Matrimonio sin hijos
Adriana y yo, nos casamos por civil el 13 de Octubre de 1982 y el 16 del mismo mes y año, por religioso. Después de casarnos por religioso, vivimos en su casa, o sea en la casa de sus padres, pero para ese entonces solamente estaba viva su mamá; y en la casa vivíamos con tres de sus hermanos mayores: uno separado de su esposa, otro soltero y el tercero que estaba con su esposa y dos hijas. En total éramos 9 personas habitando en esa casa. La casa era grande y de construcción antigua con muchas habitaciones, y tendría más o menos unos 80 años de antigüedad.
Como es normal, el aceptarme en la familia, fue siempre un poco difícil para ellos. Una persona “extraña” que llega a vivir a la casa, es lógico que cause un poco de rechazo al comienzo de toda relación; esto es fácil de entender. Felizmente esto duro unos cuantos años, hasta que todos nos llegamos a comprender y aceptar unos a otro.
Nuestra relación matrimonial, en los cinco primeros años fue un poco difícil, por el hecho de que Adriana no podía salir embarazada. Recurrimos a muchos tratamientos para lograr esto, pero no se dio. El sufrimiento para Adriana era tremendo, ya que pensaba que podía irme a buscar hijos a la calle, esto implicaba que me tendría que haber buscado otra mujer para que me diera hijos.
En realidad, cuando yo me case, no tenía esa obsesión fija de querer tener hijos; mi intención, prioridad y objetivo, no era ese. Lo único que yo pensaba antes de casarme, era el hecho de compartir mi vida con la persona que quería, estar junto a ella en todo momento y nada más; los hijos para mí eran algo secundario, que llegarían en el momento que Dios quisiera; y al pasar los años y no darse este acontecimiento, lo tomaba como que era la voluntad de Dios y no me desesperaba por este hecho. Adriana no lo veía de este modo, así que tuve que hacerle ver que nada de lo que pensaba iba a suceder.
Siempre que tengo oportunidad de comentar este hecho, recalco que le doy gracias a Dios también el hecho de haberme hecho como soy, y ¿Cómo soy?, yo diría más bien, “como no soy”: No soy alguien que tenga un espíritu donjuanesco, no soy bien parecido físicamente; porque pensándolo bien, que hubiera sido de mi: músico, cantante, bien parecido y donjuán. Estuviera metido en mil y un problemas. Por eso le doy infinitamente las gracias a Dios que me haya hecho de este modo; porque así, puedo llevar una vida tranquila y ordenada.
En el año 2003, por fin se vendió la casa donde vivíamos; ya su mamá de Adriana había fallecido y solamente en la casa quedamos tres personas: su hermano soltero y nosotros. La casa quedaba en el Cercado de Lima, Urbanización Santa Beatriz, y pertenecíamos a la Parroquia “Cristo Rey” (digo que quedaba porque la casa ya no existe, fue demolida). Nos mudamos al distrito de Lince relativamente cerca de nuestra residencia anterior.
Al mudarnos al poco tiempo tuvimos que cambiarnos de Parroquia, porque ya pertenecíamos a la Parroquia “Santa Beatriz” del distrito de Lince. Para esto, ya conocíamos mucho antes, a unos integrantes de la pastoral familiar de dicha Parroquia, y al enterarse de nuestro cambio de residencia, nos invitaron a pertenecer a la “Pastoral familiar” de dicha Parroquia.
El trabajo pastoral en esta parroquia, era y es hasta la fecha, muy fuerte; muchas actividades se realizan en favor de las familias de la Parroquia, pero siempre el testimonio de la Pastoral es en relación, “como su mismo nombre lo indica” familiar: Papá, mamá e hijos. Nosotros no tenemos hijos.
Una de las actividades fuertes de la Pastoral consiste en dar charlas de preparación para el matrimonio, a jóvenes que están por casarse. Estas charlas se dan dentro de una jornada que se desarrolla el último domingo de cada mes, y en la cual a lo largo de todo el día, se vive un ambiente de compartir experiencias, con los jóvenes a casarse y los matrimonios de la Pastoral; con la supervisión de nuestro Párroco a la cabeza.
Como nosotros no encajábamos en las charlas, (ya que todo era en relación a la vida con hijos), se me ocurrió: ¿Por qué no dar charla, (en un pequeño espacio del día) de matrimonio sin hijos?, la idea les pareció buena, y fue así como se incluyo dentro del desarrollo de la jornada un pequeño espacio y testimonio de cómo afrontar una relación matrimonial sin hijos.
Nosotros nos sentimos felices de poder compartir experiencias tanto gratas como difíciles dentro de esta realidad, ya que podemos darles algo positivo, de tener en consideración a jóvenes que están por casarse; y que en un futuro no muy lejano en su relación, se podría dar este caso. No les decimos: “Ojala que esto no les ocurra” porque se podría pensar que es algún estigma que soportar; sino más bien: que si esto sucede, tengan la certeza que se puede llegar a ser feliz estando solo junto a su cónyuge. Porque al fin, lo hijos crecen, se casan, se van y se quedan los esposos solos como al principio.
Andrés Arbulú Martínez
buenas mire mi problema es k estoy casada con 1 chiko de argelia y no tenemos hijos pero el problema eske ninguno de los 2 trabajamos yo desde haze 5 años no estoy cobrando ninguna ayuda ni subsidio y mi marido tampoko ahora estamos viviendo con mi madre la cual cobra 1 pension de 500 y piko de euros y es alcoholica pero ella no nos puede mantener y nosotros no podemos seguir asi cuando vamos a la oficina del inem nos dizen k no tenemos derecho na nadaporfavor ayudame
Registro automático