Paradoja
Me gusta mucho escribir y comentar sobre lo que leo, y en esta oportunidad quiero comentar sobre un artículo que leí el día de hoy. Este articulo esta publicado en el diario “Perú 21” con fecha: 21 – 12 – 2009. Es una entrevista que hace el señor Gonzalo Pajares C. a Moiko Yaker.
Moiko Yaker, es (por lo que he podido entender en el articulo), un artista plástico de origen judío, pero lamentablemente en el artículo no se detallan mas aspectos biográficos sobre su persona. Es muy importante tener estos datos para poder hacer una crítica constructiva sobre lo que manifiesta en el artículo. Trataré de hacer un comentario sobre lo que responde; con lo que tengo a la mano.
En una de las preguntas responde de la siguiente manera:
¿Por qué volvió a Lima?
A los 33 regresé a visitar a mis padres y me gustó el Perú. Nunca había vivido en Lima, solo venía de vacaciones. Lima era la ciudad divertida, de vacaciones, la ciudad balneario. Hasta hoy siento que estoy en un balneario. Solo con este espíritu Lima puede ser una ciudad vivible.
Parece “creo” que los padres de Moiko son personas con una solvencia económica muy amplia y de origen judío (también), por lo cual han podido educar a su hijo en el extranjero. No sé si toda su vida en el extranjero haya sido solventada por sus padres (dicho sea de paso, no estaría mal). Pero lo que sí es cierto, de ser así, la formación de valores elementales en la educación de una persona en estas condiciones, se vería afecta.
En otra pregunta responde:
¿Cuándo decide estudiar arte?
En 1973, ingresé, a la vez, a las escuelas de bellas artes de París y Londres. Londres no me gustaba, prefería París. Pero Londres parecía más interesante… allí nació el punk. El punk lo viví en París. Yo estaba casado y, en 1977 decidí separarme y dejé Londres. Fue en esa época que explotó el punk. Pero, en esa época, yo acababa de ser padre y tenía otras responsabilidades.
No creo equivocarme, pero parece que con esta respuesta Moiko evidencia una total inestabilidad emocional, y si tenemos ayuda del exterior las responsabilidades son más fáciles de sobrellevar.
Sigue la entrevista:
¿Usted que desea?
El dinero, carros, viajes, millones…. Lo mismo que todo el mundo.
Sin lugar a dudas, los valores elementales, ya están distorsionados. ¿Cómo puedo afirmar que todo el mundo desea eso? Si vivimos en la opulencia, tal vez pueda ser justificada la apreciación.
En la última pregunta creo que pinta (como en uno de sus mejores cuadros) todo lo que sospecho. Vivir en la opulencia, sin que nada nos falte, pero a su vez sentir que algo nos falta. No sentirnos conformes con nada, vivir en un completo estado de desolación y negando lo que verdaderamente nos haría felices. Querer ser feliz y no interesarme ser feliz. ¿Paradoja?
Sigue la entrevista:
¿Y para estos deseos fue bueno venir al “balneario” llamado Perú?
Si. Por qué aquí encontré todo… incluso un lugar donde trabajar, un taller fastuoso, amigos maravillosos. Pero la luz de Lima es pésima para pintar. La luz está dentro y la tiene que dar uno. Mis colores son intensos porque yo soy un mediterráneo, un judío con identidades cruzadas. No soy religioso, por eso, me interesa lo que los hombres piensan sobre Dios, no me interesa Dios.
Lo que más me preocupa y creo que es peligroso, es saber que personas como Moiko, sirvan de ejemplo para jóvenes que estén estudiando artes plásticas. Pensar que puedan creer que esa filosofía existencial sea la correcta. Es por eso que escribo réplicas, cada vez que me encuentro con estas entrevistas absurdas.
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Andrés Arbulú Martínez
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