El mototaxismo, situación de múltiples componentes
Transportarse de un lugar a otro ha sido una preocupación de los ciudadanos en todas las épocas tanto en las áreas rurales como en las urbanas. En el campo el recurso convencional ha sido recurrir a los animales y en la ciudad a cualquier medio de locomoción que ayude a salvar las distancias cada vez más grandes. En las áreas urbanas de Colombia el transporte ha sido siempre difícil de manejar y se ha prestado por todos los medios posibles e imaginables: desde el antiguo tranvía de Bogotá hasta el moderno metro de Medellín; desde los grandes buses destartalados de cualquier ciudad hasta el Transmilenio de la capital; desde los microbuses hasta el automóvil particular; desde las bellas bicitaxis de Tolú hasta las ciclotaxis del barrio Simón Bolívar de Barranquilla o de Uribia y Hatonuevo en la Guajira; desde las camionetas de Maicao hasta los colectivos de Riohacha.
Los medios de transporte anteriormente citados han prestado su servicio de manera formal o informal y, con inconvenientes incluidos, han servido para que los habitantes de pueblos y ciudades se desplacen hasta su destino.
Sin embargo desde unos años para acá hizo su irrupción el mototaxismo, consistente en el transporte de un único pasajero (a veces más) en la parrilla de la motocicleta por el pago de una tarifa similar a la de los buses urbanos pero en todo caso inferior a la de los taxis. Los pasajeros toman una moto buscando por un lado economía y por el otro un menor tiempo desde la espera hasta la llegada al lugar a donde necesita ir. Al tomar este particular vehículo se decide por la economía y la prontitud aunque deba renunciar a la comodidad y a la seguridad.
El mototaxismo se ha convertido en un problema serio para las ciudades colombianas hasta el punto de que el 4 de septiembre del 2006 gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez expidió el polémico decreto 2691 por el cual se dictan medidas para controlar la prestación del servicio público de transporte en motocicletas, El decreto peca por considerar solo uno de los ángulos del problema (la organización del transporte urbano) que, como lo sugerimos en el título de este editorial tiene varias y diversas aristas.
En primer lugar el mototaxismo es un problema de salud pública si se tiene en cuenta los altos índices de accidentalidad de quienes se movilizan en estos vehículos. Sin la protección que brindan los automóviles o los buses, el conductor o pasajero de moto está expuesto a todos los riesgos posibles; por esta razón un accidente que en otro vehículo solo produciría heridas leves, en éste termina causando lesiones de gravedad y, en muchos casos, la muerte.
En segundo lugar es un problema de orden social. Aunque no hay cifras exactas se calcula que una buena parte de las casi dos millones de motos que circulan por las calles y carreras de Colombia están dedicadas a este negocio de subsistencia. Es de anotar que cada vehículo representa un ingreso, el único, para el conductor y otro (no siempre el único ingreso), para el propietario. La gran cantidad de personas (no solo hombres) dedicadas a la actividad del mototaxisamo es un nuevo motivo para pensar en la gravedad del problema de la desocupación en Colombia y especialmente en la Costa Atlántica, así las cifras oficiales sean cada vez más alentadoras.
En tercer lugar es un fenómeno con un componente económico bien importante. El parque automotor creció notablemente en todas nuestras ciudades y pueblos Pero más motocicletas en poder de los conductores significa también más venta de repuestos, más talleres, más mecánicos. En fin, encontramos aquí un elemento dinamizador de la economía con su respectivo efecto multiplicador.
El caso no es tan sencillo y por lo tanto no puede ni debe resolverse con un decreto señalando prohibiciones y multas. La solución debe ser integral e incluir por lo tanto la atención y prevención de la accidentalidad; el control del tránsito, afectado por el exceso de vehículos de dos ruedas; soluciones al delicado tema del desempleo y consideraciones que no dejen de lado las dimensiones económicas y humanas que ha adquirido el asunto.
Como se ve, el mototaxismo es un problema de fondo y debe tratarse como tal.
Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso periodista y escritor colombiano, vinculado como docente a varias universidades colombianas. Es autor de cuatro libros y coautor de otros tres en los que se aborda el tema del liderazgo, la ética y el Desarrollo Humano. Con frecuencia es invitado como conferencista a congresos, foros y otros eventos académicos. Póngase en contacto con él a través del corrreo alejandrorutto@gmail.com o llámelo al celular 300 8055526. Visite su página www.maicaoaldia.blogspot.com
Lo bueno que vaya a hacer hoy, hágalo bien, por usted, por su familia y por su país. ¿Ya leíste Maicao al Día?
me parece bacano el articulo sobre el mototaxismo. xq dice la realidad y muestra como son las cosas ademas xq el mototaxismo como bien sabemos nace x la falta de empleo...y a cual ahora de este trabajo se estan beneficiando muchas familias q aunq es muy poco lo q se gana sirve para el sustento de las mismas...pero eso no quiere decir q no hay q legalizarlo claro xq asi estariamos ayudando al progreso de colombia...
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