Ley de la atracción - El árbol que no deja ver el bosque

Haber, cómo empiezo a desarrollar este artículo sin que se diga que estoy criticando a otro autor.

Ya que no es ese mi objetivo, sino plantear la mirada desde otra perspectiva, para que se comprenda lo que otros dicen con tanta “simplicidad”, que terminan por darle comida a las “fieras” siempre hambrientos por querer destruir los que otros tratan de edificar con buena voluntad.

La mayoría debe de haber visto artículos, libros y la “película”, donde muestran con palabras o imágenes directas lo que se puede conseguir con la ley de la atracción.

Pero en la mayoría de esos casos que menciono, al querer clarificar el concepto terminan por reducirlo de tal forma que saltan de enunciar los ingredientes, a directamente el postre terminado.

Y muchos al principio se sienten obnubilados por dicho “postre”, el que se ve muy apetitoso y por lo tanto todos quieren comer del mismo inmediatamente. Entonces toman los ingredientes que se les mencionó, dicen abracadabra..... y no pasa nada.

¿Porqué no pasa nada? Porque se olvidaron que, para hacer esta magia se necesita la “varita mágica”, que no es otra cosa que “proponerse las metas y la acción tras ellas”, de las cuales he estado hablando en mis anteriores artículos.

Por lo tanto cuando uno lee estos artículos o libros, tiene que ser objetivo y mirarlos con calma y sin dejar de valorarlos, porque nos inician en el estudio de esta materia maravillosa, pero no quedarse sólo con esa mirada simplificada y empezar a investigar leyendo cuanto libro se nos ponga por delante, para ir descifrando esa pequeña “verdad” que cada uno contiene. Y que entre toda esa bibliografía cada uno de nosotros obtenga la verdad mayor que sirva para nuestros objetivos.

De esa manera no nos dejaremos influenciar por esos “destruye todo” que con razón dicen al principio, que esa película o libro lo único que hacen es crear vagos inútiles.

Si esos destructores al igual que los principiantes de estas lecturas, no se quedaran sólo con el título o introducción de esta forma de vida, investigando para ello profundamente, analizando y verificando en nuestras propias experiencias, se darían cuenta que la ley de la atracción es cierta.

Uno puede conseguir lo que desea, pero....poniéndonos en acción tras esa meta que nos propusimos con dicha perseverancia constante que yo siempre menciono en mis artículos.

Ahora, el que recién empieza podría decirse: ¿Qué diferencia hay en la ley de la atracción con aquel que sin creer en ella también se pone a trabajar detrás de una meta?

Pues la diferencia es que el segundo se dice: Creo en mi objetivo. Mientras que el seguidor de la ley de la atracción dice: Tengo Fé en mi meta.

¿Y cuál es la diferencia entre creencia y tener Fé?

La diferencia radica en el combustible que alimenta a cada una de ellas. Las personas con personalidad fuerte o que la vida los puso en primera fila para arrancar la carrera, pueden llegar a sus metas con sólo creer.

Pero para la mayoría que arranca de las últimas posiciones, sólo lograran su objetivo si a sus metas y acciones les ponen Fé.

La Fé de saber que Dios nos dio el “poder” a cada uno de nosotros de conseguir lo que queremos, si nos lo proponemos correctamente.

¿Y porqué debemos tener esa Fé? Porque Dios está dentro nuestro, somos una parte de Él. Por ello, si a la mayoría de las cosas que emprendamos, acompañamos su desarrollo con una acción alimentada por la Fé, puesta en un trabajo que nace no sólo de nuestra sabiduría, sino también de nuestro corazón, lograremos éxitos que antes se nos escurrían de las manos.

¿Creen en lo que les digo?, ¿No creen en lo que les escribo?. Lo que yo digo en definitiva no importa, lo importante es la Fé que ustedes tengan en si mismos y mirarse dentro.

El “secreto” no está afuera esta en uno mismo. Cuando cada uno de nosotros deje de ver al que tenemos al lado para ver cuanto uno es mejor que ese o aquel, ese día todos podremos empezar a conseguir nuestros objetivos, porque el único competidor con el cual debemos enfrentarnos somos nosotros mismos.

Por lo tanto si cada día te propones vencerte a ti mismo, cada día estarás creciendo un poco más.

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.