Intolerancia.4
Se acercó a ellos lentamente, con aprensión. Le preguntaron algo, pero ella no entendió lo que le dijeron, por lo que les hizo un gesto de incomprensión, haciéndoles saber que no sabía su idioma. Volvieron a preguntarle, pero esta vez en inglés- Que idioma habla, señorita?.-
-Inglés,- le respondió con una sonrisa de satisfacción, al ver que había encontrado a alguien con quién poder comunicarse en su idioma.
-No tenga miedo. Ya ha pasado casi todo el peligro. Aquí está a salvo- le dijo muy cortésmente el oficial.
-Que es lo que ha ocurrido?- preguntó ansiosa.
-Ha sido un ataque terrorista. Colocaron dos bombas en dos alas del hotel y esta ala la tomaron por asalto con ametralladoras de grueso calibre.-
-Un ataque terrorista?- Y ha habido muertos? Por favor, dígame como puedo hacer para encontrar a mi marido? El bajaba justo en el momento en que empezó todo esto.
-Si, señora, lamentablemente ha habido muchos muertos y heridos. Todavía no sabemos cuantos. Con respecto a dónde puede estar su marido, no se lo podría decir. Por el momento estamos mandando al hospital a toda persona que, como usted, se acerca a este lugar. Quiere darme sus datos por favor. Tenemos que anotarla en la lista.- le dijo el oficial.
Y-o no quiero ir al hospital. Quiero encontrar a mi marido-, contestó Tati. No me voy a mover de aquí hasta que lo encuentre. Sólo le pido que me ayude a encontrarlo, por favor. Se lo suplico-
-Probablemente él ya haya sido llevado al hospital. Hace muy poco tiempo que hemos logrado despejar de terroristas armados la zona y comenzamos a atender a los turistas.
Si como usted dice, él había bajado, es bastante probable que ya esté en el hospital.- le contestó amablemente.
-Y como puedo hacer para averiguarlo?- preguntó ansiosa Tati.
-Tenemos una lista de las personas que estaban conscientes y pudieron darnos sus datos, pero muchos de ellos estaban mal heridos y era mas urgente su traslado que hacer un chequeo de los nombres .Otros estaban inconscientes y por supuesto no podíamos controlar su identidad, por lo que le anticipo que la lista es bastante incompleta. Por favor, quiere darme su nombre. Usted está consciente y aparentemente se encuentra bastante bien, así que podemos perder tiempo en tomar sus datos- le dijo muy amablemente el oficial.
-Mi nombre es Tatiana Hoffman, pero primero puede fijarse en esa lista de la que me habló por favor.-Puede hacerlo, por favor, su nombre es Sebastian Hoffman.-
El hombre miro detalladamente la lista pero no encontró lo que Tati estaba buscando.
-Le repito señorita, perdón, señora, no tenemos el nombre de todas las personas que han sido llevadas al hospital.-
-No me iré de aquí sin saber donde está- dijo con determinación Tati.
-Aguarde un momento, le preguntaré a mi compañero si sabe algo. Cómo iba vestido?- le preguntó el oficial.
-Con un short y una remera azul marino- le contestó Tati con mucha ansiedad.
Se dirigió a su compañero y en turco le explicó que tenía una señora que aparentemente estaba bien, pero que debía derivarla al hospital como lo exigían las normas del hotel y ella no quería irse sino encontraba a su marido primero.- Es una mujer muy joven. Se la ve terriblemente asustada. No habla nuestro idioma .Que te parece- le preguntó a su compañero- si le digo que tú lo tienes en tu lista y que fue derivado al hospital. Creo que va a ser la única forma de conseguir que no se oponga a su traslado-.
-Me parece una buena idea. Te acompañare para certificar tu palabra. Como se llama su marido? Le preguntó.
- Su nombre es Sebastian Hoffman y viste short y remera azul por si te pregunta.- le dijo el oficial.
-Perfectamente. Vamos a hablar con ella- dijo resueltamente su compañero.
Se dirigieron donde estaba Tati y le dijeron que su marido había sido uno de los primero en ser derivado al hospital,
-Estaba bien?- le preguntó Tati, sintiendo que no sabía si quería escuchar o no la respuesta por temor a que fuera terrible.
-Eso no lo se, como tampoco se si usted está bien, por eso tiene que ir al hospital. El hotel quiere que todos sus turistas sean chequeados antes que abandonen el país. Por favor señora, permítame acompañarla hasta la ambulancia.-
La iba sosteniendo de la cintura, puesto que la veía que no tenía buen aspecto. Cuando llegaron afuera, las luces de las ambulancias y los patrulleros le parecieron que giraban a una velocidad desacostumbrada. Volvió a sentir esa sensación nauseosa en el centro del pecho y volvió a desvanecerse nuevamente.
Por suerte no se cayó, porque el oficial la pudo sostener a medio camino del suelo. Hizo señas para que le acercaran una camilla y luego de subirla a la ambulancia y la trasladaron al hospital regional.
Recuperó la conciencia durante el camino, sobresaltada quiso incorporarse de la camilla pero no se lo permitieron. –Señora – le dijeron en tono autoritario. No sabemos en que estado está usted, no puede moverse de la camilla. Cuando lleguemos al hospital la llevaremos al servicio de urgencias donde la ingresaran como al resto de los turistas, para asegurarnos que no tiene nada o para solucionar el problema si es que tiene alguno-.
-Yo lo único que necesito es saber dónde está mi marido- dijo Tati con brusquedad.
-Dígame su nombre. Iré a fijarme en la lista de los ingresados a ver si está anotado. Al llegar, el paramédico fue a cumplir con lo prometido, no sin antes advertirle que todavía no han trasladado a todas las personas del hotel y algunos de los que llegaron no tenían documentación, así que no se alarme si no lo encuentro en la lista. En estos momentos puede estar en el quirófano o estar inconsciente y por eso no nos ha podido dar su filiación. Mientras tanto tranquilícese y dejen que la ingresen a usted.-
-Pero es que no me entiende que yo estoy bien- comenzó a gritar de forma enloquecedora e intentando incorporarse en la camilla. Al oír los gritos un médico se acercó con una jeringa en la mano y le inyectó un sedante en el brazo.
-Yo es….toy….bien ….mi….- dijo y se quedo dormida.
La llevaron a la sala de urgencias donde estaban haciéndoles a todas las personas ecografías de abdomen y tórax, para detectar cualquier traumatismo interno que no diera síntomas externos, además de una concienzuda revisación de su aparato esquelético y piel para descartar fracturas y lesiones.
Le hicieron las ecografías mientras estaba bajo los efectos del sedante. No le encontraron ninguna lesión, pero si encontraron un embarazo incipiente de menos de un mes, por lo que le colgaron un cartel donde decía que, dentro de lo posible, no la sedaran.
Cuando despertó estaba en una cama, dentro de las muchas armadas en un gran salón del hospital. Quiso incorporarse pero se sentía mareada por los efectos del sedante. Con gran esfuerzo logró levantarse y apoyar los pies en el suelo. Consiguió incorporarse, pero su físico no lo resistió y volvió a desvanecerse. El personal de guardia alcanzó a sostenerla y ponerla de nuevo en la cama y al leer el cartel, la ataron a la cama hasta que se decidiera que estaba en condiciones de poder manejarse ella sola.
Cuando volvió a recuperar el conocimiento y se vio atada, empezó a gritar con más fuerza -si es que eso fuera posible-. -Porqué me tienen atada? No soy ninguna criminal! Dónde esta mi marido? Porqué nadie puede decirme nada?- gritaba Tati desaforadamente, repitiendo sin parar las mismas preguntas.
La enfermera al oír los gritos se acercó a la cama y muy suavemente le explicó que todavía había un ala del hotel que estaba tomada por los terroristas y que no sabían si tenían o no rehenes con ellos. Además hay muchísimas personas sin identificar, porque en el momento del ataque estaban sin documentos y en estos momentos están inconscientes o……..o……- (cuando se dio cuenta que iba a decir que estaban en la morgue, la enfermera no sabia como salir del meollo en el que se había metido sin darse cuenta.
-O….O….qué?- gritó Tati O qué? Volvió a gritar.
-O están vagando por los alrededores sin recordar quienes son. Suele pasar con frecuencia ante una situación de stress como ésta,- dijo como en un suspiro la enfermera, sintiéndose aliviada por haber encontrado una salida.
-Lo concreto es que ninguno de vosotros sabéis donde está mi marido. Se llama Sebastian Hoffman, vestía short y camisa azul cuando dejó la habitación. No podría averiguar algo más con estos datos que le estoy dando? Dijo suplicante Tati y esta vez sin gritar.
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