con papas fritas y ensalada. Por supuesto, no pidieron ninguna bebida alcohólica.

La comida estuvo muy buena, verdad? le dijo Alex.

No fue totalmente de mi agrado, pero no me quejo. Por lo menos ahora no me siento hambriento.

Ninguno de los dos quiso postre. Ambos pidieron té y se marcharon.

Cuando llegaron al aeropuerto, encontraron que había vuelos frecuentes a Ibiza.

Eligieron el más económico. Salía a las 17.55

Cleve se dirigió al mostrador y pagó con tarjeta. Quería reservar todo el dinero en efectivo, para que su hijo se pudiera mantener sin problemas hasta conseguir empleo. No le hicieron ningún reparo al presentar la documentación, por lo que ambos respiraron con tranquilidad. Alex miraba el boleto de embarque a su nombre y por primera vez se sintió extraño al pensar que se llamaría Alejandro.

El vuelo costaba más caro de lo que había pensado, pero era lógico, siempre pasaba lo mismo si se lo saca a última hora

Tenían más de dos horas para compartir, hasta la despedida. Fueron a comprar el Sun, sabía que era muy pronto para que hubiera alguna noticia del accidente pero querían cerciorarse. No había ninguna referencia.

Cleve volvió a preguntarse cuando volvería a ver a su hijo. Tenía el presentimiento que no sería pronto. Fueron a tomar té mientras esperaban la hora del embarque.

Volvieron a repetir todo lo que tenía que hacer Alex.

Le pregunto a su padre si ya había pensado como les iba a contar a los vecinos y amigos de su unión con la secta y su decisión inesperada de partir.

Ya estuve pensando en eso, le contestó. Me parece que les diré que te liaste una noche con una chica y que te enloqueció con sus juegos sexuales y te convenció de unirte a la secta. La mayoría de esas sectas, tengo entendido que tienen una idea muy amplia sobre la libertad sexual y que las orgías entre sus miembros son parte del comportamiento habitual.

Y Sophie, que será de Sophie, papá, a ella también le vas a decir lo mismo? Le vas a decir que me lié con una chica y me fui con ella?

Hijo, hace poco me decías que estaba repetitivo, pero parece que olvidas las cosas que hemos hablado. No puede haber excepciones en la versión. Entiendes esto que te estoy diciendo y repitiendo?. No podemos exponernos. Y tiene que haber una razón creíble para que tú tomaras la decisión de irte, y me parece que ésta lo es. Pero como ya lo he dicho antes, estoy abierto a cambiar de planes si lo que ofreces es mejor.

Alex pensó en Sophie, y sus ojos se llenaron de lágrimas. La quería tanto!! Y ahora, ella iba a creer que se había ido con otra chica.

Se pregunto una vez más, si estaba haciendo lo correcto. No tuvo respuesta.

Su vida perfecta se había transformado en un caos.

Su novia de siempre creería que él, la había abandonado para irse con otra persona. Sus amigos creerían que, había enloquecido, y por eso, se había unido a una secta.

No tendría ninguna mano amiga que le estrechara la suya. Ninguna voz conocida de quien escuchar una palabra de consuelo. Ningún rostro amigo al que mirar y contarle su pena.

Pero, se dijo Alex a si mismo, en la cárcel tampoco tendría ninguna de esas cosas.

La única diferencia es que, entonces, no estaría viviendo esta red de mentiras interminables. Y que los días de visita, aunque fuera por un corto tiempo, tendría a alguien con quien hablar.

Que tonterías estas pensando Alex? Te das cuenta lo que estas pensando?, se dijo en silencio.

Alex no podía tomar distancia para evaluar una y otra situación, ni los pro o contras de cada una. Suponía que su padre tampoco. Estaban atrapados en una red y era inútil tratar de escapar de ella.

Su padre lo sacó de su ensimismamiento con una pregunta

Estas preparado, hijo? Acabo de oír que tu vuelo está por partir. Tienes que presentarte. Pero antes, quiero que me digas que estás de acuerdo con lo que voy a decir. No quiero que luego me lo reproches.

No oí ninguno llamado, contestó Axel.

No, dijo su padre, estabas ausente, vaya a saber en que mundo de pensamientos. Creo que ni siquiera escuchaste lo último que te dije.

Estaba pensando en todo esto, en ustedes, en mí, en Sophie.

Es extraña la vida, verdad papá? Te lo da todo!, probablemente sin que lo merezcas o hayas hecho algo especial, y de pronto, de un zarpazo te deja sin nada. Pero, respondiendo a tu pregunta, te puedo contestar que lamentablemente no tengo otro plan alternativo, por lo que acepto tu idea.

Esperemos que pronto quiera volver a darte cosas. Seamos positivos.

Bueno, Alejandro, ya no hay mas tiempo. Listo para partir?

Si papá, respondió resignado. Estoy listo!

Abrazó fuertemente a su padre, como no lo había hecho nunca.

A su padre no le gustaban mucho los abrazos entre hombres, aunque fueran de padre a hijo, pero esta vez, también Alex, sintió la fuerza de su abrazo.

Otra vez las lágrimas querían brotar por sus ojos, pero no se lo permitió.

No sabía cuanto tiempo pasaría hasta volver a ver a su padre y quería que lo recordara con una sonrisa. Sacó fuerzas y sonrió. Fue una sonrisa falsa, pero sonrisa al fin.

Presentó su tarjeta de embarque y se dirigió al avión, sin volver su cabeza. Las lágrimas caían por sus mejillas y ya, no podía pararlas.

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