¿Para qué sirve el trato directo?
Muchas personas ofrecen sus propiedades ellos mismos y ponen el título “trato directo” pero ¿en realidad es más económico? Todas éstas propiedades que se ofrecen ¿son más baratas? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas del trato directo?
El trato directo permite al dueño de la propiedad vender su inmueble sin la ayuda de un corredor creyendo que con esto atraerán a más compradores pues la casa es más barata (pues el dueño idealmente no cobrará el usual 5% de comisión que se lleva un corredor), pero ¿se ahorran ésta cantidad verdaderamente?
En muchos lugares solo puede vender propiedades la persona que tiene permiso para ello y los corredores son certificados, por lo que aquí no hay mucha alternativa- se debe contratar los servicios de éstos profesionales.
En algunos lugares, sin embargo, cualquier particular puede vender su casa así que ofrecen el trato directo. El dueño del inmueble entonces debe publicitarse por si mismo su propiedad en revistas, periódicos, volantes. Introducirse al medio para ver cuáles periódicos tienen la mejor sección de clasificados, anunciarse en Internet todo el tiempo compitiendo con inmobiliarias que manejan decenas y en algunos casos hasta cientos de casas similares a la suya. Los costos publicitarios se van incrementando, cien dólares aquí, doscientos allá, trescientos más allá.
El particular entonces tiene que hacerle de secretaria y citar a las personas a la propiedad que está vendiendo, no siempre pueden a la misma hora y tendrá que aceptarlos a todos aunque el 90% resultarán mirones solamente que curiosean en la propiedad. Gastará en gasolinas y horas hombre en ir y venir a las citas, muchos incluso no van y prefieren las agendas donde en un día les muestren 5 ó 6 casas y no perder su día en ver solamente una opción.
Del 10% restante finalmente empiezan las negociaciones, de las cuales muchas se caen. Es increíble cómo un buen corredor salva negociaciones aquí, actitudes difíciles de ambas partes las suaviza para que ambos se reúnan solo para la negociación final. El valor afectivo que se desarrolla en una propiedad, sobre todo en una casa donde se ha vivido, a veces provoca que el ofertante se salga del mercado y pida una pequeña fortuna pues el inmueble está lleno de recuerdos; el lugar donde aprendió a caminar el primer hijo, las reuniones familiares, el rincón preferido del abuelo… por otro lado el comprador está viendo las goteras, las manos de pintura que le faltan a una casa vieja. Conciliar éstos dos puntos de vista no resulta fácil y aquí es un salvavidas el corredor que trata de comprender a ambas partes. Muchas negociaciones se caen pues las partes se reúnen cuando aún faltan muchos puntos por definir.
Meses después y varios “ya merito” transcurridos, llega el momento de la firma y el dueño del inmueble se ve inmerso en los trámites burocráticos y legales que le tomarán meses sortear, todo, para que finalmente el comprador de la casa le diga…”del precio total hay que restarle el 5% pues es trato directo” y deberá de bajar el valor final de su casa para beneficio del comprador.
En conclusión podemos decir que se puede vender una casa y ofrecer trato directo, pero por experiencia propia diré que lo mejor es tener a un experto a tu lado y que se encargue de hacer lo que es bueno haciendo, quitarse uno de problemas e incluso de la posibilidad de perder la venta de la casa o departamento.
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