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Intolerancia. 10

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Por supuesto, le contestó Ruth,-ese miedo lo teníamos las tres. Pero ya pasó. Volveremos a tenerlo cuando tengamos que presentarnos para la residencia. Aunque no es lo mismo, si una o dos o todas fallamos, tenemos la oportunidad de concurrir al hospital en forma honoraria y volver a presentarnos al año siguiente. Pero, por supuesto, todas queremos gozar de ese magro sueldo que le pagan a los residentes. Serán nuestros primeros ingresos, puesto que ninguna de las tres trabajamos antes, no por lo menos en forma sistemática, ya que no se lo puede considerar trabajo colocar a alguien una inyección o tomarle la presión, aún cuando nos hubieran pagado por esos servicios. Eran cosas demasiado esporádicas como para tenerlas en cuenta, por mucho que nos gustara en su momento contar con ese pequeño estipendio.-

-Pero dejémonos de tanta cháchara y pasemos al comedor -dijo la madre de Isaac mientras la tomaba por los hombros.  Todos tenemos hambre y suponemos que vosotros también.-Ella se había esmerado preparando un almuerzo variado y abundante, con todas las cosas que le gustaban a Ruth.

Luego de pasar toda la tarde juntos, los esposos se retiraron a su hogar y allí festejaron en su dormitorio el éxito del día.

Al otro día, las tres estaban tan excitadas contándose por teléfono una a las otras las experiencias vividas el día anterior, que no pararon de llamarse entre si durante casi todo el día. Bastaba que recordaran alguna anécdota o algo gracioso, para llamar  y contárselo a las otras dos.

Ya habían decidido con anterioridad que ese día irían a festejar ellas tres solas. Primero habían elegido el espectáculo teatral de moda para el cual ya tenían reservadas las entradas y luego irían a comer y volverían a brindar con champagne.

Cuando se encontraron por la noche, el primer comentario que hizo Gladys fue -No puedo creer el recibimiento de tu madre. Pese a los años que hace que la conozco, nunca imaginé que iba a ser tan fría. Pensé que el acontecimiento sería considerado lo suficientemente importante, como para hacértelo saber.-

Tampoco yo,- acoto Natasha. -Ya se que hemos estado hablando de este tema todo el día, pero no puedo dejar de pensar en eso. Todas sabemos que no es como mi madre o la de Gladys, pero ninguna imaginamos su actitud-.

-Tu madre es increíble,- dijo Gladys.-Sin embargo yo no dudaría que te quiere.-

-Ni yo,- respondió Natasha. Es su personalidad. Supongo que tendrá vergüenza de exteriorizar sus sentimientos.-

-Pero, cuando mi hermano se recibió no tuvo vergüenza de exteriorizarlos,- dijo con mucha tristeza Ruth.- No entiendo porque tendría que sentirla conmigo! Yo no estoy tan segura que me quiera. Estoy convencida que ella hubiera sido mas feliz si hubiera tenido dos hijos varones. y Que jamás se conformó con haber tenido una hija mujer-

-Eso es posible. Siempre he oído hablar de ese tema en mi casa, comentando diferentes casos conocidas y NUNCA (aclaró) refiriéndose a ti, no me malinterpretes,-dijo Gladys

-Si, acotó Natasha,- yo hasta recuerdo de un caso en que el marido abandonó a la esposa porque sólo tenía hijas mujeres. No se puede entender tanta ignorancia! Si el que aporta el cromosoma “Y” es él y no la esposa.-

-Siguiendo el consejo de mi hermano dijo Ruth,- Tomémoslo como ejemplo para no cometer nosotras ese error. –

-Es un buen consejo y por supuesto que lo vamos a tener en cuenta. Nos comprometemos en este mismo instante y ante cada una de las demás, a querer y atender a nuestros hijos por igual, cualquiera  fuere el sexo que nos haya tocado en suerte tener- dijo resueltamente Gladys- mientras hacía un supuesto juramente con una mano levantada y la otra apoyada sobre una biblia invisible.

-Me comprometo firmemente a cumplir este juramento- dijo con total resolución Ruth.

-Y yo- dijo por fin Natasha, haciendo el mismo gesto que Gladys.

Cambiando de tema, cuando empezamos a estudiar para la residencia?,-preguntó Natasha, la más estudiosa y meticulosa de las tres.

-Yo, primero me voy a ir unos días a Mar del Plata con Isaac,- dijo Ruth resueltamente.- Necesito unas vacaciones para después tener energías para ponerme a estudiar. Además necesitamos un tiempo de estar juntos y sin obligaciones. Entre las dos guardias semanales junto a la rotativa del domingo cuando corresponde, más las 10 u 11 horas diarias que tiene que permanecer él en el hospital y mis estudios, no hemos tenido demasiado tiempo libre. El primer año de residencia es realmente agotador. El horario es de 7 a 17 hs. y eso cuando terminas el trabajo, porque sino puede ser hasta cualquier hora, mas las dos guardias y  la rotativa que son una de cada 3 semanas, te garantizo que no te dejan energías disponible para otra cosa.-

-No exageres, no creo que no le hayan quedado energías para compartir contigo en la cama, -dijo con una sonrisa sarcástica  Natasha.

-No creas,- dijo Ruth muy seria- muchas veces no las tenía!

-Ah, vamos no te creo.-le respondió mas sarcásticamente aún Natacha, - No llevan ni un año de casados! Esas energías no se pierden tan fácilmente. Son independientes del cansancio-.

-Espera y ya verás en que miserable estado te encuentras cuando empieces la residencia, -le dijo Ruth con cierto acento de enojo, al ver que su amiga no le creía.- y como te sientes al finalizar cada día. Y no te cuento al acabar la semana! Y cuando esa semana no acaba  y continua porque tienes que hacer la rotativa del domingo y tienes que esperar al siguiente domingo para tener tu primer día libre! ya me  lo contarás. Los sábados por la tarde que es el único tiempo libre que tendrás, la mayoría de las veces lo  usarás para preparar la clase que tiene que dar el lunes. La vida del residente es realmente algo que podría considerarse, sin temor a caer en un error, “una cosa de locos”-.

-No vas a asustarme- le replicó Natasha- Se que no es fácil, pero tampoco creo que sea tan pero tan pesada como la estás pintando en estos momentos. –

Vuelvo a repetirte- le dijo esta vez con impaciencia Ruth, -Ya lo verás.-

En su momento podré rebatirte, ahora no tengo la experiencia necesaria- le dijo Natasha al ver que su amiga se estaba poniendo impaciente por sus respuestas -Yo también iré al mar. Mis padres tienen reservado una pequeña casa en San Bernardo.-

-Yo no iré a ninguna lado – dijo con cierta tristeza Gladys.- Mis padres no tienen medios económicos para irnos de vacaciones. Los escasos medios de los que disponen lo han puesto a mi disposición y la de mi hermano para que estudiemos.

Pero no me importa. Si Dios quiere el año que viene podré ser yo, quien los lleve a ellos, aunque más no sea por unos pocos días al mar, para empezar a retribuirle todo lo que me han dado, aunque por supuesto se que jamás podré llegar a compensarlos.-

-Recuerda que si consigues la residencia el sueldo es muy pequeño,- le dijo Ruth –Y sino la consigues te verás en mayores dificultades aún, puesto que necesitarás bastante suerte para conseguir alguna guardia paga.-

-Pues no lo gastaré en nada.  Lo reservaré para cumplir con este sueño mío- le contestó con total firmeza Gladys,- Lo estoy pensando desde hace demasiado tiempo. No me importara el sacrificio que tenga que hacer para poder realizarlo-.

Cuando las dos volvieron de vacaciones  decidieron empezar a estudiar. El examen era realmente muy difícil, y  la tercera y a veces sólo hasta  la cuarta parte de los que se presentaban, lo conseguían.

Se reunieron en casa de Ruth porque Isaac estaba de guardia y podían quedarse hasta cualquier hora de la madrugada estudiando, cosa que siempre preferían hacer. Las tres preferían estudiar de noche. Consideraban que rendían mucho mejor que cuando madrugaban.

Cuando no hacía ni una hora que estaban las tres abocadas al estudio, Ruth se levantó de la silla con un movimiento brusco e inesperado que asustó un poco a las otras dos.

-No aguanto más!- dijo casi gritando. – Isaac me hizo prometer que me callaría. Dice que trae mala suerte. Que puedo perderlo y que se yo que cuantas tonterías más.-

Las dos se levantaron casi al unísono gritando desaforadamente- “estás embarazada!” estás embarazada!-

Después de un largo período de tiempo pudieron ir venciendo estos pensamientos y logrando finalmente volver a concentrarse en sus estudios.

Se siguieron reuniendo para estudiar en una u otra casa como lo habían hecho siempre, pero nunca más volvieron a tocar el tema. Sólo le dedicaban un tiempo extra para indagar cómo se encontraba Ruth, a quien cuidaban como si fuera de cristal y temieran que se quebrara.

Casi sin darse cuenta llegó el día del examen

Ese día, como aquel en el que fueron a dar el último examen de la carrera, pasaron toda la noche estudiando, y preguntándose  y controlándose mutuamente las respuestas juzgándose mutuamente si estaban preparadas para el examen.

Partieron como lo habían hecho en aquella oportunidad, sólo que esta vez, Isaac las acercó en el auto. La pancita de Ruth empezaba a notarse y ella la lucía con el orgullo propio de las primerizas. Desde el comienzo del embarazo Isaac no quería que viajara en colectivo* o tren por temor a que alguien pudiera lastimarla, por lo que cada vez que le era posible, la llevaba en el coche. Ya estaba cursando el segundo año de la residencia y tenía más derechos y más disponibilidad de tiempo si lo necesitaba.

Entraron tan nerviosas como aquella vez en que se recibían y cuando terminaron de darlo no paraban de consultar y buscar en sus manuales las respuestas. No estaban muy segura de cómo les había ido. Eran demasiado preguntas y el ”Múltiple Choice” -que era el sistema con el que le habían tomado el examen-, no era como el que estaban acostumbradas a rendir. Durante la carrera habían sido pocas las oportunidades que tuvieron que aprobar por este método y generalmente a ninguna les había ido demasiado bien, más bien podría decirse que habían sido para todas, las peores notas de sus carreras y muy específicamente para Natasha que odiaba ese sistema.

Ahora había que esperar un tiempo hasta que dieran las notas y anunciaran las vacantes.

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