¿Podría darle una segunda oportunidad a mi matrimonio o la crisis por la que atraviesa es definitiva?
Al contraer matrimonio se perfila un horizonte lleno de esperanzas y sueños idílicos por cumplir, reforzándose el vínculo con la persona amada y con deseos de permanecer a su lado durante el resto de vuestras vidas. Sin embargo, la realidad en muchas ocasiones termina siendo otra.
Factores como el desgaste originado por la convivencia en el día a día, las apretadas agendas laborales de ambos o la atención a todo tipo de deberes y obligaciones en el hogar terminan por enfriar la pasión y el amor inicial, en buena parte por la pasividad de los propios cónyuges, hasta dar lugar a cierta rutina o, en los peores casos, a discusiones y enfrentamientos que podrían poner en serio riesgo la continuidad de la convivencia conyugal.
Es normal que en estas situaciones se pase por la cabeza de ambos la posibilidad de poner un punto, no se sabe si a parte o final, a la relación. Una meditación sobre los motivos que podrían llevar a un extremo u otro sería fundamental a la hora de tomar la decisión correcta. Del mismo modo, precipitarse o actuar impulsivamente podrían ser graves errores de los que lamentarse en un futuro.
¿Cómo podría saber si es posible una segunda oportunidad para mi matrimonio?
En todo caso debes considerar la permanencia al lado de la otra persona como un balance formado por factores positivos y negativos. De este modo, si entendieras que los elementos negativos derivados de la convivencia con la misma superan a los positivos, sería el momento de dar el paso.
Ocurre, por el contrario, que en muchas ocasiones los esposos se pierden en las obligaciones y deberes del día a día, y su relación se hace un tanto rutinaria, lo que podría provocar que les asaltaran las dudas.
Sin embargo, en muchas de estas ocasiones la solución podría pasar por tratar de dedicar una mayor atención a la otra persona, hacer actividades y planes juntos y tratar de dar un poco más de espontaneidad a la relación. Con el suficiente grado de compromiso por parte de ambos, la crisis podría superarse sin grandes traumas.
En otros casos, la pareja siente que el único elemento que les une y les hace permanecer juntos es el cuidado y la atención a los niños. Ello podría terminar por resultar un arma de doble filo, pues si bien los niños pueden continuar gozando de la compañía de sus progenitores, podrían generarse entre éstos discusiones y peleas por la frustración debida a una situación de la que se sienten presos.
Podría de este modo generarse una dinámica muy negativa en el entorno familiar que terminara por afectar de manera más traumática a los hijos más de lo que lo hubiera hecho una separación o divorcio a tiempo, en un clima cordial y de mutuo acuerdo por parte de los progenitores.
Como puedes ver, estas situaciones no están exentas de cierta complejidad, lo cual podría hacer conveniente que, si pasarais por un momento crítico, os sentarais tu pareja y tú para enfrentar las dificultades por las que atravesáis de manera abierta y honesta.
Cada uno debería expresar sus preocupaciones, y lo que espera de la relación después de todo el tiempo que habéis permanecido juntos. Ello será lo mejor, tanto si decidís continuar como si optáis por la ruptura por considerar agotada vuestra convivencia.
Begoña Cuenca Alcaine
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