Lo inexplicable
La ley natural tiene una lógica increíble, extraordinaria diría yo. Si escuchamos decir a alguien que primero es su esposa y después su madre, estaríamos para algunos, “rallando en la locura”. La madre a esta persona le preguntaría: “¿O sea que tu quieres más a una persona que nos es nada tuyo, y a la persona que te dio la vida la pones en segundo lugar? La pregunta a simple vista tiene sentido, tiene un sentido filial. Pero si analizamos bien este asunto nos damos cuenta que esto también funciona con el aborto. El nuevo ser vivo que está en el vientre materno de la mujer, no le pertenece.
Es muy difícil entender que la vida de un ser humano desde su concepción, le pertenece única y exclusivamente a Dios. Luego en la madurez solamente hay dos alternativas: La vida consagra a Dios, y la vida consagrada al matrimonio; pero en el matrimonio, primero es Dios y después el cónyuge.
Cierta vez cuando almorzábamos con mi esposa en un restaurante de Lince, escuché a mis espaldas sin querer, a un grupo de señoras jóvenes que conversaban; y parecía que varias de ellas eran divorciadas o separadas del esposo. Alcancé escuchar a una de ellas sin querer (como repito) comentar lo siguiente: “Yo me casé como todas, con la ilusión del vestido de novia, con encontrar a mi príncipe azul, con la majestuosidad de la ceremonia, y todo me salió mal” ¿Es eso lo que espera verdaderamente al casarse en el matrimonio, la mujer?
No se puede negar que es hermoso llegar al altar y casarse con su novio o novia completamente enamorados. La ilusión del enamoramiento es increíble, tan es así que no se puede explicar, tanto como la ilusión del vestido de novia y todo lo accesorio. El enamoramiento “pienso sin temor a equivocarme” es eso que nos vislumbra de la persona deseada, deseada a lo mejor físicamente, físicamente atractiva. ¿Y el amor en el matrimonio?
Yo diría, como para desconcertar un poco: “No sé lo que es el amor en el matrimonio, pero lo vivo día a día con mi esposa” La ilusión del enamoramiento ya pasó, la ilusión del vestido de novia ya paso, la ilusión de lo accesorio ya paso, pero hay algo que no puedo explicar con palabras, que nos mantiene unidos, que conforme pasan los días, meses y años, es más fuerte.
Si nos damos cuenta de esto y estamos consientes (los dos) de lo que nos está pasando, aun así, sin explicación; podemos seguir alimentando esto inexplicable y llegar a mantener una relación estable.
“Lo inexplicable” es más fuerte que el enamoramiento, que en algunos casos dura más de lo esperado. “el enamoramiento digo” Esto funciona si tenemos bien presente los dos primeros párrafos de este escrito. El enamoramiento es parte de. No es que esté mal sentir esto, pero como buen sentimiento ilusorio, tiende a desaparecer.
El amor “lo inexplicable” no es un sentimiento, es algo que se vive. Es por eso que el amor no se hace, SE VIVE. Como cuando nos alimentamos para ir creciendo y tomando fuerza, “lo inexplicable” también se alimenta y toma fuerza día a día, mes a mes, año a año. Tratando de lanzar un teoría, yo diría que “este alimentar en el matrimonio, es de a dos; y si uno falla, el otro automáticamente desaparece”. La pregunta que es común y me hacen las personas es: ¿y cómo queda esto a los ojos de Dios?
El derecho canónico es claro: “Si no hay amor “lo inexplicable” el matrimonio es nulo” pero cuidado; al comienzo de la relación. Si nosotros seres finitos, comprendemos esto. ¿Dios lo comprenderá? ¿El que es infinito?
Si hay algo importante que Dios nos ha regalado, ese algo, es nuestra libertad para elegir y decidir qué hacer con nuestras vidas. Pero Dios nos muestra con la ley natural (que Él ha creado), que las cosas tienen sentido. Es como cuando decimos: “La fe (que no la puedo explicar), la sostengo con mi razón, y la razón que (si tiene explicación), la sostengo con mi fe que (no tiene explicación)”
Sinceramente no necesito que nadie me explique la interrogante ¿Qué es el amor en el matrimonio? Porque lo vivo y lo experimento día a día, mes a mes, año a año, con mí esposas y somos felices. Deseo de todo corazón que todos de alguna manera lleguen a comprender esto y darnos cuenta que las cosas en su orden natural tienen sentido, para que vivamos una vida más tranquila y en paz.
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Andrés Arbulú Martínez
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