Intolerancia. 3
Oh! Oh! Dijo con tristeza. Me parece que hoy no podremos ir al mar. Mira que día horrible!
-Que lástima- dijo Seba, mientras dirigía su mirada hacia la ventana.- Bueno, no nos preocupemos. Seguro que el hotel tiene preparado entretenimientos para los turistas para días como estos. A lo mejor resulta que pasamos un día más entretenido que yendo al mar y tendremos otro recuerdo para almacenar en nuestras mentes con respecto a estos días. A veces las cosas que parecen una mala noticia en un principio, como se podría considerar a la sensación que tuvimos al ver la lluvia, se transforma en algo placentero. Ahora bajaremos, comeremos algo y averiguaremos que tienen para ofrecernos, que te parece?-
-No me siento muy bien, estoy mareada y nauseosa y mi cabeza parece que va a estallar,-dijo Tati llevándose una mano a la frente para sentir si estaba caliente. Comprobó que no lo estaba y se tranquilizó. Hubiera sido bastante desagradable enfermarse y tener que quedarse en cama durante su luna de miel. -Te molestaría bajar y traer algo frugal para comer? Tampoco tengo mucho apetito. Parece que anoche hemos bebido mucho más de la cuenta-.
-Ni lo dudes que lo hicimos. Mucho mas de lo aconsejable y ahora nos toca pagar las consecuencias de nuestro error.
Te parece bien que baje, me fije que hay en el menú y lo traigo aquí a la habitación?.-
-Me parece excelente, pero para mi sólo trae un yogurt y un jugo de frutas de manzana si es posible, sino de naranja o pomelo, dijo Tati..
-Te parece que con un simple yogurt te va a alcanzar?- le preguntó Seba pensando que no tendría ganas de volver a bajar en busca de otra cosa cuando viera que su pedido había sido demasiado frugal.’
-Si, de verdad, es que me siento tremendamente nauseosa. Creo que un yogur o podría ser sino un helado me haría sentir mejor del estómago- dijo poniendo cara de repugnancia ante los síntomas que estaba teniendo.
-Perfecto, en seguida vuelvo-, le dijo al tiempo que la besaba en los labios.
-No tardes mucho, sabes que no me gusta estar sola en un lugar extraño donde no hablo el idioma local y no conozco a nadie- le dijo Tati haciendo un mohín mimoso con su boca.
-Volveré en un periquete,- le contesto mandándole otro beso desde la puerta.
Tati hizo un gesto de asir el beso que Seba le enviaba y ponérselo primero en la boca y luego en el corazón. Se quedó recostada en la cama, se sentía muy mareada y estaba muy enojada consigo mismo por haber bebido tanto.- No se como pude hacerlo! No es mi costumbre. Prometo firmemente que esto no volverá a pasarme nunca, pero nunca más-
Estaba pensando en eso, cuando escuchó un estampido fuertísimo que la hizo estremecer, y a los pocos segundos, otro más fuerte aún.
Inmediatamente una seguidilla de disparos como provenientes de ametralladora, por lo repetitivo y frecuentes, y voces profiriendo gritos en distintos idiomas. Alcanzó a distinguir algúnas palabras tales como “Socorro” y “No me mate”, en inglés, seguido de disparos y chillidos de dolor.
Se quedó petrificada en la cama.- Que podía hacer?. Porque se habrá ido Seba?. Odio estar sola.-
Los gritos y ruidos de metrallas paraban solo por instantes para volver a percibírselos con mayor intensidad. Se oía un intenso movimiento de gente. Casi sin fuerzas y paralizada por el terror, se arrastró hasta la ventana. Movió apenas la parte inferior de la cortina -que había vuelto a cerrar cuando comprobó que llovía, porque no le gustaba ver caer la lluvia-, y pudo apreciar que en los jardines, rodeando el hotel, había unas 10 personas vestidas como si pertenecieran a algún ejército, y portando ametralladoras, todos encapuchados y apuntando hacia el interior del hospedaje.
Ella estaba en un segundo piso y podía ver claramente como esos hombres encapuchados se hacían señas y hablaban entre si, pero no alcanzaba a escuchar sus voces.
-Donde estará Seba, Espero que no haya alcanzado a bajar y se haya logrado esconder en algún sitio. Esto comenzó apenas él se fue o había pasado ya un rato? se preguntó a si misma, tratando de recapacitar y encontrar la respuesta. No podía recordarlo. Por más esfuerzo que hacía, no podía estimar cuanto tiempo había permanecido en la cama, hasta que escuchó el primer estampido.
-No,- dijo con un gesto como de auto consuelo,- recién había salido. Estoy casi segura -se dijo con aire de suficiencia. -No creo siquiera que haya llegado hasta el ascensor. O tal vez se haya escondido en el ascensor cuando escuchó el estampido y no se anima a salir o éste quedó trabado. O tal vez estaba bajando las escaleras como a él le gusta hacer, puesto que odia los ascensores porque le dan un poco de claustrofobia. Si!, -se dijo tratando de convencerse de lo que estaba diciendo. -Seguro se quedó en las escaleras y no se anima a moverse para no hacer ruido, para que no lo puedan oír. Seguro que es así. Ojala pronto pueda volver-.
Se alejó de la ventana y se volvió a la cama. Comenzó a escuchar golpes muy fuertes dado contra las puertas del piso inferior. Eran ruidos repetitivos, como si intentaran derribarlas., y parecía que lo lograban porque pronto comenzaron a escucharse los estrépitos que hacían las puertas al caer una tras otra, logrando oír además varias voces, pero sin poder reconocer el idioma. Dichas voces eran seguidas de disparos, de pasos y corridas. Luego todo volvía a repetirse en el mismo orden. Golpes, ruidos intensos voces y disparos. No sabiendo que hacer decidió esconderse debajo de la cama. Primero pensó en ir al baño, pero al llegar a la puerta la cerró, desechando en seguida la idea. Le pareció que debajo de la cama estaría más protegida. La manta que la cubría, llegaba hasta el piso, por lo que quedaría totalmente oculta.
Todo seguía repitiéndose una y otra vez. Sintió que las nauseas iban en aumento y no pudo evitar el vómito. El olor del mismo, la hizo sentirse peor y se desvaneció.
Nunca supo cuanto tiempo había pasado, se despertó con la cara apoyada en su vómito. El olor le seguía produciendo cada vez más náuseas.
Parecía que el ruido había cesado. Se asomó por una pequeña rendija que hizo corriendo la colcha. Vio que la puerta de la habitación había sido derribada.
-Dios mío!- pensó-, estuvieron aquí!. Por suerte no me vieron. Debo haber tenido un ángel cuidándome para que no se les ocurriera mirar bajo la cama. Abrió otra rendija pequeña en el lado opuesto y vio que la puerta del baño estaba abierta. Ella recordaba con claridad que la había cerrado cuando desistió de esconderse allí. –Evidentemente mi ángel guardián me ha estado protegiendo todo este iempo, desde que hizo cambiar de idea acerca del lugar donde esconderme.- No pudo evitar que gotas de sudor corrieran por su frente. –No era el momento de mi muerte. Dónde estará Seba que no vuelve?-
Decidió salir de su refugio, irguiéndose lentamente y con dificultad, sintiendo que sus músculos estaban agarrotados.- Debo haber quedado en una mala posición cuando perdí el conocimiento- se dijo recapacitando. Se dirigió al baño. Se lavó la cara y las manos y se puso la loción para el cuerpo que el hotel, ofrecía a los turistas. Eso, la hizo sentirse mejor.
Se planteó que era lo que tenía que hacer. ¿Porqué Seba no había vuelto, si parecía que las cosas se habían tranquilizado?. Casi no percibía movimientos y no se oía ningún ruido de golpe o de metralla. -Espero que no esté herido!- pensó con horror.
-No me puedo quedar sentada en la habitación sin hacer nada. Tengo que bajar. Tengo que encontrarlo a Seba.- se dijo con firme determinación.
Con un miedo infinito en su mirada y con las manos temblorosas, se puso un deshabillé y, lentamente, se encaminó hacia el hueco que había dejado la puerta al ser derrumbada. Se asomó muy lentamente. Vio que los pasillos estaban vacíos. Había dos personas tiradas sobre el piso, casi al final de uno de ellos, pero en seguida reconoció por la ropa que tenían puestas, que ninguno era Seba.
Fue despacio caminando hacia las escaleras, no se animó a mirar dentro de las habitaciones. Todas las puertas habían sido derribadas a golpes.
Se dirigió a las mismas muy silenciosamente con sus pies descalzos. Haciéndose de valor fue bajando los peldaños.
De pronto oyó voces. No tenía idea de lo que decían y no sabía en que idioma estaban hablando, pero le pareció que no era turco. Lo que si, pudo darse cuenta que eran órdenes por la manera de pronunciar las palabras. No se animó a seguir bajando. Se quedó sentada en el rellano de la escalera, hasta que oyó que las voces se iban alejando. Como le estaba pasando desde el principio de los acontecimientos, no pudo precisar el tiempo que había transcurrido desde que se quedó ene ese sitio.
Más relajada, volvió a armarse de valor y comenzó nuevamente a bajar los peldaños, muy lenta y silenciosamente.
Llegó al primer piso. Estaba vacío como el anterior. También podían verse las habitaciones con las puertas derribadas pero aquí, no había nadie yaciendo en el piso.
Las voces parecían oírse lejanas y en tono de conversación, por lo que se dijo a si misma que tenía que seguir bajando. Llegó a la planta baja y se encontró con mucho personal uniformado. No podía precisar si pertenecían al ejército o a la policía, pero ninguno tenía el arma desenfundada y todos hablaban con suavidad a las personas de civil. Muchos de ellos estaban vestidos con ropa de cama, -como ella-.
que paso con seba????
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