Prisión permanente revisable: El apagón de la esperanza a la reinserción
La prisión permanente revisable es ya una realidad en nuestra sociedad después de que el Congreso haya aprobado la reforma del Código Penal.
¿Qué es la prisión permanente revisable y cuándo se aplica?
Lo que viene a establecer el nuevo Código penal es que en determinados delitos y delitos agravados se lleve a cabo el cumplimiento íntegro de la pena lo que implica una duración de entre 25 y 35 años de prisión, una vez cumplida, el penado podrá solicitar que se revise su caso cada dos años.
Con respecto a los delitos a los que se aplica podemos destacar los casos de asesinatos graves, homicidio del rey o príncipe, genocidio o crímenes de lesa humanidad con homicidio o agresión sexual, terrorismo.
Además se podrá aplicar en una lista cerrada de algunos asesinatos agravados, concretamente cuando la víctima sea menor de 16 años o especialmente vulnerable, cuando exista delito de libertad sexual, delitos múltiples, organizaciones criminales…
En mis clases universitarias de derecho penal, eran muchas las personas que consideraban que con la comisión de determinados delitos sus autores deberían “pudrirse en la cárcel” otros, los más moderados advertían de la necesidad de aumentar las penas acorde al delito cometido.
¿Cuánto nos cuesta la prisión permanente revisable?
Si me gustaría, en este punto, llevar a cabo una pequeña reflexión, según el Instituto Nacional de Estadística, en el año 2013 el mayor número de reclusos de ambos sexos en las cárceles españolas, se encuentran comprendidos entre los 31 y los 40 años (3.117 reclusos) y entre los 41 a 60 años (2.733 reclusos). De este modo, teniendo en cuenta la prisión permanente revisable, estas personas de entre 30 y 60 años deberán estar como mínimo entre 25 y 35 años de prisión antes de poder ser libres, (sin perjuicio del tercer grado que todo sea dicho de paso, también ha sido modificado) antes de poder solicitar su revisión. Esto implica que una persona de 31 años volverá a integrarse en la sociedad a los 55 o 65 años, lo que en términos vitales, implica haber pasado el mayor tiempo de su estado adulto, entre rejas.
No hay que olvidar que mantener a los aproximadamente 65.000 reclusos cuesta a las arcas públicas más de tres millones de euros al día, lo que implica aproximadamente en torno a 54 euros diarios por recluso. Un dinero que no se traduce ni en reinserción ni en rehabilitación, sino exclusivamente en privación de libertad. Se trabaja poco o nada en la rehabilitación con los reclusos en las prisiones, de ahí la alarmante cifra de la reincidencia.
Alargar las condenas y apagar la esperanza de la reinserción tiene un precio en euros pero también un precio moral, me pregunto si la cárcel es el lugar adecuado para personas que no fueron capaces de adaptarse en sociedad y que con esta nueva reforma nunca volverán a tener la oportunidad de hacerlo.
SiBiKo: Expertos en la resolución de conflictos desde la mediación, psicología y el derecho
Registro automático