¿Quién manda a quién?
Existen muchas ocasiones donde la mascota domina a su amo. Éste es un problema típico entre los dueños de perros. Por supuesto que debería ser el amo quien mande al perro. Es sólo cosa de actitud.Actitud de líder: El dueño debe presentar el rol de líder. Debe siempre mostrarse dominante sobre su mascota. Esto no se refiere a que debamos gritarles (o similares). Basta con voz firme (no necesariamente fuerte), cuyo tono demande imperiosidad. Lo importante es que el amo crea realmente que es superior a su mascota. Otro interesante punto: Los perros no son humanos. Aunque suene increíble, la mayoría de los dueños novicios tratan a sus perros como si fueran iguales. A un perro no se le piden favores; a un perro se le ordena y éste obedece.A un perro nunca debe golpeársele. Únicamente cuando se desea castigarlo se puede dársele un toque firme con algún objeto blando (un papel de diario enrollado), aislarlo del lugar donde cometió el error o bajarlo a nivel del piso mostrando dominancia. Por ejemplo si un perro es propenso a ladrarle a otros animales o personas cuando lo lleva de paseo, el error más grande es tomarlo en brazos. Esto significa que el amo lo está protegiendo y apoyando lo que hace. Ganarse el respeto del can por medio de la violencia física está prohibido, ya que es perjudicial en vez de beneficioso. La violencia genera en el animal comportamientos indeseados, como timidez excesiva o incluso comportamientos erráticos y trastornos obsesivo-compulsivos.Genética y raza: Hay una serie de razas que genéticamente tienden a ser dominantes*, mientras que hay otras que son más bien mansas. En cualquier caso, con un amo que sepa cómo tratarlos, no deberían existir problemas. Aunque un perro sea una raza que históricamente tiende a la agresividad, con una buena crianza, en la que se enseñe el respeto hacia las demás personas y animales, se debe comportar correctamente en cualquier situación.Un claro ejemplo de mostrar dominancia y entrenar a su perro es durante los paseos. Si el perro tira de la correa y el amo corre detrás, es una clara prueba que el perro es el que manda. Esto, aunque parezca trivial, es debido a que el amo se está adaptando al ritmo del perro, cuando debería ser al revés. Puede tardar un poco, pero hay que acostumbrar al perro a caminar al lado del humano, al ritmo del humano.El tono con el que se le dan las órdenes al perro es también importante. Debe ser un tono cargado de energía, superioridad, respeto y tranquilidad. No le debe caber duda a la mascota quién manda a quién.Siguiendo estos consejos y aplicándolos con mucha paciencia, amor y constancia, se puede lograr que un perro obedezca y se comporte adecuadamente en cualquier lugar y situación. Con esto se evitan problemas secundarios como mordidas accidentales, accidentes por caídas o provocar rechazo o miedo en las personas.*En casos extremos, el perro debe ser llevado con un entrenador.
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