Burguesía rentista
Las actividades especulativas ofrecían muy variables posibilidades; acaparamiento de productos, compra-venta de terrenos en zonas de expansión urbana, especulación en vivienda, inversión de valores en obras públicas del Estado: ferrocarriles con poder de maniobra, concesiones en obras públicas.
El desarrollo de cierta industria fraccionó a la burguesía en actividades productivas mucho muy ligadas particularmente en empresas creadas por las altas clases. Con capitales de este tipo desaparecen las rentas feudales creando sociedades industriales creando sociedades industriales ya muy avanzado el siglo XIX pero la consolidación de la rentabilidad se da en el siglo XVIII.
La revolución burguesa que se llevó a cabo en España dio la alianza de la burguesía liberal y la aristocracia latifundista como arbitro la monarquía con centros de decisión política, ideológica y económica. Las practicas rentistas tuvieron provecho en los miembros de la nueva élite asimilándose en una nueva casta social que conservó el privilegio aristócrata.
La formación de medios político - institucionales propiciaron actividades en Francia e Inglaterra donde percibían rentas según su modo de vida especulando actividades productivas. Hacia 1866 los conventos fueron centros tradicionales de adquisición de rentas: rentas de moneda y rentas en especie de bienes propios. El crecimiento de la población es un factor importante sobre todo en esta época industrial, pues aumentaba la oferta de alimentos incrementándose la producción agraria.
Estos efectos se acentúan en los efectos de rendimiento de tierras cultivadas y todas las tareas que ello implicaba, fue importante combinar el retroceso de las pensiones señoriales y el aumento de capital para la explotación de tierras que se tenían en zonas de baja densidad poblacional.
Paralelamente, se da el crecimiento de la población urbana pues en ellas se contaban los propietarios absentistas a las fabricas y campos, pero si su presencia a nuevas instituciones de valores y de ingresos, se crean impuestos, diezmos a la iglesia y los rendimientos se iban a crear empresas productoras de productos necesarios para ese nuevo estilo de vida que se estaba gestando en Europa, el mejor ejemplo es el modelo de Inglaterra.
La hacienda pública también se vio beneficiada pues percibía las tercias reglas de un %, implicando buenos y malos crecimientos a la economía y la acumulación de capitales, que en poco tiempo fue indicador de status económico.
En lo político la situación mercantil se da con el otorgamiento de los monopolios en donde los monarcas impulsaban el ensayo de cualificación de trabajo y de cualificación profesional en las escuelas de artes y oficios específicos para la creación de empresas y propios empleos, aprendices de oficios específicos que pronto dieron paso a cátedras específicas y necesidades educativas en las Universidades, en base a las necesidades económicas. Tendrían que ir de la mano: capital, tecnología, empresa, empresario, trabajador y preparación para trabajos específicos. Los monopolios fueron concesiones en determinados mercados, productos o territorios. La organización de producción, venta y distribuición de la manufactura que estaba en manos de la organización gremial.
La competencia ponía crecía la producción multitudinaria gracias a los ejércitos obreros de uso cotidiano, la industria textil y la agricultura que encabezaron la lista de monopolios.
Es el siglo XVIII un siglo de grandes cambios, grandes transformaciones y nuevos mercados los que llevaron a cambios estructurales, el cambio residencial de los obreros o trabajadores para estar cerca de los centros productores y de los burgueses que tenían que estar cerca de sus capitales, valores y mercados. Los cambios tecnológicos fueron también un factor importante para la creación de nuevos centros de asentamiento poblacional, el factor trabajo creó una verdadera avalancha que ya jamás llegó a pararse, fue la revolución industrial, la revolución agrícola y la revolución económica la fuente de transformaciones para que todo fuese vertiginosamente cambiando para nunca más parar sus máquinas, sus instituciones y sus capitales.
Eric Muñoz Doering
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