Algún día
El día de ayer fui testigo presencial de uno de los acontecimientos más repudiables de nuestros días. Siempre observé esto en los noticieros televisivos, pero esta vez, pude experimentarlo como se dice “en vivo y en directo”.
Con la agrupación musical (a la que pertenezco), nos dirigíamos a un contrato (compromiso, actuación), a la provincia constitucional del Callao. El taxista enrumbo por el distrito de Breña para llegar a nuestro destino, (cabe mencionar que nosotros partíamos del distrito de Jesús Maria). Casi para cruzar la Av. Venezuela, se nos cruzo una turba de pandilleros, barristas, “como quieran llamarlos”, que se dirigían a un encuentro futbolístico en el Callao. A su paso iban destrozando todo, arranchando todo lo que podían a los transeúntes, tirando piedras, y más actos de vandalismo.
Enseguida tuvimos que dar marcha atrás junto con otros vehículos, para poder tomar otra calle. El susto fue tremendo, ya que nos encontrábamos con todos los instrumentos musicales en el taxi. Al final pudimos llegar a nuestro destino sanos y salvos.
Después de este acontecimiento que me toco vivir, me hago las siguientes preguntas: ¿Es justo, que por unos partidos de fútbol, se llegué a alterar el orden público?, ¿Qué poder es este, para que el gobierno no pueda actuar? ¿Es necesario este tipo de espectáculos en nuestro país?
El fútbol peruano hace tiempo, que representa nada. Cuando llegan las eliminatorias de la copa libertadores, no pasamos de la primera etapa. En el mundial, ni que decirlo, hace muchos años que no vamos. Siempre que hay noticias del fútbol peruano, es para asuntos desagradables. En realidad solo sirve para actos de vandalismo (en nuestro caso). ¿Por qué, no se suspende definitivamente este seudo campeonato nacional de fútbol? Como me pregunté antes ¿Qué poder es este?
En lo particular pienso que los estadios deberían convertirse únicamente en campos de atletismo, y cuando se de el caso, de algún joven valor en el fútbol, se le envíe al extranjero para que haga su carrera futbolística, como ocurre con las ciencias, la música y el arte.
Creo también que debería volver el servicio militar obligatorio; aunque siempre he pensado que la vida militar no forma carácter ni valores en las personas, pero en este caso para acabar con el vandalismo, seria necesario, por ser un caso extremo.
Algún día, se llegará a entender que el orden público, está por encima de cualquier poder minoritario.
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Andrés Arbulú Martínez
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