Arden Los Bosques Con La Llegada Del Verano Se Inician Los Incendios Forestales
De 300 a 500 millones de hectáreas desaparecen cada año en el planeta por esta causa.
23/6/2005 (Ecoestrategia).- Con la llegada oficial del verano al hemisferio norte se inicia uno de los problemas ambientales que más daño hace a la biodiversidad de esta parte del planeta: los incendios forestales. Según las estadísticas oficiales, se registran cerca de 400.000 incendios de este tipo cada año. En Europa occidental el número de incendios ha aumentado en un 40% en la últimas dos décadas. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), desde el presente siglo XXI se vienen perdiendo anualmente entre 300 y 500 millones de hectáreas boscosas (la mitad de ellas en África) debido a este flagelo.
Según la organización ecologista Greenpeace los incendios en los montes y bosques se ven potenciados por factores ambientales y climatológicos como la sequedad, el aumento de temperaturas o la mayor intensidad de las radiaciones solares. Sin embargo, los ecologistas subrayan que aunque no hay duda de que estos factores favorecen los incendios, no se debe olvidar que, tras todos estos, está la mano del hombre. "Hay que dejar bien claro que no es esa falta de humedad la que produce un fuego, sino la que hace que tenga mayores dimensiones. El origen está en el ser humano".
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) confirma la tesis de Greenpeace, argumentando que el hombre es culpable de la destrucción forestal. Por causas accidentales (limpieza de matorrales, fuegos de campistas, cigarrillos encendidos o tendidos eléctricos); por motivos indirectos (cambio climático, sobreexplotación de acuíferos, manejo forestal o técnicas de apagar incendios incorrectas) o por acciones deliberadas (vandalismo, intereses urbanísticos y especulativos, pólizas de seguro forestales, caza, agricultura, ganadería, causas sociales y también motivos políticos).
Sin lugar a dudas la llegada del nuevo milenio ha sido especialmente virulenta en cuando a incendios forestales se refiere. En 2000, por ejemplo, en los Estados Unidos se registró la superficie forestal incendiada más grande desde 1960, equivalente a 3,4 millones de hectáreas, con un costo para los contribuyentes de 1.400 millones de dólares, sólo por apagar el fuego, sin contar los daños a las propiedades ni la pérdida de vidas.
En 2003 hubo emergencia nacional a causa de los incendios en Guatemala y Nicaragua. En este año, enormes incendios arrasaron la región del Mato Grosso, en Brasil. Por su parte, en el Canadá, anualmente se pierde un promedio de 2,5 millones de hectáreas a causa del fuego, y el costo de extinguirlo oscila entre 300 millones y 500 millones de dólares al año.
Las comunidades defensoras de los bosques
Para la FAO la participación de las comunidades locales en la gestión de los bosques es decisiva para reducir la incidencia de los incendios forestales y facilitar las labores de control, ya que, según esta organización el 95 por ciento de los incendios forestales registrados a nivel mundial son provocados por diversas actividades humanas.
"Si los humanos son los principales responsables de los incendios forestales, la prevención y el control tiene que involucrar a las comunidades locales", sostiene la FAO. Y añade: "El enfoque tradicional de invertir en equipos costosos y reforzar las medidas legales no es suficiente. Las comunidades locales que participan en la gestión de los bosques y que obtienen beneficios de su existencia son las primeras interesadas en prevenir y controlar los incendios".
En países tan distantes entre sí como Gambia o Estados Unidos, las prácticas de gestión comunitaria del bosque y el incremento de las campañas de sensibilización han dado como resultado la reducción drástica de los incendios forestales. Un mayor acceso a la tierra y a la gestión del bosque ha permitido mejores prácticas de prevención y supresión de incendios en el país africano, mientras que en Norteamérica las actividades comunitarias para el control de incendios han tenido mucho éxito.
En España, uno de los países más castigados por esta problemática durante la época del verano, el grupo de supermercados e hipermercados Eroski y el WWF/Adena han puesto en marcha una campaña de información y concienciación ciudadana dirigida a los consumidores de esta empresa de distribución.
No obstante, la FAO recomienda que cada nación analice su situación en relación a los incendios y desarrolle una estrategia para prevenir y gestionar estos desastres. En muchos países, las comunidades locales no son capaces por sí mismas de controlar grandes incendios, por lo que se hace necesaria la intervención de agencias provinciales o nacionales, como por ejemplo con la puesta en marcha de leyes contra los pirómanos.
El cambio climático y la pobreza acentúan el problema
Los científicos consideran que el cambio climático, debido a las emisiones de gases que producen el efecto de invernadero, puede propiciar el aumento de incendios forestales. Basta sólo con mirar como el fenómeno del Niño, que es una fluctuación natural del clima, da lugar en algunos años a la propagación de grandes incendios.
Esta situación afecta a países de alta biodiversidad, como son los estados centroafricanos y sudafricanos, Brasil, Rusia, China, Grecia, Australia, Indonesia, Australia y España (el país europeo de más alta diversidad biológica).
En el caso de los bosques tropicales húmedos (zonas del planeta consideradas "hot spots" de megadiversidad biológica), el World Watch Institute asegura que se trata de ecosistemas no aptos para el fuego. De esta manera los efectos de los grandes incendios realizados en la selva para despejar el terreno con miras a la agricultura o ganadería extensivas eliminan cualquier posibilidad de regeneración de los bosques en los próximos siglos.
Esta situación se vive constantemente en América Latina, donde la mayor parte de los incendios forestales suceden en zonas rurales pobres donde los pequeños propietarios carecen de la tecnología necesaria para combatirlos, y utilizan el fuego como instrumento fácil y económico en sus prácticas agrícolas. El fuego se utiliza para desmontar tierras a fin de cultivarlas o establecer en ellas asentamientos humanos, o para mejorar los pastizales para el ganado. También se aplica fuego para abrir zonas a la cacería.
Organizaciones de las Naciones Unidas, como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), o la FAO, piden a los países más desarrollados y con mayor tecnología y experiencia para abordar el problema de los incendios forestales, como el caso de Estados Unidos o los estados de la Unión Europea, que cooperen con los países del Sur transfiriendo sus conocimientos para ayudar a impedir que la superficie boscosa del planeta quede reducida con el paso del tiempo a humo y cenizas.
Escrito por Martha Goyeneche Guevara
ECOESTRATEGIA
http://www.ecoestrategia.com
Registro automático