La sencillez y la humildad
El músico que tiene la oportunidad de trabajar en diferentes sitios, en toda su trayectoria de vida laboral (como ha sido mi caso), tiene la posibilidad de conocer a diferentes tipos de personas; diferentes tipos de condición social, y económica. En lo particular he tenido experiencias, de amenizar reuniones familiares, tanto de personas de mucho poder económico, como personas de bajos recursos en lo mismo. Personas que hacen un sacrificio para agasajar a su ser querido.
Cierta vez escuché una entrevista que le hicieran al cantante y compositor Rubén Blades, y el habla algo, de este asunto. El creerse más que otra persona, no es exclusividad de los que tienen más dinero; esto es algo psicológico que se puede apreciar en todas las personas, y en todas las condiciones sociales. Esta afirmación la pude corroborar por experiencia propia.
En lo particular, (no sé si será una virtud o un defecto en mi persona), pero siempre trato de comportarme originalmente en todo lugar que me toca trabajar. Trato de ser yo mismo, así trabaje para personas de mucho dinero, o personas que carecen de este recuso monetario, y como repito, hacen un esfuerzo por agasajar a su padre, o su madre, en el día de su cumpleaños. La experiencia propia que me toca analizar en esta oportunidad, la viví de la siguiente manera:
En una ocasión, me contrataron para amenizar una reunión social en el club náutico de Ancón, y el comportamiento de las personas que me contrataron, siempre fue despectivo y con un poco de desprecio hacia mi persona. Se podría pensar, que por tener mucho dinero los miembros de dicho club, tengan esa manera de tratar a los músicos y personal de servicio; pero esto no es una afirmación lógica, porque después me contrataron para amenizar una reunión de la misma naturaleza, pero esta vez para el club náutico de Punta Negra, y el trato para con mi persona, fue completamente diferente. Todo lo contrario, las personas que me contrataron eran de la misma condición social, que la anterior, pero eran bien campechanos y amables conmigo. Parece extraño, pero este mismo fenómeno, (socio cultural), también se manifiesta en personas de bajos recursos económicos. Lo he podido experimentar de la misma manera. Las personas, se creen más o iguales que otras, tengan mucho o poco poder económico.
Ese aspecto psicológico de creerse más que otra persona, lo pude apreciar, (por la facilidad que tuve y tengo, de acompañar musicalmente a diferentes artistas en el canto) valga la redundancia en muchos artistas de nuestro medio; pero la apreciación paradójica, (si se quiere decir), es que cuanto más grande es el artista, más sencillo y humilde se muestra. He podido conocer músicos, de un extraordinario nivel profesional, y que siempre se muestran, humildes y sencillos. En cambio he conocido músicos mediocres, que se creen lo máximo. Los cantantes ni que decirlo. En el ámbito nacional; cantantes extraordinarios, que son bellísimas personas, y cantantes mediocres que se creen (la ultima Coca-Cola del desierto)
Lo que si me impresiono muchísimo, (en relación a este asunto), fue cuando acompañe con el marco musical de la peña “Charles y su Peña”, a un cantante internacional, que llegó a nuestro país, allá por los años 80. Soy sincero en decir que nunca tuve la oportunidad de acompañar musicalmente a artistas internacionales, como quizás lo hayan hecho algunos colegas, pero esta experiencia que viví al acompañar a uno de ello, fue impresionante e increíble.
El artista en mención, llegó a nuestro país y al alojarse en nuestra capital, el mismo pidió recorrer la capital, y conocer las noches de bohemia de nuestra Lima. Para suerte mía, llegó a parar a “Charles y su Peña” y al estar en dicho lugar, lo invitaron para que cantara una canción, a lo cual el acepto gustoso. En el descanso de la orquesta, se acercó al camerino, y compartió intercambio de ideas con los músicos en un momento; pero ese momento bastó para demostrar toda su sencillez y humildad; parecía que estaba hablando con un amigo de mi barrio, era absolutamente impresionante. El artista era nada menos que Dyango. Este mismo comportamiento, luego, me contaron algunos colegas (que si tuvieron oportunidad de acompañar a artistas internacionales) se manifiesta en Raphael.
La sencillez y la humildad, (es sabido para todos) hace más grandes a las personas, que ya lo son. Es razonable esperar que ciertos artistas, que son asediados por sus admiradores, se les pueda observar como “sobrados”, quizás por el acoso, pueden pecar de este defecto; pero hay grandes acepción, que pueden controlar esta situación y siempre pisan suelo, y se dan cuenta que son personas como las demás. Y, a todo esto, quisiera hacerme una pregunta: “¿Los candidatos a la presidencia de la república, se comportarán de esta manera?” ¡Yo, no!
Andrés Arbulú Martínez
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