Ha nacido la Paz

Un día como el de hoy un amigo me ha mandado este artículo que transcribo. Pues al ver como se esta hablando de paz y de cómo se ha venido utilizando últimamente esa palabra, quizás es bueno tenerlo presente. Y más cuando en el Apocalipsis nos recuerdan: “Salio otro caballo bermejo, y al que cabalgaba sobre él le fue concedido desterrar la paz de la tierra y que se degollasen unos a otros…”

Tras leer unos antiguos escritos, encontré que había una consumación poco aclarada por ciertos sectores, así pues, volví a la palabra del Señor: «¿Pensáis que he venido a traer la paz a la tierra? Os digo que no, sino la disensión». Estos sectores daban como posible respuesta una supuesta angustia que debía de haber vivido ante su eminente crucifixión, pero quizás el sentimiento que tuvo en la cruz, se refleja mejor en el salmo 22.

De todas maneras, me sigue asombrando leer un versículo de hace más de cuatro mil años que dice: Amor y Verdad se han dado cita, Justicia y Paz se abrazan; y hoy que se celebra el nacimiento del “Príncipe de la Paz” puedo llegar a comprender “el fondo y la forma”, pero compruebo que en la practica se da un equivoco mezclado con un deseo donde apenas se conoce cual es el verdadero significado. En uno de esos antiguos escritos se da una advertencia: El engaño está en el corazón de los que maquinan el mal, pero con los que aconsejan paz está la alegría. Quizás por eso, cuando encontramos que no todos los que hablan de paz, están llenos de alegría, podemos comprender mejor un segundo escrito (en forma de verso) que deja al descubierto una gran farsa:Y como si no bastara errar sobre el conocimiento de Dios,los hombres, viviendo en violenta guerra de ignorancia,llamaron paz a tan grandes males;

Quizás por ello, se da un aviso para que podamos estar alertas, pues existen diferentes niveles cuando se esta hablando de paz, y hay quién utiliza la palabra “paz” para otros fines, de ahí que encontrara un ruego o una petición en este sentido en los antiguos escritos:No me arrebates juntamente con los malvados,con los obradores de iniquidad,los que hablan de paz a su prójimo,mientras está su corazón lleno de maldad.

De ahí que adquieran gran importancia las palabras que pusieron en la boca del Príncipe de la Paz: La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da os la doy yo… Éstas Palabras nos dan una respuesta que se complementa con la primera pregunta que nos hace (¿Pensáis que he venido a traer la paz a la tierra?), y cuya respuesta parece que no se quiere entender.

En las primeras cartas que se mandaron hace más de dos mil años, se puede encontrar una pista de cómo se comprendió “la Paz”. Al leerlas encontramos: Por lo tanto trabajemos por la paz y por nuestra mutua edificación… Así como esta otras que nos habla de Paz: El es nuestra paz, que hizo de los dos pueblos uno... Aunque no se olvidan de remarcar: …el fruto de la justicia se siembra en la paz para aquellos que obran la paz… Que la Paz sea con todos vosotros, ¡estemos alegres!, un día como el de hoy nació el Príncipe de la Paz.

Ref: Sal 28,3; 85,11; Prov 12,20; Sab 14,22; Mt 10,34; Lc 12,51; Jn 14,27; Rom 14,19;Ef 2,14a; Sant 3,18; Ap 6,4