La Ansiedad

Escribo este artículo desde el marco de la psicología humanista y también transpersonal. Como terapeuta, a lo largo de los últimos años he visto aumentar mucho la incidencia de personas con ansiedad. En este artículo deseo compartir lo que la experiencia clínica me ha mostrado. Siempre se dan dos características:

La ansiedad suele esconder detrás alguna emoción de sufrimiento que permanece bloqueada, sin encontrar salida y toda esta energía “atrapada” actúa como una olla a presión. Toda emoción es fisiológica, necesita ser vivida para ser liberada y muchas veces las personas no sabemos cómo canalizarlas hacia fuera, las reprimimos generando estados de inquietud y alteración  a nivel físico, mental y emocional. Por ejemplo, las personas con ansiedad han aprendido a no respirar correctamente, suelen realizar una respiración centrada en la parte superior del pecho, el cuerpo  lo entiende como un estado de alerta, lo que realimenta el estado de tensión. A nivel mental se vive una pérdida de sentido del control, con las emociones que este estado genera, de miedos, inquietud o impotencia.

El ritmo actual de nuestras vidas nos va desconectando de nuestro mundo interno. Toda persona con ansiedad vive un grado de desconexión interior. Parte de las capacidades y recursos de la persona dejan de estar activos a través de la vivencia de desconexión que es subconsciente. El no estar en contacto con el poder personal que toda persona tiene, hace que la persona viva en el mundo con sólo una parte de sus capacidades y como seres de hábito que somos, la persona se acostumbra a esta nueva forma de ser y estar, el estado ansioso se convierte en un estado familiar.

Cómo la mayoría de estos procesos ocurren a nivel subconsciente es difícil hacerles frente. Dentro de la psicología transpersonal existen técnicas sencillas y a la vez potentes para trabajar directamente con el subconsciente y liberar emociones acumuladas, aprender a hacerlo uno mismo, reconectarse con el poder personal y recuperar, a veces incluso aprender a reconocer nuestros recursos y habilidades.

Cada vez más la ciencia nos demuestra la capacidad increíble de nuestro cerebro para generar cambios internos, el poder de la mente a la hora de generar un espacio mental acogedor y facilitador cuando sabemos cómo acompañarnos, así como convivir con nuestro mundo emocional, aprendiendo a cómo sentir nuestras emociones y a acompañarnos desde la incondicionalidad.