150 años de hoteles en Cuba.

Antes de adentrarnos en los orígenes de la hoteleria cubana habría que mencionar ciertos aspectos del decursar histórico de la isla, que de alguna manera condicionan la aparición de los primeros hoteles de Cuba.

Fue a partir del gobierno inglés en la isla, posterior a la toma de la Habana en 1762 que a la Habana llega la libertad de comercio con otros países. Los ingleses se retiran de Cuba a mediados de 1763 al canjear con los españoles su posesión por la Florida, pero las cosas no cambiarían más en relación a las posibilidades de los ricos en la isla de hacer negocios con otras naciones. A partir de ese período, la Habana se convirtió en una urbe mas floreciente que nunca, y en 1818 era ya puerto libre.

Como se podrá suponer el flujo de visitantes a Cuba creció muchísimo con respecto al pasado y comenzó a hacerse insuficiente la capacidad de hospedaje con que se contaba hasta ese entonces; apenas algunas casas de huéspedes u hostales que además, no se adecuaban a los tiempos en cuanto a ofrecer idóneas condiciones de alojamiento y servicios para el viajero.

Surgen entonces los primeros verdaderos hoteles en la Habana. Estos ya dejaron de ser meros hospederos del transeúnte y comenzaron a brindar una serie de servicios que hicieran más agradable y placentera su estancia en el hotel. Se implementaron nuevos conceptos como por ejemplo: poner a disposición de los huéspedes los adelantos técnicos de que ya gozaba la Habana de la época.

En esa línea podemos contar el hotel Telégrafo, fundado en 1860 y que en la actualidad es considerado el más antiguo de Cuba. El Telégrafo aunque tuvo inicialmente otra ubicación a la actual, quedaría situado en una esquina que iba convirtiéndose de manera paulatina en una de las más concurridas y céntricas de la ciudad, Prado y Neptuno. El hotel Telégrafo ofrecería con el tiempo un excelente servicio de comunicaciones, con teléfonos en todos los cuartos y servicio telegráfico propio.

Muy cerca del Telégrafo se ubicó el Hotel Inglaterra, otro de los más antiguos de Cuba actualmente. Este hotel puso por primera vez a disposición de los huéspedes el servicio de restaurante a la carta, pues aunque se brindaba alimentación con anterioridad y se contaba con la opción incluso de degustar buenos vinos españoles, nunca se había tenido la libertad de escoger lo que se consumía.

Otro de los iniciales hoteles en Cuba fue el hotel Santa Isabel, fundado en 1867 por un estadounidense. Lo estableció en un edificio situado al lado de El Templete en la Plaza de Armas, en el corazón de la parte antigua de la ciudad, y poco después conseguía ampliarlo al hacerse de lo que fue el palacio del Conde de Santovenia donde todavía en el pleno siglo XXI brinda sus excelencias a los turistas de la Habana..

Al hotel Santa Isabel se le catalogó como el mejor de la ciudad. Habitaciones grandes y aireadas, servicio de comidas etc. La ventaja agregada del Santa Isabel radicaba en que allí las señoras que se alojaban eran atendidas por personas de su sexo; lo que es lo mismo que decir, que contaba con servicio de camareras, algo desconocido todavía en Cuba. Además se introducía el conocimiento del idioma inglés entre los empleados, lo que aumentaba su rango dentro de la incipiente competencia hotelera de la Habana.

Otro hotel que llamó mucho la atención por lo exclusivo de sus servicios en las últimas décadas del siglo XIX en Cuba fue el Miramar, hoy desaparecido. Estaba emplazado justo en la salida de la bahía habanera, en Malecón y Prado. En el lugar se implementó por primera vez la vestimenta de smoking para sus camareros y además les prohibía a sus empleados el uso del bigote.

Con el término del dominio español en la isla en 1898 y la implantación de la república, el panorama hotelero se amplió considerablemente. El crecimiento de la ciudad y su creciente valorización como urbe que pretendía abrirse al mundo moderno, unido al incremento del bienestar económico de la burguesía cubana, posibilita la construcción de nuevas instalaciones hoteleras. Pero estás no llegaban a cumplir a veces con las aspiraciones de ciertos huéspedes y se hizo necesario la presencia en Cuba de un hotel que los complaciera; se construyó entonces… el primer hotel de lujo.

El primero en cumplir con los requerimientos que se fijaban en la época para se considerado una instalación de lujo fue el Hotel Sevilla, que se fundó en 1908. Este y el desaparecido hotel Almendares, fueron los únicos de lujo de la Habana hasta la construcción en 1930 de uno ya comentado por este blog un artículo anterior , el Hotel Nacional de Cuba.

Pero si bien el interés mundial por conocer las bellezas de la isla iba en aumento, atrayendo una gran cantidad de visitantes anualmente, existen otros acontecimientos históricos que impulsaron a gran escala la edificación de hoteles de Cuba.

Uno es la aprobación en 1919 por el presidente de la república Mario García Menocal de una ley que autorizaba y reglamentaba los juegos de azar con fines turísticos .El otro acontecimiento es la implementación en Estados Unidos de la famosa “ Ley Seca” por espacio de casi 20 años . Por esos tiempos el ron, la ruleta y las apuestas que generaban las carreras de caballo, el jai alai y las peleas de gallos, hacían las delicias de los visitantes en Cuba. Como frutos de ese periodo se construyeron muchos hoteles en la Habana, se pudieran mencionar entre otros a los hoteles Palace y el Hotel Presidente en la zona del Vedado; y el Hotel Ambos Mundos y el Hotel Florida en la parte más antigua de la ciudad.

Pero ningún auge fue estable en la isla. La infraestructura hotelera se iría quedando atrás de los tiempos y existen registros de finales de los años 40 del pasado siglo, en los cuales se habla de lo irregular de su existencia. Existía mucho alojamiento en la capital y casi ninguno proporcionalmente en el resto del país. Les aporto un dato muy revelador para ayudar a comprender lo anterior. En esos años la capacidad hotelera cubana era de poco más de 5 800 habitaciones y de ellas 4 000 estaban en la capital. En una provincia como Matanzas, incluyendo al poco tiempo después famoso balneario de Varadero, se registraban solo 504 habitaciones. Además, muchas de esas edificaciones eran inadecuadas y obsoletas, como se reconoce en un Decreto Presidencial de Mayo de 1948. La construcción de nuevas instalaciones se mantenía prácticamente estancada, pese a que el número de turistas aumentaba considerablemente año tras año. Un nuevo punto de inflexión en la situación, llegaría con el arribo al poder de Fulgencio Batista en 1952.

A partir de los inicios de la década de los 50, Cuba se abre más a los intereses de la mafia que se había enseñoreado en el mundo de los juegos de azar en Estados Unidos Era la segunda ocasión que el juego y las capacidades hoteleras en Cuba entrecruzaban sus caminos. Si en la década del 20 se pretendía convertir a Cuba en la Montecarlo de América, ahora la referencia era mucho más cercana. La mafia tenía planes de asemejar la Habana a Las Vegas, la ciudad norteamericana que se había convertido en un verdadero casino gigante.

En 1959 el Directorio Hotelero cubano consignaba la existencia de 125 hoteles y con una capacidad total de 7 728 habitaciones. Entre los que se conocen en la actualidad aparecen entre otros; el hotel St John’s inaugurado en Marzo de 1957, el Riviera en Diciembre del mismo año, el actual Habana Libre, en Marzo de 1958 y el Hotel Deauville que inició operaciones en Julio de 1958. Además se remodelan el Nacional, el hotel Comodoro y el viejo Hotel Plaza. De todos ellos, es bueno que se aclare que independiente de los intereses de la mafia norteamericana, solo hubo capital foráneo en las edificaciones del Hotel Internacional en Varadero, en el Riviera y en la construcción del Deauville. Los otros se construyeron con capital enteramente cubano, aunque su administración se cediera después a entidades norteamericanas.

Los planes de la mafia eran tan vastos en Cuba y en particular en La Habana que contemplaban la construcción de hoteles, casinos y centros de entretenimiento en una faja de terreno sobre el mar a todo lo largo del Malecón, con lo que esa avenida quedaría como una calle interior entre dos hileras de hoteles. Afortunadamente los planes de signar el desarrollo de la hoteleria cubana a los vaivenes del juego, como se conoce no se concretaron por la llegada del triunfo revolucionario en enero de 1959. Así y todo, en esa fecha al arribar a su primer centenario, la hoteleria en la ciudad disponía de más de 50 hoteles , cuatro de ellos de lujo.

Con el proceso revolucionario en el poder, por depender básicamente de los visitantes estadounidenses, el turismo decayó muchísimo y la industria del ocio en Cuba entró literalmente en crisis. Por los años 90 comienza una reanimación de la esfera turística al reconocer el estado cubano, los innegables valores que tiene el aprovechamiento del turismo internacional en el afán de calzar la economía interna de un país. Comienza en esos años la última etapa (todavía inconclusa), del desarrollo hotelero en la mayor de las antillas, dándole impulso a la construcción de modernos y competitivos hoteles en Cuba. Donde quiera que existieran riquezas naturales que pudieran resultar atractivos turísticos se construye actualmente con independencia de la cercanía o no de la Habana. Gracias a la repoblación hotelera a partir de los años 90, Cuba se ha vuelto a colocar entre los destinos mundialmente preferidos, a la hora de disfrutar de unas agradables vacaciones en el caribe.