¡Que padre era ser niño!

Desde que somos niños hasta que crecemos, existen ciertas hechos que se quedan en la nostalgia, ya que recordar las cosas que nos gustaban hace ya algunos ayeres, suelen ponernos un poco raros, a veces cuando lo vemos en retrospectiva nos decimos ¿Por qué me gustaba tanto? O ¿Por qué lo habré dejado de hacer?

Y para muestra un botón:

• Películas o series de Televisión: Todos los que han sido fanáticos de alguna historia y han mostrado simpatía por el mundo que estaba detrás del proyector, llegaron a imaginar que eran parte de ese universo alterno en el que el héroe salva a la chica y vence al mal mientras el sol sale por el horizonte indicando que la era del mal había terminado y el bien triunfó. No podemos estar seguros de cuantos finales felices han existido, sin embargo cada uno nos marcó y dieron esperanza cuando jóvenes, probablemente muchos hayan tirado la toalla, porque piensan que los finales felices no existen en la vida real, saben, si la sencillez en la felicidad de un niño está en creer en algo, probablemente haya que recordar ¿Qué es creer en algo?

• Deportes: Las personas que practicaban deportes y lo dejaron en algún punto de su vida por falta de tiempo o constancia, suelen sentirse arrepentidas o tristes al respecto, aunque en realidad deben sentirse afortunadas por haber tenido momentos así en su vida, recuerda cuando tu equipo iba perdiendo 10 a 0 y metiste el gol de la honra y celebraste como si fuera el de la victoria o cuando regresabas deshecho de los entrenamientos y la comida sabía a gloria, esas partes son las que importan, eso es lo bonito del deporte, también ser fanático de un equipo y defenderlo aunque lleven 10 partidos sin ganar, pero eso si cuando gana es el mejor, estas son la clase de cosas que permanecen en nuestra vida desde niños y valdría la pena volver a intentar.

• Artículos o productos: Al ver la cantidad de dulces nuevos que hay en la tiendita y no se nos antoja nada, descubrimos que la magia termino. Por lo regular estábamos enamorados de los mazapanes, las papitas y el refresco de cola. Pero ahora que somos grandes lo estamos de las cervezas, cigarros mentolados o el tequila Jose Cuervo. Es muy triste no poder comer un chocolate por miedo a las llantitas o unas papas con chile sin que la gastritis cobre factura, pero no olvides que disfrutar de las pequeñas cosas es la causa de la verdadera felicidad.

Sintieron esa nostalgia, algún recuerdo de la infancia que debemos desempolvar para evitar que nos salgan arrugas, si es así compártelo con alguien que lo haya vivido contigo. Tal vez los niños no comprendan que es ser un adulto, pero nosotros sí sabemos que se siente ser niño, jamás lo olvides.