Ingenio y creatividad, aptitudes con valor económico
En España cada día son más las personas que engruesan las colas del paro. Si a esto le añadimos una subida de impuestos y un incremento en las tarifas de la luz, la botella de butano, la gasolina y los alimentos, el resultado que obtenemos son ciudadanos más pobres con menor capacidad para comprar bienes de consumo. Esta deceleración del consumo lleva aparejada una depresión de las actividades económicas en general, y en particular de aquellas cuyos productos o servicios son prescindibles para una familia sin que esto suponga una merma en sus necesidades básicas.
Esta necesidad de aumentar las ventas de la empresa hace que muchos empresarios agudicen su ingenio. En 1921 Charles Chaplin nos mostró un claro ejemplo de esta agudeza de ingenio en su película "The Kid" (El chico). En ella nos muestra cómo una persona que trabaja en el mundo de la cristalería aumenta sus ingresos utilizando para ello la buena puntería de su hijo adoptivo. Hoy en día es posible que algunos empresarios sigan utilizando este tipo de artificios para engañar a sus clientes y aumentar sus ingresos de forma un tanto deshonesta; sin embargo, los equipos creativos de las empresas utilizan otras técnicas para conseguir atraer la atención de sus clientes. La creatividad de estos profesionales ha dado como resultado un sinfín de carteles con ofertas de "3x1", "70% de descuento", "niños gratis" o incluso eslóganes del tipo "no seas tonto" o "que seas nuestro cliente, nos importa". El objetivo, captar la atención del consumidor para que compre dicho producto o servicio.
Llegados a este punto muchas personas podrán afirmar que ellas son capaces de producir ideas de la nada. Y esto es totalmente cierto. Hay muchas personas que, ante un problema, tienen una asombrosa facilidad para aportar ideas nuevas. No obstante es necesario resaltar que la creatividad no es sólo la facultad de producir ideas originales, sino también que estas tengan valor para nuestros clientes. Y aquí está la clave, en el valor que aportan.
El valor lo puede dar el propio jefe, el público o el cliente que ha solicitado el proyecto en cuestión, pero siempre hay alguien que otorga un valor a esa idea. Ahora bien ¿cómo puede una persona otorgar un valor u otro a una idea original? Este valor es algo subjetivo que nadie puede medir, sin embargo, una persona le puede dar mayor valor a una idea en función de lo que ésta le aporte. Entonces es posible que un creativo pueda darle eso que necesita a su cliente, pero ¿cómo puede aportar más? La clave en este caso está en tener un mayor conocimiento del cliente.
El conocer a nuestro cliente, lo que le gusta hacer, sus anhelos, sus motivaciones, sus preocupaciones, etc. nos permite tener una idea más clara de hacia dónde debemos enfocar nuestra creatividad para ofrecer al cliente aquello que busca. Para ello no sólo deberemos formular preguntas abiertas y utilizar la escucha activa para generar otras nuevas, sino que deberemos desarrollar estas habilidades para saber formular preguntas más potentes y captar cualquier detalle en sus respuestas, por ínfimo que este pueda ser. Entonces ¿quién es la persona más creativa en mi empresa?
Las anécdotas y leyendas urbanas nos confirman que no siempre son las personas con más estudios y más preparadas las que aportan las mejores soluciones a un problema. Recordemos el caso del niño que sugiere desinflar las ruedas de un autobús que se había quedado encajado en un túnel para sacarlo de ahí; o el de una señora de la limpieza que resuelve un problema logístico con el que llevaba horas un ingeniero. Charles Chaplin también nos demuestra que el ingenio se agudiza ante la necesidad, y no sólo eso, sino que además nos muestra cómo confeccionar una cuna con unas mantas y unas cuerdas, o cómo hacer que una cafetera se convierta en un improvisado biberón, o cómo hacer pañales recortando una sábana. Otro personaje con grandes dotes creativas es el encarnado por Rowan Atkinson, Mr Bean. Este personaje zángano, tacaño e infantil utiliza su ingenio para pintar una habitación sin dar un solo brochazo; consigue sacar su Mini de un aparcamiento sin pagar un solo céntimo; o se cambia de ropa en la playa sin que nadie vea sus vergüenzas. Así que no es que haya personas más creativas que otras, sino personas con más necesidad, mente más abierta y con mayor capacidad para escuchar. Esto es lo que hace que seamos realmente más creativos. Los miedos y los reproches hacen que las personas dejen la creatividad en sus casa y se centren en decir “lo que el jefe quiere escuchar”. Y esto ¿se puede evitar?
Para evitar que la gente se cierre y sea más creativa es importante apoyar y facilitar los procesos creativos, ya que la creatividad surge con mayor facilidad en las mentes abiertas y en las personas que no tienen nada que perder si dicen “una tontería”. Una de las técnicas más utilizadas en los últimos años para estimular los procesos creativos es el “brainstorming” (o lluvia de ideas). Esta técnica permite sacar toda la creatividad de los empleados a través de sesiones que permiten decir “lo que a uno se le ocurre” -siempre dentro de un orden-, en un ambiente seguro, es decir, donde nadie puede reírse del prójimo diga lo que diga, y donde lo que se dice se queda dentro de la sala y no sirve como comentario de pasillo para reírse de la persona que lo hizo. En este tipo de sesiones se busca la participación e involucración de todos. Las ideas de unos son aprovechadas por los otros para generar una nueva idea, y así sucesivamente durante varios minutos. La idea más absurda puede ser el resorte que genera la solución perfecta después de varias iteraciones de los participantes.
El ingenio y la creatividad son aptitudes que pueden desarrollarse en las personas y que nos pueden permitir fomentar y sacar adelante nuestro negocio. Por ello es importante que en estos momentos de crisis en los que el día a día nos come y nos impide tener nuestras facultades en condiciones óptimas, recurramos a aquellas personas de nuestro entorno con mayor facultad para discurrir e inventar con prontitud. Su creatividad aportará el valor que buscan nuestros clientes y nuestro negocio.
José Mª Garteiz Director de Consultoría Garaster Consulting
Registro automático