La Ley de la Atracción: El éxito laboral y financiero no parece requerir del arduo trabajo que creía
La gran mayoría de nosotros hemos hecho esta conjetura en algún momento aunque no la hayamos podido sostener. Si creció bajo la premisa de que ‘hay que trabajar duro’ para devengar buen dinero, pero su observación de los esfuerzos de otros se lo hace cuestionar ha dado con un artículo que le aclarará la ecuación.
¿Cómo mi competencia logra más de 20%, año tras año, en incremento de ingresos si nuestros servicios y prioridad para con nuestros clientes son idénticos?
¿Por qué mi compañero hace más dinero que yo contando con menos o igual experiencia profesional y educacional?
¿Cómo es que mi jefe triplica mi figura salariar y trabaja escasamente un tercio de las horas que yo trabajo?
¿Cómo es que esta persona ha logrado el éxito de su compañía en una economía que tantos aseguran apunta en otra dirección?
Si al igual que muchos ha deseado encontrar las respuestas a éstas preguntas es porque, como dije anteriormente, usted ha observado una y otra vez la gran diferencia de esfuerzos que la gente utiliza y los resultados que ellos logran. Usted se ha figurado que tiene que haber más en la ecuación.
Aunque las personas con éxito no lo pongan en éstas mismas palabras para ellos ‘la escasez de dinero, tiempo e ideas es totalmente perceptual’. Estas personas se dan a la tarea de asimilar con suma confianza sus proyectos de vida. No hay nada más en la ecuación que certeza. La misma certeza que tantas religiones cristianas tratan de enseñarnos. Lo mismo que Jesús le decía una y otra vez a sus seguidores ‘no soy yo el que te ha salvado sino tu fe.’
Sí. Las personas con éxito, en la arena que se lo proponen, persiguen siempre sus proyectos con la certeza de que los obtendrán--sea un auto, una propiedad, un nuevo producto o servicio a idear, una nueva inversión, etc. ¡Obsérvelos! Parecen chiquillos determinados a jugar cuando lo que el padre quisiera es que hiciesen tarea. Su atención a lo que quieren es clara y rotundamente indivisible. De la manera más literal que pueda yo explicarle: viven en una nube. Sus pensamientos están plagados de ‘¿por qué lo quiero?’ en lugar de ‘¿por qué no lo puedo tener?’ Atrévase a no quitarles el ojo.
Muchos de nosotros albergamos ya gran número de certezas, evidencias y convencimientos que nos sirven exquisitamente. Permítame hablarle sobre una de las más cotidianas y que siempre ayuda a mi audiencia a discernirlas.
Usted advierte que falta leche en su hogar y que sus niños la disfrutan mucho en el desayuno. ¿Qué hace usted? ¿Se sienta a lamentarse de que no tiene leche? ¿Comienza una garata por el hecho de que le falte leche? ¿Llama usted llorando a su amigo para comentarle su desazón? Las respuestas a todas estas preguntas son un absoluto no. Simplemente usted maneja a comprarla y gran cantidad de veces sin ni tan siquiera determinar el establecimiento. Le recuerdo su saber—usted tiene la absoluta certeza de que en cualquier esquina habrá un establecimiento donde la encontrará.
Le invito a aceptar una de las premisas que más correcta encuentro y que me atreví a cambiar varios años atrás – “El éxito laboral y financiero no requiere arduo trabajo. En mi experiencia y la de muchos el tiempo, el dinero y los recursos abundan en cada esquina. ¡Deliberadamente los veo como la norma del día porque así lo quiero!”
Le prometo que cuando comience, como chiquillo empedernido, a sostenerse fiel a esta nueva premisa gradualmente empezará a ver evidencia de ella.
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