Energía
Ya los griegos indicaban la existencia de una partículas fundamentales, que actuaban siendo elementos constituyentes de la materia, prediciendo la existencia de unos átomos de pequeño tamaño, y enumerando una pequeña cantidad de diferentes tipos de los mismos.
Hasta finales del siglo XIX no se descubrieron más datos sobre dichos elementos. J. J. Thomson, junto a otros científicos, descubrió en 1897 que los átomos no eran indivisibles como se creía, sino que podían ser separados en componentes pequeños. Descubrió la composición de los átomos y la existencia de unas partículas que orbitaban en la zona exterior llamadas electrones, cuya masa era mucho menor que la del núcleo. El núcleo por su parte, tenía carga positiva y su peso suponía casi la totalidad del átomo.
A pesar de que no fue capaz de determinar la composición del núcleo, fueron sentadas las bases para posteriores investigaciones, las primeras de las cuales se centraron en la estructura del átomo. El átomo consta de un núcleo de gran tamaño sobre el que orbitan los electrones. Fue E. Rutherford quien desarrolló en 1911 un modelo basado en un sistema solar en miniatura, en el que el núcleo era una estrella (un sol) y los electrones los planetas. La explicación de su teoría tenía dos errores: 1-que los electrones emitirían energía al girar, disminuyendo su velocidad que luego caerían al núcleo; erróneo porque los electrones ocupan órbitas fijas. El segundo error consistía en que los electrones podían saltar de una órbita a otra cualquiera alrededor del núcleo. Si desea conocer más sobre
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