Aprender del fracaso
Grandes personajes de la historia que han logrado el éxito en las diferentes facetas de la vida, han pasado antes por grandes fracasos. Por ejemplo podemos hablar del caso de Steve Jobs (famoso empresario e informático estadounidense), cuando lo despidieron de la empresa que él mismo había fundado, como buen emprendedor que era, decidió crear otra empresa, montó su propio negocio que a demás de resultarle rentable, le permitió volver a su anterior negocio y a demás allí conoció a su futura esposa.
Él mismo explicó cómo le habían marcado los hechos de haber sido adoptado y de haber tenido dificultades económicas en su niñez, así cuando le diagnosticaron un cáncer incurable y le anunciaron que le quedaban pocos meses de vida. Éste, como muchos otros, son ejemplos de personas que a pesar de tener dificultades en sus vidas, no solamente lograron salir de las mismas, si no que también lograron convertirse en personas exitosas. Steve Jobs comentó en su interesante discurso en la universidad de Standford, la importancia de conectar las diferentes experiencias de nuestras vidas y encontrar que tienen un sentido. Pues cada crisis y cada fracaso pueden llegar a ser algo útil, porque los fracasos se acaban convirtiendo en oportunidades.
Cuando alguien no ha podido conseguir algo, su autoestima se ve perjudicada y acostumbran a aparecer los sentimientos de frustración, tristeza, y desilusión. Hemos interpretado esos sentimientos como algo negativo, esto nos lo ha reforzado nuestro entorno. Más allá de esta manera de entender el fracaso, podemos entenderlo como un mecanismo de conocimiento personal o un mecanismo que nos permite adquirir un autoconocimiento que puede guiarnos en nuestra vida. Este autoconocimiento nos da información sobre donde están nuestras capacidades y nuestras limitaciones.
La experiencias de fracaso nos permiten descubrir aspectos de nuestra vida que tenemos de mejorar o cambiar, ayuda a identificar prioridades, aquello que es importante y lo que no lo es, emprende a buscar otras opciones, nuevos caminos, estimula la capacidad de reflexión, nos capacita para ser comprensivos con los demás, permite evitar los mismos errores otra vez en el futuro, estimula a la reflexión interior y el contacto como uno mismo. Cuando superamos la dificultad, se fortalece el carácter y la autoestima y nos permite crecer en humildad.
Por muy terrible que sea lo que nos ha sucedido no deja de ser un resultado, algo que podemos aprender a mejorar y a corregir. En vez de perder el tiempo en culpabilidades y penas, es importante aprender de lo que ha pasado y saber transitar la crisis que acostumbra a acompañar el duelo del fracaso.
Fracasar y recapitular son los móviles que impulsan a la persona al crecimiento personal. Así que delante de la pérdida de algo importante, debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué he aprendido? ¿Qué quiero hacer a partir de ahora?Debemos de tener presente de que la capacidad de aceptar los errores y aprender de ellos es algo que se consigue a través de los fracasos, pues se aprende tanto del fracaso como del éxito.
Judit March Fuentes. Psicóloga colegiada 18.360. judit@zitre.com
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