Algo breve sobre la Biblia
¿Qué relación existe entre las palabras: biblia, bibliografía, biblioteca, etc.? A primera impresión, nos damos cuenta que la fracción de las palabras en común es: “bibli”, pero ¿que significa este “bibli”?
Para entender nuestro idioma castellano, tenemos que tener en cuenta que casi todas las palabras castizas, provienen de un latín o de un griego. Entonces en lo particular para la palabra que nos interesa (porque hacer un análisis riguroso en este momento de este tema, sería muy amplio), “bibli”, viene del griego, que significa “libro”, y al agregarle la letra “a” la estaríamos convirtiendo en plural: “bibli”= libro, “biblia”= libros. Bibliografía = listado de libros, biblioteca = deposito de libros, etc.
La Biblia, no es un solo libro, es un conjunto de libros; tan distintos el uno del otro, como en cualquier biblioteca. En la Biblia hay libros de historia, de poesía, de cartas, de himnos, de refranes, de sermones, de crónicas; hay el registro civil de todo un pueblo y también el registro de la propiedad de ese pueblo.
Es como cuando leemos un periódico o diario. En él nos encontramos con: noticias internacionales, los editoriales, los anuncios comerciales, poesías, anuncios de cine o T.V., caricaturas, tiras cómicos, edictos judiciales, etc. Las noticias internacionales no tienen nunca el mismo sentido que un anuncio de cine o comercial, solo por estar incluidos en el mismo diario. Exactamente igual, un trozo de carta de Pablo no tiene nunca el mismo sentido que un salmo del Antiguo Testamento. Pretender dar el mismo sentido a toda la literatura que encontramos en la Biblia, sería tan absurdo como decir que un decreto del Gobierno tiene el mismo valor que un anuncio de cine sólo porque viene en el mismo periódico.
Lo primero que uno se debe preguntar al leer un texto bíblico no es qué dice aquí, sino ¿qué quisieron decir, cuál es la situación del autor del trozo que estoy leyendo? Exactamente lo mismo que cuando leo una fábula de Esopo-autor griego del siglo VI antes de Cristo-no me pongo a fijarme si es una zorra la que habla en la fábula y que las zorras no hablan, sino qué me quiso decir el autor de la fábula con la fábula entera.
Nosotros somos latinoamericanos, y estamos marcados por la cultura occidental. La Biblia fue escrita por judíos y para judíos. No basta traducir literalmente la Palabra de Dios, tenemos que saber qué quería decir eso que estamos traduciendo en la mentalidad con la que fue escrito. Incluso el Nuevo Testamento, aunque está escrito en griego, refleja la mentalidad judía. No es tan sencillo, pero tampoco imposible, comprender la Biblia, de este modo.
Para entender mejor esto, debemos tener presente muchos aspectos de los idiomas, por ejemplo: en el idioma hebreo, (que es para los judíos) no existen los superlativos. Para crear un superlativo debe reduplicarse la expresión. Cuando un hebreo quería decir "es el lugar santísimo" tenía que decir: “entre los lugares santos éste es el verdaderamente santo”. “santo, santo, santo”.
El idioma hebreo es un idioma muy pobre. En hebreo tenemos, a veces, para una misma expresión varios sentidos totalmente diversos. Un ejemplo clásico es la palabra "rœaj". "Rœaj" significa viento, brisa, soplo, aliento, vida, fuerza, movimiento, espíritu. Como podemos ver, "rœaj" significa cosas tan distintas como viento y espíritu. Lógicamente que hay mucho pan por rebanar en este aspecto lingüístico de la Biblia, pero que hay que tener presente siempre todos estos aspectos para poder comprenderla.
Algunas personas que no son católicas, nos dicen a nosotros los católicos, que adoramos imágenes de yeso, pero no se dan cuenta que ellos adoran a la Biblia. Si vamos a usar esta lógica, la tenemos que aplicar en los dos casos. Pero en realidad, no es así. Ni nosotros adoramos imágenes, ni ellos adoran a la Biblia, sino que estamos consientes de lo que representan estas cosas materiales. En el caso de la Biblia, tenemos que tener mucho cuidado, estudiarla como debe ser, y tener presente que la Biblia son libros de fe y razón.
Andrés Arbulú Martínez
Registro automático