La Oferta de Satanas

     Este artículo es una síntesis de capítulo 1 del libro, del mismo autor, Crónica de un Falso Profeta. En el mismo se expone como muchos ministros han sucumbido ante la oferta de Satanás. Los siguientes pasajes de la biblia son la base de lo que se discute en este artículo. Satanás le hizo su oferta a Jesús, lo cual se narra en el capítulo 4, versos del 1 al 11 del evangelio según Mateo y en el capítulo 4, versos del 1 al 13 del evangelio según Lucas. En Mateo 4:8-11 dice:

“Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.”

Mientras que en Lucas 4:5-8 se narra:

“Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.”

      En ambas versiones se indica que Satanás, de forma atrevida, intento seducir a Jesús, llevándolo a un monte muy alto, lo que subliminalmente puede indicar grandeza y poder. Satanás sabía quién era Jesús. Él sabía que Jesús era el Verbo Encarnado (Juan 1:1 y 1:4). Aun sabiendo esto, Satanás fue muy audaz e intentó tentar a Jesús, ofreciéndole poder, grandeza y gloria, a cambio de su adoración. Jesús no cayó en la tentación, y usando la Palabra de Dios despacho al diablo. Lamentablemente, miles de cristianos, encabezados por sus líderes, han sucumbido ante la tentación de Satanás cuando éste les ha ofrecido poder, grandeza y gloria. A muchos de estos líderes Satanás los ha inflado tanto que ellos piensan de sí mismos que son infalibles y que son tan ungidos y santos que Satanás no se les puede acercar. Ellos no entienden que Satanás no sólo se les ha acercado, sino que esta sobre ellos y los dirige (Efesios 2:2).  Sería bueno que entendiesen que, si Satanás intento seducir a Jesús con respecto a poder, grandeza y gloria, luego que Jesús, lleno del Espíritu Santo, salía de un ayuno de cuarenta días; ¿cómo no intentará hacer lo mismo con nosotros que somos insignificantes criaturas? ¡¡Ah!!, pero la vanagloria, arrogancia y delirio de grandeza nos ciega y no logramos vernos a nosotros mismos cuando estamos caminando en contra de las enseñanzas de Jesús.

     De vuelta a la propuesta de Satanás, notemos que la misma contiene una oferta tentadora, que incluye: dominio (reinos), poder y gloria, pero está condicionada a ofrecer adoración a Satanás. Oh sea, se requiere que Satanás sea reconocido y tenido como dios. Como antes mencionamos, Jesús repelió la tentación y oferta usando la Palabra de Dios cuando le dijo: “Vete de mí, Satanás, porque escrito esta: Al señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Lucas 4:8). Tristemente, un gran número de ministros no aprendieron de Jesús y seducidos por la sed de dominio, control y vanagloria han aceptado la oferta de Satanás, sin darse cuenta de que al aceptar dicha propuesta están aceptando adorar a Satanás poniéndolo como su dios. Si nos obsesionamos con el poder, el dominio y la vanagloria simplemente estaríamos aceptando la oferta de Satanás. Se piensa que todo esto es para ganar almas para Cristo, sin tener en cuenta de que esto es sólo una excusa para saciar la sed de poder, dominio y vanagloria. Inconscientemente, se opera en los principios satánicos de desear el poder y la gloria, lo mismo que causo la caída de Satanás, según se narra en Isaías 14:12-14. En este tiempo, el dinero es una de las máximas expresiones de dominio y poder. ¿No será eso por lo que muchos ministerios se enfocan más en las riquezas que en la salvación de las almas? ¿No será que los ministros que hacen tanto énfasis en las riquezas materiales (dominio y poder) han aceptado la oferta de Satanás y aún no se han dado cuenta? Pero sabemos que Jesús dijo: “No todo el que me dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos …” (Mateo 7:21). Y ¿cómo sabemos quién entrará en el reino de Dios? Jesús nos dejó una forma de saber cuándo dijo: “…por sus frutos los conoceréis …” (Mateo 7:20).

     En la biblia se encuentran varios ejemplos de ministros que cayeron en la tentación de Satanás. Uno de dichos ejemplos es el caso de Balaam. En dicho caso, Balac, rey de Moab, envió príncipes a Balaam solicitando que este maldijere a Israel para así ellos poder derrotarlos (Números 22 y 23).  La solicitud incluiría una compensación (Números 22:7). Balaam les pide a los príncipes que se queden esa noche para el consultar a Dios. Esa noche Dios le dice a Balaam que no fuera con ellos a maldecir a Israel porque Israel ya había sido bendecido por Dios. Balaam le dice lo siguiente a los enviados por Balac: “…Volveos a vuestra tierra, porque Jehová no me quiere dejar ir con vosotros” (Números 22:13). Se puede notar en la contestación de Balaam que Dios le dijo que no fuera, pero él quería ir. Dice el relato que Balac volvió a enviar príncipes, en esta segunda ocasión más honorables y con ofertas más tentadoras (Números 22:17), para tratar de persuadir a Balaam que fuese a maldecir a Israel. Inmediatamente, Balaam le pone precio a su servicio cuando dice: “…Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro…” (Números 22:18). Balaam insistió para que Dios le permitiera ir, pues su corazón estaba puesto en las ofertas que le hizo Balac. Balaam no se percató que dicha oferta era la oferta de Satanás y la acepto. Balaam sabía que Dios no quería que el fuera a servirle a Balac, pero aun así se fue. Dios trató de detenerlo, pero Balaam estaba cegado con la oferta de Satanás (Números 22:22-34), las riquezas ciegan. Finalmente, Dios permite a Balaam ir, pero le condiciona a sólo decir lo que Dios le mandase. Dios se glorifico aun en la desobediencia de Balaam. De la misma forma, hoy día, Dios siempre se glorifica cuando alguien usa el evangelio para conseguir riquezas y gloria. Lo triste es que cuando Cristo regresé a reinar les dirá a estos codiciosos y vanagloriosos: “…Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:23).

     Otro caso notorio de ministros que aceptaron la oferta de Satanás es el de los hijos de Aarón. Los hijos de Aarón, Nadab y Abiú, ofrecieron fuego extraño ante Jehová y murieron por su temeridad. Dicho relato dice: “Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová” (Levíticos 10:1-2). Si leemos el capítulo 9 del libro de Levíticos, donde se relata lo que había ocurrido antes, especialmente los versos 23 y 24, podemos concluir que Nadab y Abiú cayeron en la tentación de Satanás y aceptaron su oferta de vanagloria y poder. Ellos codiciaron lo que vieron hacer a su padre Aarón y a su tío, Moisés y pensaron que ellos también podían hacerlo. No entendieron que Moisés y Aarón no actuaban por su propia iniciativa, sino que eran dirigidos por Dios y hacían su voluntad; y trataron de hacer lo que Moisés y Aarón hacían, impulsados por motivaciones erróneas. El resultado fue que perecieron quemados por la presencia de Dios. Desde el principio Dios le ha enseñado al hombre como debe acercarse a Él. Nadab y Abiú desconocían, ignoraron o desobedecieron lo que Dios le había enseñado a Moisés en cuanto a entrar al santuario de Dios. Hoy día, Dios ha establecido en su Palabra, que Jesucristo es el único camino para entrar en su presencia (Juan 14:6), pero muchos falsos ministros no solo ignoran la voluntad de Dios y de Cristo, sino que con sus falsas enseñanzas se oponen al mandato de Cristo.

     El primer rey de Israel fue otro de los que aceptaron la oferta de Satanás. En Israel los reyes debían ser siervos de Dios. O sea, el reinado era un ministerio dado por Dios. Saúl fue el primer rey de Israel y es interesante que antes de ser rey de Israel era tímido y humilde, pues cuando lo fueron a presentar ante el pueblo como el elegido por Dios para ser rey, Saúl se escondió (1 Samuel 10:22). Sin embargo, después de varios años como rey y disfrutando el poder y la gloria al obtener muchas victorias sobre sus enemigos Saúl se vanaglorió y ya no seguía a Dios, sino que tenía su propia agenda. Según el relato bíblico, Saúl ya no seguía a Dios y se hizo una estatua de sí mismo (1 Samuel 15:11-12). Saúl sucumbió ante la oferta de poder y gloria de Satanás. Muchos son los que hoy en día, tras obtener algunas victorias ministeriales están, como Saúl, sucumbiendo ante la oferta de poder y vanagloria que les presenta Satanás. Saúl pensaba que le estaba sirviendo a Dios porque ya él estaba ciego espiritualmente y no sabía que estaba lejos de Dios. Asimismo, muchos ministros de este tiempo piensan que le sirven a Dios, pero cuando vemos sus prédicas sólo hablan de ellos y de sus hazañas ministeriales y apenas mencionan a Cristo Jesús. La vanagloria los ha dejado ciegos, al igual que a Saúl.

     Por último, presentamos el caso de Judas, que fue uno de los doce apóstoles que Jesús estableció (Mateo 10:1-4). Jesús conocía quien era Judas y aun así le dio una oportunidad. Dios no hace acepción de personas (Romanos 2:11). El da oportunidades a todos, pero muchos en lugar de aprovechar dichas oportunidades prefieren aceptar la oferta de Satanás. Judas participó de todas las bendiciones que participaron los otros once (11) apóstoles. Él, al igual que los otros once (11) apóstoles, echó fuera demonios y sanó a muchos de enfermedades (Mateo 10:1). Él fue recipiente de las enseñanzas de Jesús y testigo de su vida de perfecta santidad y amor. Pero, aun así, Judas decidió aceptar la oferta de Satanás y entregar a Jesús por treinta monedas de plata (Mateo 26:14-16 y Juan 13:21-28). El relato del apóstol Juan dice que Satanás entro en Judas (Juan 13:27). Judas traiciono a Jesús por codiciar el dinero. ¿No es lo mismo que están haciendo muchos ministros de hoy día? Ellos utilizan los talentos y dones que Dios les ha otorgado para conseguir sus caprichos materiales, en lugar de seguir las pisadas de Jesús. No entienden que están aceptando la oferta de Satanás codiciando el dinero, poder y la vanagloria. Jesús mismo dijo que él no vino a ser servido sino a servir (Mateo 20:28). Lamentablemente, muchos ministros de hoy día sólo piensan en ellos y en su vanagloria y su proceder es diametralmente opuesto al proceder que Jesucristo practicó cuando estuvo en su condición de humano (2 Timoteo 3:1-4). Muchos de estos ministros, lamentablemente, han aceptado la oferta de Satanás. Que triste cuando en el tiempo del fin, cuando Cristo regrese, les diga a estos “…Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” (Mateo 7:23). Porque, aunque experimentaron el poder de Dios y los milagros, no conocieron a Jesucristo en su carácter y entrega por el prójimo y mucho menos lo imitaron.  Jesús habló de esto cuando dijo: “Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40). Que Dios nos ayude a examinar nuestras vidas y que podamos enderezar nuestras pisadas hacia la senda que Cristo Jesús trazó para nosotros.