El día internacional de la mujer
El 8 de Marzo, se celebra a nivel mundial el Día celebra día Internacional de la Mujer. En el 2010 el tema es: “Igualdad de Derechos, Igualdad de Oportunidades: Progreso para Todos”.
En este sentido el Presidente de Naciones Unidas Ban Ki-moon, ha hecho declaraciones al respecto, en el sentido de que: “La igualdad de las mujeres y las niñas, constituye un imperativo económico y social. Hasta que no se logre liberar a las mujeres y a las niñas de la pobreza y la injusticia – todos nuestros objetivos- la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible- correrán peligro”.
Y yo me quedo con la última frase: Progreso para todos. En una sociedad en la que todos cuentan como parte sustancial en su hacer y su quehacer, ni las mujeres, ni las niñas pueden quedar fuera del entramado de reconstrucción de las sociedades, por el contrario, la inclusión de este género en la sociedad, es indispensable, como un agente de cambio que es imperativo para el progreso y desarrollo social y humanitario.
Progreso para todos. Significa redefinir quienes “somos todos”. Todos en un término genérico, somos la totalidad de los seres que habitamos en este planeta. En este sentido, significa que Juanita, Petra y Anastasia, cuentan en esta construcción social. La construcción es un abstracto, quienes la componen somos las mujeres, hombres, niños, niñas, adolescentes y ancianos que habitamos en esta aldea global. Quienes dejamos la vida, las experiencias y también los sueños y anhelos para un mundo mejor.
Evidentemente nuestra apreciación depende de la percepción. Cómo percibimos el mundo, de acuerdo a lo que nos ha tocado en suerte vivir. Sin embargo, si ponemos un poco más de sentido común y de una unión con todos los seres humanos, todos contamos para hacer de este, un mundo mejor.
El Día Internacional de la Mujer, es un simbolismo que permite repensar las formas y maneras, en las que la mujer se inserta en la vida social y privada. Desde hace muchos siglos las mujeres han ocupado un lugar muy importante en la historia, quizá no reconocido, pero su papel ha sido determinante en los cambios sociales y en la conformación de la vida como hoy la conocemos.
Es difícil tratar de comprender a las mujeres de antaño. Unidas a sus hombres que fueron elegidos por sus padres. Sin embargo, no había opciones. Vivir en matrimonio en una familia digna, de respeto y junto a un hombre, que les diera seguridad, posición social, aprecio y estatus.
La historia de la mujer siempre está ligada al mundo privado. Al entorno familiar y a las diversas actividades que tienen que ver con la crianza, la casa y los hijos. Pareciera que la maternidad las ha consagrado a un nicho en el que su hacer es importante, en la medida de que capaz de proveer cuidados.
Tan es así, que durante décadas la vida de las mujeres estaba dirigida hacia las profesiones principalmente de ayuda. De tal manera que sus acciones en lo social estaban regidas por el trabajo social, la enseñanza, curanderas, enfermeras, etc.
Posteriormente las alternativas fueron abriéndose; por supuesto no sin resistencia y valores a desafiar. Al ser catalogada como la parte fina y sensible. Sus labores creativas en el bordado y en la costura dentro de la vida familiar, se inicio un espacio por ejemplo, hacia las artes. Un camino más para los oficios, para dar a conocer sus talentos.
Afortunadamente los roles, el movimiento social y las condiciones históricas se han modificado, por tanto el rol de hombres y mujeres también ha sufrido también transformaciones. Cada mujer y cada hombre es necesario que se ajusten a sus épocas. Lo que en un momento fue válido para hombres y mujeres, no necesariamente prevalece en el tiempo.
Los seres humanos somos personas dinámicas, en constante evolución, por tanto las sociedades, que son conformadas por nosotros, también llevan su propio proceso de crecimiento. Frente a cada cambio existe una resistencia. Algunas veces pasiva, y en otros, activa y de confrontación.
Durante mucho tiempo la mujer ha sido considerada como la proveedora del hogar. Cuántas mujeres lucharon por tener una posición diferente distinta. Algo que las hiciera vibrar en su ser. Nada sucede por casualidad. Muchas mujeres y hombres visionarios han luchado para que la mujer tenga un papel distinguido, valorado, y el reconocimiento jurídico en el mundo de hoy. Muchas luchas se han realizado en este contexto.
Así que Progreso para todos. Significa y da cuenta de que tanto hombres como mujeres somos iguales en cuanto a derechos y obligaciones frente a la ley. Pero si reflexionamos un poco más, la realidad es que no somos iguales. Las mujeres centramos nuestras prioridades en torno a la prole, la proveeduría doméstica y mucho más. El hombre se encarga de ser un proveedor de las cosas materiales, pero en general, poco está con los hijos y sus problemas en el entorno familia.
Ni bueno ni malo. Evidentemente ha habido un cambio. Cada día los padres se involucran más en la crianza de los hijos. Están atentos a las necesidades de sus vástagos. Pero lo que sí parece una realidad es la manera en que cada uno de los representantes de la pareja, en las familias, considera que es la asignación de las funciones que a cada quién le toca desempeñar. No me parece que exista una crisis de valores. Lo que creo, y estoy segura, es que hay una confusión en la asignación de roles.
¿Quién hace qué y cómo la hace?
Cuando los roles estaban muy bien definidos y las estructuras sociales también. La distorsión no tenía lugar. Así era y punto. No había cuestionamientos. Sin embargo, muchas mujeres decidieron no seguir con un destino atado sólo al mundo privado y a la maternidad. Al reconocer sus propias necesidades, deseos y anhelos. Luchan por tener un papel en el mundo público. Por supuesto, que al moverse ellas, todo tiende a modificarse. La estructura familiar, la social, la laboral, la escolar. Pero también es cierto, que independientemente de sus anhelos, muchas salieron a trabajar para compensar junto a sus hombres el gasto familiar. La Revolución Industrial da cuenta de ello.
No sólo las mujeres se incorporaron a la fuerza laboral junto a sus hombres, también los niños en cuanto su edad lo permitía. Pero existía una demanda para ello. De manera que las circunstancias sociales también abren el espacio. Las mujeres se inician entonces en la experiencia de ganar dinero. Al ser su trabajo remunerado empiezan a comprender el poder de generarlo, de tenerlo, de poseerlo. En estas líneas parece muy sencillo decirlo, pero el contexto psicológico y social que enfrentaron en aquel entonces no era del todo favorable. La posibilidad de generar dinero, poder adquisitivo poco a poco va permeando en su psicología para distanciarse de un destino de dominio de muchos, muchos, años.
A la mujer pasado los siglos ya no le conforma con ser un ente social que sólo es definida como aquello a lo que pertenece: Ser la hija de, la hermana de, la esposa de y la mamá de…
Se inicia entonces, un rejuego de fuerzas, de roles, de funciones, de poder. Las frases en el lenguaje popular son muy sabias porque representan lo que se vive en lo cotidiano: El que paga manda. Yo soy el que gana, yo soy el que dice como se distribuye el ingreso. Dinero es poder. Yo tengo, yo puedo.
Las mujeres empiezan a reconocerse a sí mismas como personas diferentes, distintas, de otro que es mi padre, mi marido, mi hijo. Por supuesto que no dejo de reconocer que no hablo de todas las mujeres… muchas que han decidido en el mundo de hoy, dedicarse a la crianza a las labores del hogar están en lo correcto. Otras no tienen opción, aunquequisieran hacerlo no pueden, sus condiciones históricas y sociales las obligan a enfrentar problemas distintos. Y de alguna manera, es valioso, sus decisiones pesan y cada quien construye su presente y su futuro.
Progreso para todoses tomar la decisión de contar y de ser escuchadas en el mundo del siglo XXI. En este progreso para todos, el factor más importante es el de la posibilidad de elección con la que hoy contamos las mujeres: participar o no participar en la vida social, cuántos hijos tener, trabajar o no, decidir vivir en pareja o tal vez, tener vocación de soltería, también dedicarse al hogar es una decisión apremiante.
Ampliar este abanico de posibilidades para el progreso de todos, y de las mujeres y las niñas es una gran posibilidad. La mujer evidentemente tiene una historia dentro de la vida social. Pero quizá lo más importante es la vigencia que esta historia conlleva a la vida individual. A la de la existencia. A la de la propia manera de estar en el mundo. Y ahí es donde me parece más allá de las conquistas sociales, la importancia de que las mujeres se den cuenta de su poder de decisión.
El ejercicio de este poder de decisión en sus vidas. Muchas mujeres de siglos anteriores no hubieran soñado con lo que las mujeres de hoy en día tenemos y podemos hacer. Esta posibilidad de elección y decisión no ha sido gratis. Muchos hombres y mujeres han luchado para que así sea. El hombre como pieza fundamental de este proyecto es innegable. Son hombres y mujeres y grupos sociales que han participado activamente en el tema de Progreso para todos.
Este poder de decisión, de elección y progreso también cuenta con responsabilidades que requerimos asumir, y replantearnos, la vida, nuestra vida y circunstancia:
¿ Qué queremos ?
¿Cómo lo queremos ?
¿Para qué lo queremos?
Este ejercicio de poder de decisión,no necesariamente nos lleva a confrontarnos. Las condiciones históricas así han sido… El hombre es el hombre y la mujer es la mujer. No desperdiciemos todos los momentos por querer tener un papel que las mujeres de hoy en día ya lo tenemos. Pero sólo es cuestión de asumirlo. En muchos círculos la mujer quiere ejercer el poder de decisión en la confrontación con el hombre. Sí retomamos la frase Progreso para todos. La confrontación no tiene lugar, mejor sumemos nuestros esfuerzos, para integrar a quienes están afuera aún de esta inclusión.
Y me parece importante destacar que el mundo de hoy, cuenta con posibilidades de trabajo y de acción para este progreso que nos corresponde a todos: hombres, mujeres, niñas, Instituciones, Gobiernos, porque todos somos todos…
La convocatoria para redefinir nuestro papel como mujeres en la sociedad es una condición que requiere de nuestra participación y en aportar nuestro granito de arena en lo que nos corresponde. El mío es la calidad de vida emocional y promover el cambio mediante talleres y cursos que llevan a empoderar a las mujeres desde su condición personal.
Gracias por leerme, sí los temas tratados en esta columna le interesan, escríbame y si no, también…
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Ana Giorgana
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