No te preocupes, sea diferente

La mayoría del tiempo me topo con gente repetitiva, unos son copia de otros, pero yo trato de no ser como ellos, aunque no puedo negar que de vez en cuando me dejo arrastrar.

Yo adoro las bufandas, pero aquí en el Caribe son muy escasas las personas que las usan. La semana pasada fui a una boda en Acapulco, estaba haciendo un poco de frío, y, en uno de mis intentos por ser diferente, les contaré lo que pasó.

Era uno de esos días nublados en los que sólo quieres quedarte en la cama, pero tenía un compromiso y no podía faltar, así que me animé, me di un baño de tina, bebí dos tazas de café, puse la radio mientras me arreglaba y hasta estrené unas sandalias que iban perfecto con mi look. Me dije a mi misma que aunque el día estuviera gris, ni yo, ni mi ánimo tendrían que estarlo, así que acomodé mi bufanda engalanando mi cuello.

Desde el instante en que entré a la recepción del evento comencé a acaparar miradas por el simple hecho de ser diferente. Creo que ese día acaparé más atención que en toda la semana. Mientras me movía entre las mesas de la boda, saludando por aquí y por allá, algunas personas me miraban con cara de y esta qué se cree, pero ni me inmuté y con mensajes telepáticos les contestaba atrévete a ser diferente.

Nunca me ha gustado ser como una flor perdida en un ramo de novia rojo, una más del montón, que ya de por sí son muchos, llamar la atención es de lo más divertido, desde pequeños detalles, hasta sorprendentes arranques de distinción. Fíjate bien y la gente exitosa comienza innovando con un pequeño detalle hasta lograr transformar ideas que los llevan a triunfar. No temer al ridículo es la llave de la felicidad, ser diferente es la base del autoestima.