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El "yo participante" y el "yo observador" en psicoterapia

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El "yo participante" y el "yo observador" en psicoterapia

Como seres humanos todos somos únicos y nos mostramos como tales: somos más o menos simpáticos, inteligentes, cariñosos, disciplinados, serviciales, etc. A esta parte de nuestra conducta es a la que llamamos nuestro YO PARTICIPANTE. Representa la identidad, simboliza “lo congénito” y “vive en la tripa”. Es nuestra parte más visceral y con la que nos expresamos libremente.

Las personas equilibradas son las que además de poseer un “YO PARTICIPANTE”, poseen una capacidad de disociación, de tal suerte que mientras actúan, hay otra parte de ellos a través de la cual se ven actuar. A esa parte disociada, pero activa, es a lo que llamo YO OBSERVADOR. Representa la conciencia crítica y la educación recibida. Es lo “adquirido” y “vive en la cabeza”.

Aquel que posee una buena integración-comunicación entre su YO PARTICIPANTE y su YO OBSERVADOR, es una persona equilibrada. Esos dos aspectos, deben ser capaces de trabajar en equipo permanentemente, para poder dar las respuestas adecuadas a la realidad que les toque vivir. Si hacemos la analogía con un ordenador, se trata de hacer una partición en el disco duro para poder “actuar” y a la vez “verse actuando”.

Para entender mejor este concepto, imagínate la siguiente situación. Te encuentras en medio del escenario de un teatro. Estas hablando con un amigo a través de tu “yo participante” y en el patio de butacas cómodamente sentado, está tu “yo observador”, mirando con juicio crítico toda la escena.

En un momento dado, comienza una acalorada discusión que finaliza de forma brusca. Te levantas visiblemente enfadado y abandonas el escenario. Al pasar por delante de tu “yo observador”,  este se incorpora y ambos abandonáis la sala. Por el camino, tu “yo observador” te empieza a hacer múltiples alegaciones y críticas, del tipo ... ¡ pero si es tu amigo y le quieres mucho! ... ¡ haz el favor de disculparte!...¡ no te da vergüenza ¡ Al llegar a casa, gracias al trabajo crítico de tu “yo observador”, repasas la situación y finalmente llegas a la conclusión de que no merece la pena haber discutido con tu amigo, por lo que decides llamarle para disculparte.

Este es un buen ejemplo del trabajo en equipo entre esas dos partes de nuestro YO. Lamentablemente, hay muchas personas que carecen de esa conciencia crítica y por lo tanto son personas que envejecen pero no maduran, porque cumplen años, pero no aprenden nada de su propia experiencia.

Ahora, es posible que te estés preguntando, si todo esto que acabo de contarte, tiene algo que ver con la psicoterapia o no. Pues tiene que ver y mucho.

En general, una persona que sufre, es una persona que está disociada (ver Ficha 1). El estar disociado quiere decir que o bien se carece de “yo observador”, o bien el que se tiene, es muy débil o insuficiente para ayudarle a salir de sus problemas.

Por lo tanto , la primera ayuda como terapeuta, consiste en “prestar” a todo paciente, a modo de muleta, nuestro yo observador. Cuando nos van contando lo que les ocurre, nosotros vamos observando y uniendo aquellas disociaciones que vemos claramente en su discurso, pero que para el paciente, son sencillamente imposibles de percibir.

En mi artículo “la realidad no existe, existen formas de ver la realidad” (Ficha 3) hablaba de que cada uno ve SU realidad a través de SU sistema de creencias y está ciego al punto de vista del interlocutor de turno.

Imaginemos que un paciente nos cuenta el enorme sufrimiento que le provocan las continuas discusiones con su mujer, a la que por otra parte, ama y no quiere perder. Se trata de aquellas relaciones que denomino “relaciones chicle” (porque siempre están a punto de separarse, pero nunca lo hacen). También las podemos denominar relaciones “ni contigo, ni sin ti”. Son parejas que parece que están unidas por una vara rígida de un metro, de manera que si uno se aleja, el otro va detrás, pero si el primero se da la vuelta, ahora es el otro el que huye. Se trata de estar siempre a “un metro de distancia”. Se mueven mucho, pero nunca pasa nada. Son parejas que se aman agrediéndose (volveré sobre ellas, cuando hable de los melodramas).

Sigamos con nuestro ejemplo. Cuando el paciente le cuenta al terapeuta la última discusión, este se da cuenta de que el paciente, es completamente ajeno a cómo con su actitud ( tono de voz, gestos, miradas, etc.), provoca lo que teme, que es seguir y seguir discutiendo con su mujer, en un ciclo sin fin. Se muestra absolutamente incapaz de integrar su “yo participante” con su “yo observador”.

Es en este punto, cuando el terapeuta le “presta” su “yo observador”. Le señala aquellos aspectos de su conducta (tono, miradas, gestos, etc.), que él tiene disociados y que son los que al descalificar a su mujer, hacen que esta reaccione con mayor rabia aún, perpetuándose el ciclo de discusiones y maltrato mutuo.

La psicoterapia breve integral planificada, tal y como la entiendo y práctico yo, tiene un componente didáctico nada despreciable. Siempre trato de enseñar a pescar al paciente y no pescar yo por él (esta es una de las principales perversiones de la psicoterapia). Entiendo que el paciente tiene que analizarse para vivir y no vivir para analizarse. Si no le enseñase a pescar, tendría un paciente para toda la vida (paciente beca) y eso sería muy lucrativo, pero muy poco ético.

Pues bien, cuando el paciente ha desarrollado o fortalecido, a través de la psicoterapia, su “yo observador”, es que el terapeuta ha sido capaz de “enseñarle” y transmitirle su propio “yo observador”. Es decir; mi paciente ya sabe “pescar” o lo que es lo mismo; el paciente ya lleva a su propio terapeuta en el interior, y ese hecho, le hace firme candidato al alta terapéutica.

Según esto último, juzgar por vosotros mismos, si es o no importante lo del “yo observador” en la terapia.

Permitida la reproducción total o parcial, siempre que se mencionen el autor y la fuente

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Acerca del autor

Eduardo Cabau

Comentarios
Sonia_Hdez 09 de Jul, 2010
0

Hola!

Hace poco he descubierto esta página en busca de artículos de psicología. De lo que he estado leyendo, los suyos en concreto me han resultado de gran interés personal, me surgen muchísimas dudas porque entiendo en concepto, pero la aplicación en mi caso concreto es más difícil, pero en fin, muy interesante.
Últimamente trabajo mucho mi yo observador, es un esfuerzo casi continuo, no puedes permitirte olvidarte de él, hasta que no sea un hábito y lo haga totalmente propio.. Pero como los resultados que se obtienen son tan beneficiosos para mí, merece la pena.
Me gustaría seguir sus artículos, pero no entiendo muy bien cómo hacerlo por orden, nombra los números de la fichas, pero no sé dónde encontrarlas, yo veo los artículos de otros autores mezclados con los suyos.
Bueno, no me enrollo más, darle la enhorabuena por los artículos, me están ayudando a poner una base en mi desarrollo personal actual, gracias.

Espero su respuesta,
un saludo

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